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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Los pelos y los culos (ensayo abúlico sobre moda y anthropos)

Imaginería antropomórfica de la moda del centro y periferia de las conurbaciones españolas, más o menos. Comencemos con que los pelos y los culos son el espejo del alma y de los culos, respectivamente. Y hace ya tiempo que vengo observando que las posaderas están o no están, más bien diría que o están o se ocultan. Esto no es nada nuevo; la moda tira para lo alto y lo bajo, y las vergüenzas del personal disimulan o exhiben con desproporción si la cacha sirve para ser mostrada. Entiendo que todo esto no le preocupe a nadie pero la cosa adquiere tintes de gravedad si añadimos las caras y las coronaciones a este debate. Y me apoyo en una observación geográfica de la moda o de su ausencia.

O, puesto de otro modo, y strictly speaking a partir de una observación mal hecha, parcial, falsamene empírica y todo lo que queráis, en el centro de las ciudades y en sus periferias no se lleva igual el culo. Ni la cara.

Partamos de la periferia. Un Navalcarnero o un Alcobendas. 18.03h. Salida de un supermercado de barrio o concentración de jubilados o paseo por uno de esos centros históricos sin nada que mostrar. ¿Por qué esas caras y esos peinados y esos gestos? Arriba, de gala, abajo, de combate o de diario. Pelos cortados por el estilista de Lina Morgan, tinte que va desde el color albero al melaza, madres retacas que acentúan su vaivén a la compra con parkas sintéticas, pantalones de chandal, y padres que añaden al jersey granate de pico una camiseta gris interior de cuello vuelto (¡papá!), el tergal y la sudadera de forro polar y uno ve que no, que la tela no cubre, que no cuelga con gracia. Asumiendo que el español está relativamente mal rematado y que la española es bajita y culona, ¿quién recomienda a los mayoristas de ropa incidir en la chupilla o sariana o cazadora de sindicalista o parka del Alcampo que no cubre el culo? ¿Son ganas de hacer pasar frío al paisanaje?

Pues sí, estas cosas son las que me traen a morir. Esto y estos caretos y hechuras.


El centro. Cosmo centrípeto y sumidero de pelos de los lavabos y los botes sifónicos. Si, ya, pero las telas tienen otro corte, la gente que habita y no solamente va a ver las luces de navidad y las manifestaciones de los obispos. ¡Qué coño! ¡pero si hay segregación de los culos entre las de las pancartas de la trincoderecha y los lacados asesinos y sus homónimas arreglás para la ocasión!. 

Pero los culos, o se muestran como toboganes por donde se deslizan los paños o, de otro modo, son ocultados con suficiente corte de patrón. Si los culos terminan en las piernas más o menos dignamente, incluso, se redondean con leotardos o vaqueros ajustados y se sacan a pasear.

No sé, creo que mirar el bullarenque de los españoles da mucho de si y esto se está desaprovechando incluso a efectos pseudocientíficos. Si a esto le sumamos lo que ocurre en el extremo superior derecho, o sea, donde la raya del peinado o el recogido, tenemos unas pavorosas diferencias. ¿Está prohibido peinarse con gracia en los Alcorcones o los Algetes?

Porque lo parece.

5 comentarios

  1. Dice ser PabloNSN

    Muy buen tema de reflexión, y excelente punto de partida el tuyo para la investigación sosegada y el debate sociológico… (Por cierto, que en las carreras y maratones populares, es casi lo único que se puede mirar, los bullarengues de los participantes (lo escribo con G al modo de Siniestro Total con quienes aprendí el término): corriendo es muy difícil mirar a los ojos de la gente).

    10 febrero 2010 | 10:31

  2. spanjaard

    Ah, el debate. Qué cosas tiene.
    Salud, Pablo.

    10 febrero 2010 | 10:37

  3. Dice ser Yoku

    No mires a los culos de la gente, desconfía, siempre mienten.

    (La medicación que te ha recetado la tía puta ésa, no te está haciendo bien).

    10 febrero 2010 | 14:32

  4. spanjaard

    Quita quita, Yoku, estoy de un pedo tremendo. No sé incluso si probar a salir a correr con la que llevo encima. ¿Correr? ¡¡Mejor volarrrrrrrrrrrrr!!

    10 febrero 2010 | 16:10

  5. Dice ser Juan Pedregosa

    Te he intentado encontrar una digresión de Javier Marías sobre los pantalones clásicos «a la española» (de españoles mal rematados), esto es estrechos, bajos de talle, especiales para culos respingones. En ese caso no había diferencia entre pantalones de centro y pantalones de periferia. Él los comparaba con los ingleses, más altos, más amplios. Era realmente divertida, pero no la localizo.
    Por cierto, la fantástica palabra bullate es de origen caló.

    12 febrero 2010 | 11:58

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