20 de Abril. Por fin ha llegado. Are you running London? ¿Mapoma está en cada esquinita de tu casa?
¿Llevas tres días con dolores conocidos pero que te da miedo reconocerlos ante tus familiares? Bien. No hace falta que pidas cita con el traumatólogo, ni con el psiquiatra o el urólogo. No te van a solucionar mucho. Estás ante los síntomas surgidos porque llevas dos meses entrenando como un bellaco, no le preguntes a nadie por qué, y el próximo domingo te enfrentas a una carrera que no puedes controlar. Lowecraft escribió que «la emoción más antigua y más intensa de la humanidad es el miedo, y el más antiguo y más intenso de los miedos es el miedo a lo desconocido«. Pues bien, en tu caso, ni correr maratones es un mito legendario al que la Humanidad se enfrenta desde la sombra de los tiempos, ni correr 42.195 metros traspasa una frontera tras la que la Ciencia ni la religión hayan podido perderse. En resumen. Estás cagado por una irracional idiotez.
La descarga de hidratos está produciéndote un hambre atroz que ni mil filetes sacian. Echas la culpa de los calambres nocturnos a la deshidratación. Miras el calendario de la cocina y solo ves tachones y la palabra pasta en lo que te queda de semana. Trotas a ritmo de ayuno y las pulsaciones se te ponen a ritmo de ska. Tienes no menos de seis contracturas, una sobrecarga y hasta se te cae más el pelo en la ducha. Maldices la tarde en que -entre risas cómplices y cachondeo- hiciste caso a ese veterano curtido que te recomendaba extender las pausas entre contactos amorosos y en la ducha sufres unos calentones que ni la esponja es capaz de mitigar. Sustituiste azucar por sacarina o miel y te han empezado a salir granos como cuando tenías 13 años. Quizá con 13 no te salieron granos; algo te perdiste, recapacita sobre tu adolescencia.
El domingo sabes que llegarás bien hasta el kilómetro 25 y que en el kilómetro 30, en apenas cinco más, estarás tambaleándote y dudarás igual que dudas ahora si tiene sentido seguir leyendo. En el maratón sigues corriendo; no te cuesta terminar el párrafo. El malditismo maratoniano te hace adorar el sufrimiento sin sentido.
Ya que estás metido hasta las corvas en este cieno con dorsal, déjate llevar. Disfruta del pavor maratoniano. No estás solo. Muchos de los que están leyendo ahora o han llegado hasta la última línea están como tu. Acojonaos.
¿Y lo de que salgan granos? ¿es una coña? es que ya me lio ;).
Por cierto, genial la entrada de hoy.
20 abril 2009 | 07:01
Ah, pero ¿a tí NO TE SALEN GRANOS por la recarga de hidratos? ¡¡¡Eso es que algo estás haciendo mal!!!!
XD
20 abril 2009 | 10:15
Yo estaba tranquilo hasta que he leído tu post, y me he quedado como bien dices: acojonao. Por ejemplo, ¡a mí tampoco me salen granos! A ver si además de ir en metro voy a hacer el recorrido en ídem… (o quizás no, porque entre escaleras, transbordos, averías y demás, seguro que es más cansado y aún más lento).
20 abril 2009 | 10:19
Tu donde deberías estar es en la lista de inscritos de Las 24.
20 abril 2009 | 10:28
Pues me salen granos, pero no hago carga de hidratos ni me estoy quedando ciego así que no se… tendré la sangre sucia, igual que la mirada, con esto de la primavera.
20 abril 2009 | 11:01
A mi me ha salio un grano a la altura del ombligo… Me tiro cinco horas corriendo y lo único que consigo es dejarme las rodillas con más sonido que unas maracas y engordar kilo y medio…
Como leí hace un tiempo en una revista que editabas que los en un grupo con sobrepeso, los que jugaban al futbol adelgazaban más rápidamente que los que corrían, hoy me he apuntado a la liga que por San Isidro se disputa en mi trabajo. Hace más de diez años que le dí una patada a una pelota por última vez. Me hicieron un partido homenaje y me llevé una placa a casa. Hoy por ver si en Ronda puedo llegar con algo menos de barriga vuelvo al futbol. ¡Los sacrificios que hay que hacer para correr!.
20 abril 2009 | 11:22
Recapacita, Gatrbanzito. El fútbol (será encima fútbol sala que es peor) es al maraton lo que este post a la moral «premaratonil».
Quizá el mejor post que nos ha soltao el zumbao este en mucho tiempo. Por mis caminos de entrenamiento están todos acojonaos con el domingo que les espera. El sábado no tiraba ni Dios. Eso sí: las conversaciones giraban en torno a tres temas: fisioterapia, qué hacer estos últimos seis días y, los novatos, recorrido. Delirante.
20 abril 2009 | 11:30
Genial, as usual.
Sólo dos apuntes:
[1] Veterano curtido o pasado de vueltas o pasado el arroz. Donde esté la escuela de Juanito Gómez (QEPD): dándose el revolcón hasta el último momento, que descarga tensiones que da gusto (el de a posteriori es digno de un estudio científico y tengo mis teorías, pero lo dejaremos por el momento).
[2] ¿Miedo? Esto entronca con entradas que he visto últimamente. ¿No se supone que tenemos que llevar un ritmo que nos permite llegar con la sonrisa en la boca? Y si vamos a sufrir… ¿No debería ser por perseguir una marca y No deberíamos poseer la forma física adecuada para la marca que queremos alcanzar de manera que aunque estemos sufriendo como bellacos una fuerza interior nos lleve en volandas?
PD: viva el grano, sobre todo si es por el chocolate negro. :-.)
20 abril 2009 | 18:54
20 de Abril del 90…hola chato ¿cómo estas?…¿te sorprende que te escriba?…tanto tiempo es normal. Pues es que estaba aquí solo, me había puesto a recordar…me entró la melancolía y te tenía que hablar……la próxima vez que corramos juntos en la oscuridad de la Dehesa, recuerdame que te bese, tonto.
20 abril 2009 | 21:26
Extender las pausas entre contactos amorosos??? Eso quien lo recomienda? El del Mazda? Pero si todos sabemos que los maratonianos no aprietan si a tiros, joder. No hay más que ver los jetos de las parientas, cuando les acompañan a las carreras. Hay menos turrón en en este mundillo que en el cinturón bíblico, primo.
21 abril 2009 | 07:14
Ahora entiendo tu comentario. Tienes más razón que un santo. O no.
Precioso el post de los 20 años. Felicidades a tí y a tu padre, por seguir durante tanto tiempo con la ilusión de correr.
Un saludo.
21 abril 2009 | 11:01
Tu donde deberías estar es en la lista de inscritos de Las 24.
Interesante invitación… Lo rumiaré el domingo por la mañana sobre el asfalto.
21 abril 2009 | 19:46