La Península Ibérica y las islas Canarias y los territorios circundantes están más que avisados. La tormenta perfecta, la bomba meteorológica, según las felices palabras de la prensa, está al caer. Ya, es como una igual de perfecta que hubo en 2009 y que dejó víctimas y destrozos, pero en 2009 no teníamos refinado el temita aunque ya sabíamos lo de la ciclogénesis explosiva. Y, a todo esto, cae este sábado. Espero que de mañana temprano no sea, porque primero saldré a correr dos o tres horas y después viajo en coche.
Vamos a ver, no es que ahora le tenga pavor a conducir con viento y lluvia. Tampoco le veo inconvenientes a ser protagonista de los telediarios al haber salido disparado, arrastrado por el viento, y revolotear desde Alcobendas hasta -pongamos- Ajalvir para caer despanzurrado contra una luna de un C3 de la Guardia Civil y joderles la cámara oculta. Es más que otra cosa porque estaría todo el fin de semana encerrado en casa y las cabritillas se vuelven locas. Ya se sabe con las ciclogénesis.
De todas maneras, ¿a qué nos enfrentamos?
Una ciclogénesis normal, explosiva ella, trata de la unión perfecta de masas de aire borrascosas. Lo peligroso es la ciclogénesis paranoide o fenómeno de Chorlington-Parrs. Este espantoso fenómeno se salta todas las tablas de medición de barbaridad meteorológica en tiempos de abulia periodística, se tira contra el ameal de paja del pánico de los ciudadanos gorrinillos y que imploran piedad al cielo tras las cuatro primeras gotas, y gira sin parar sobre su propio vórtice, que se queda anclado precisamente sobre un decathlon. Ahí se acumula la cosa explosiva catatónica esquizoide y las masas enfurecidas se abalanzan contra los mostradores en busca de ropa para soportar temperaturas de hasta -40ºC y escalar el Kanchenjunga, y las zodiacs o cualquier otro asidero flotante del que tirar ante las apocalípticas inundaciones.
Aunque el decathlon esté a 720m de altitud sobre el nivel del mar y en un cerro con 40m de desnivel.
Aunque sea más peligroso el colesterol.
Aunque las diosaz 400 nos aprieten por comprárnoslas media talla cortas.
Aunque el llover es la base del regar y del limpiar el aire.
Aunque la televisión y la prensa tengan temas suficientes para asustar al sedentario panzón con: el desempleo, la trilita de Pedro Jota Ramirez, Rosa Díez, el precio del crudo, los transgénicos, el estancamiento de los precios de la vivienda y la escasez de dorsales para las carreras populares.
Pero no. Un par de veces al año nos tocan las ciclogénesis y el sorteo de navidad y los atascos producidos por las nevadas. Es el peaje del cambio de año. A aguantarse si no nos da para ir a vivir a Ragusa, Sicilia.
Una Tormenta Perfecta,
pero sin Clooney, el galán,
va a darnos tela de guerra
como muestra el Meteosat.
Guarden todos las sombrillas
y sujeten bien los toldos,
eviten cualquier salida
y encájense bien los gorros,
traguen si pueden saliva,
eviten montar en moto…
desde el gobierno te avisan:
no vayas a hacer el tonto.
El sábado y el domingo
no serán días de campo
pero piensa en positivo
que no todo será malo:
puedes volar la cometa
(si no te vuela ella a ti),
puedes secar tu melena
con sólo sacar así
un poquito tu cabeza,
puedes ya ponerle fin
a todo lo que deseas
con sacarlo así a la calle…
y lo verás mientras vuela
(mas no es muy recomendable
que lo hagas con tu suegra),
El ciclón se llama Xynthia,
un nombre que a mí me suena
a esa profesión bíblica
que María Magdalena
practicó toda su vida.
Pero lo que a mí me arredra
no es el nombre que reciba,
es Fernández de la Vega,
afirmando convencida
que se han tomado medidas
y se ha previsto la alerta.
“¡Cierra bien las puertas, niña!
¡Atranca bien las ventanas!
¡Prepara los salvavidas
y ten a mano la barca!
Porque si el gobierno afirma
que estamos bien preparados
yo me siento atormentado…
¡Sin pecado concebida.
El fin del mundo ha llegado!”
27 febrero 2010 | 01:15