Franco

Subsumido ando por la resolución del TSJV alrededor de la implicación de políticos del PP en supuestos delitos (58 folios ha usado uno de los jueces, nada menos, para argumentar que no hay relación causal entre que te regalen algo y que tu benevolencia sea recíproca). Y este palo en los lomos de la credibilidad llega en una semana en la que ETA asesina por partida doble y aquí ya empieza todo a apestar a viejo y a franquista, por ambos bandos. Lo que hemos ganado, si hemos ganado algo, en 30 años, a tomar por culo. Por añadidura, un compañero de fatigas me ha regalado un doble CD con los éxitos de Franco. De Battiato.

Battiato, votante radical, es un tipo que esparce por sus letras las formas de amor pre-alejandrinas, Cine de Eisenstein por la revolución, cortesanas libias, balineses, derviches turcos, música balcánica, el estrecho de Messina, y por la tierra de los torreznos andamos con lo de las naciones oprimidas. Caballeros, que estamos en 2009. El otro día estaba con Alfonso, amigo mío hasta las trancas, que se cabreaba porque sigamos con las hostias de la liberación de los pueblos y, entre ellos, esté el debate sobre el vasco. Por cierto, una de las razones por las que IU-EB es un potaje sin rumbo y sin sitio.

A muchos izquierdistas los veo sensibles con la cosa de la bandera y del territorio y el sentir nacional. Deberían escuchar a Franco (Battiato) y ver cuánto se pierden por anclarse en las caras internas de su polígono nacional. Digo yo que cuando tengamos resuelto lo de los derechos básicos de las clases sociales, podremos mirar a ver qué pasa con los derechos sentimentales de reconocimiento como pueblo. Un trabajo o una vivienda dignos es un derecho humano, concepto/etiqueta muy, muy delicada. La capacidad de convertir una manifestación nacional en un derecho humano es un paso chungo y que ha dado a la humanidad más hostias que beneficios. Y entonces tenemos la bronca montada.

Circulan aún más despacio los trenes de Tozeur…

Battiato no tuvo arrestos de meter párrafos completos de Marx en sus canciones. Sí puso música a unos cuantos conceptos, como el de las luchas entre pueblos («La presencia de la artillería en países meridionales / unidos en la lucha extranjera bajo el reino de las Dos Sicilias»). Comprometen menos pero claman de una manera más leida y romántica. Y en nombre del romanticismo se trillaron muchos campos en la Europa de 1848, y es que hasta la obra de Engels y de Marx debía demasiado a su entorno temporal. Pero nunca por eso dejó de estar claro que los obreros están unidos por su esencia, y nunca separados por fronteras. Quizá tuviera razón aquel que decía que ‘Cuando […]se cambia de la esfera política a la cultural, […] se es abandonado a la influencia de un nacionalismo burgués agresivo que adormece las mentes de los trabajadores, los desune y convierte en imbéciles con el propósito de que la burguesía acabe liderándolos’. Me voy a comer, que me falta oxígeno en el cerebro. Abrazos y mañana contaré qué tal me ha sentado oxigenarme por las crestas del Guadarrama.

Nota. Yendo más allá sobre la esencia de los derechos a la autonomía nacional, Lenin (en LEWIS, T. ‘Marxism and Nationalism’, International Socialist Review Issue 13, August-September 2000) denunció también este enfoque baueriano del marxismo, como ‘un mero disfraz de las desigualdades nacionales en un intento de luchar con nacionalismo con más nacionalismo’. Releyendo estos trabajos con la perspectiva de lo poco que están logrando los nacionalismos frente al supuesto problema de los ‘otros nacionalismos, los opresores -como el español’, yo me he preguntado muchas veces sobre qué pinta el nacionalismo en el internacionalismo marxista en toda Europa. ¿Dirigió alguien el debate para intentar meter con calzador las aspiraciones de los ‘pueblos’ contra las divisiones evidentes en una esfera capitalista?

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