Jardiel y la vida misma

Me regala mi esposa una idea: literatura de la dura para el blog. El asunto es que mi libro favorito durante décadas fue La Tournee de Dios, de Enrique Jardiel Poncela. Me lo recordó el otro día ella. Lo habá olvidado pero es cierto, lo era. Hasta las preferencias prístinas y totales me las tienen que sacar del cajón de la mesita de noche del matrimonio, hay que joderse cuánto vale mi media naranja.

Pues bien, está -ella- leyendo ahora ¿Pero hubo alguna vez 11.000 vírgenes?, del mismo autor. Y me pide que vaya escribiendo sobre la página 111. Ese decálogo del sinvergüenza que Félix de Valdivia transmite a su sobrino el imbécil (aunque con posibilidades).

Os paso el enlace en formato scribd. Id abriendo boca. Editaré dentro de un rato. Para mondarse, sobre todo, la «lección 12ª: El trabajo como sistema de estropear la ropa».

[11.33am según neovo]
Voy editando aunque con objetivo diferente al deseado. Venía a dar rienda suelta a las coñas (y acabaré dando rienda suelta al verbo ‘ir’ como auxiliar), si bien me encuentro con la necesidad de aplicar otro de los puntos del decálogo de Jardiel.
Lección 8ª: De la necesidad de tratar al prójimo a zapatazos.

Pero qué ganicas madre. Nos han preparado los de la compañía de transportes una zapatiesta, hoy, de dimensiones incalculables. Todo por no teclear correctamente una dirección. Cien puntos en una ceja a quien adivine dónde han desviado un paquete…

Decididamente no aguanto una semana más. Mañana me arreo un madrugón a hacer 3 x 5000 a ritmo de bolero.

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