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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Rembrandtpark

[Fragmento biopic, II]

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“Para una información más detallada, contacte con nosotros por teléfono…” Perfecto. Todo en neerlandés. Las primeras semanas de gestiones tras llegar al país, a pesar de la ayuda de compañeros y del departamento, eran darse de porrazos con una masa gigantesca de arcilla. El agotamiento era el postre de cada cena. En la titánica solución de quién podría más yo llevaba todas las de palmar. La burocracia contra la acracia. Ajax 1, Spanjaard 0.
El hábito, la necesidad, la dependencia, cada día eran mayores. Para quien no esté habituado a terminos deportivos, o a sobarse el morro a diario contra el cansancio con más cansancio, parece que la generación de endorfinas durante esto del correr es tan grande que el cuerpo pide su metadona en cuanto la echa de menos.
En este caso no se trataba de la Vreemdelingpolitie, la policía de inmigración. Era el registro donde me debían dar un papel para poder encarar a los de vivienda. Voor een nadere… increíble. La ansiedad insana del necesitado sonaba en mis oidos y me dejaba sin aire. Viernes, cuatro de la tarde y todo servicio de la ciudad es diversificado a través de innumerables líneas de atención telefónica.

-Esto funciona porque tiene que funcionar, porque Alá es poderoso –le duele a Ismael, que lo ha sufrido también en sus propias carnes. Isma es otro investigador perdido en la ciénaga. Sus drogas y las mías son opuestas y, sin embargo, ambas nos resultan necesarias. El flota; sólo así, dice, encuentra la inspiración para pegarse con la genética de las plantas. Pero somos complementos necesarios, nos debemos mutuas rondas de tortillas, de cerveza, de siestas en la hierba salvaje de Rembrandtpark, el parque del tapón oeste, por donde se le escapa el aire al centro noble de Amsterdam.
-No he visto cosa igual, luego dicen que la Administración española es lenta.
-Los mitos, tío –me deja caer.
-¿Tienes pensado sesión de porros y renacimiento para el fin de semana que viene? Necesito escaparme. Una carrera, o algo.
-O algo. De esas de cuarenta kilómetros
-Pues ya tengo ese “o algo” en mente y me costará un poco más. Pero sí. Es de esas. Son sesenta.
-Te acompañaría pero me da la risa. Y no es la maría.
-Qué va – Pasó una corredora en diagonal por esa senda al lado de la que nos solíamos poner en tiempo soleado. Por un camino trazado por paseantes y reciclado por las bicicletas. Un día me dí cuenta que en Holanda la gente sale a hacer ejercicio sola. No quise saber por qué.

E Isma se quedó pensando con la mirada atravesada entre tres torres que cortan Rembrandtpark hacia la autopista que circunda Amsterdam, hacia los barrios más nuevos del oeste, por donde viene un aire húmedo y molesto; Isma parecía una versión de Aluche del hijo del Dalai Lama, como viendo los átomos de brisa marina flotando alrededor de su nariz, bizqueando ligeramente para enfocar hacia la nada, hacia aquella corredora que se alejaba y que le hizo despertar de su balsa. Refrescaba. Me recorrió un escalofrío que comenzó en los riñones y subió hasta salir despavorido por el cuello. El frío de la hierba de Rembrandtpark se me había instalado en los pantalones y me había paralizado por completo.

4 comentarios

  1. Dice ser Marc Roig Tió

    Me acuerdo del Rembrandpark. Cuando ya me cansaba de dar vueltas al Vondelpark añadía esta extensión al entrenamiento y el sumum de los parques era empezar en Vondelpark para enlazar con Rembrandpark y llegar a Erasmuspark, un minúsculo y oscuro espacio verde que pocos conocen.

    28 mayo 2009 | 17:17

  2. Dice ser Bandoneon

    «Un día me dí cuenta que en Holanda la gente sale a hacer ejercicio sola. No quise saber por qué.»

    Esa es la unica pregunta que deberias haberte hecho.

    28 mayo 2009 | 17:53

  3. Dice ser spanjaard

    Marc, de Erasmus hacia arriba llegabas a Westerpark. Es como una longaniza que comunica la zona de oficinas de Sloterdijk, que huele a nuevo, a lluvia y a soledad y la zona de Haarlemmerstraat, una de las calles viejas viejísimas de la ciudad. La ruta que circulaba paralela al antiguo canal al Atlántico.

    Bandoneón, un día me dirás por qué no colocas tilde en la ‘ó’.

    28 mayo 2009 | 19:26

  4. Dice ser Marc Roig Tió

    Creo que a Westerpark también llegué. De hecho, me acuerdo que en mis inicios de no entender holandés me preguntaba porque el Oostepark estaba al este (es que yo lo traducía como «parque del oeste», jeje).

    Qué de parque tiene Amsterdam.

    01 junio 2009 | 18:25

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