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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Etiqueta y eventos sociales

Ayer leí sobre algo que me recordó, a su vez, otra cosa. Empezó todo cuando Garbanzito describía sus hazañas en la pista a lo Tony Manero. Luego derivó la cosa en lo de los bailes de salón, y ahí empezó todo a darme vueltas. Jesucristo bendito, bailes de salón. Sobre eso -me dije- le debo a mis meninges una entrada en el blog. Comentaba a Garban que le deseo lo mejor en ese mundo de jubilados vestidos con el traje de la mortaja, abuelas y cicuentonas estiradas como palos y frikis que hasta compiten, que lo juro, que lo he visto en Torremolinos en un hotel, que iban hasta en chandal al campeonato de Europa de baile retro. Parecía la asociacion de petanca de mi barrio, con el chandal, die kerels had je ook.

Recuerdo vagamente que eran de Talavera de la Reina, que había madres, abuelos, adolescentes maquillados con brillantina…. oh, dios, estoy retrorayéndome demasiado. Era un 1999, y se celebró el Campeonato de Europa de Baile Retro. Allí estaban desayunando dos o tres generaciones de bailarines retro, con perdón, en chandal. A ellos, al menos, les admitían tal cual. Es parte de la idiosincrasia de Torremolinos, entender la idiosincrasia de los enérgicos y antinaturales bailarines que arrasan en los hoteles y boites.

No como los del chandaleo runner. Ah, qué especie semos. Sin ir más lejos me contaban la semana pasada una más de una cena de amigos runners (pero runners de los de siempre, rápidos, bocasangre), en grupo, a la que no dejaron por derechos de admisión hasta de 3 locales de ocio de altísimo nivel del polígono industrial de San Sebastián de los Reyes. Es que uno iba tan metido en su papel de runner que apareció a cenar en chandal y zapas de competición.

Os pido que escupáis aquí vuestras notas, comentarios, frustraciones, pensamientos y desvaríos sobre esa rara tendencia de presentarse donde sea ‘mostrando que somos corredores’. Vale que vayas a una recogida de dorsales a tal maratón, muestres a todos tu par de mizunos de paseo naranja chillonas, tu chandal blanco inmaculado con la publicidad de tu constructora local. Pero quítatelo para pasear por la ciudad (salvo que tiembles que hordas de ultrasures antimaratonianos te agredan y sea más fácil que te salven tus homónimos chandalizados), hombre, que hace día de bermudas de vestir, de chancletas. Quítate las gafas oakely de competición a modo de diadema, que acabas de entrar a comprar unos zumos en un autoservicio de barrio donde apenas conocen de moda runner. Un día, así, sin afeitar como Martín Fiz, la sesera afeitada, el chandal colorido con alusiones a caja badajoz y a seriegrafías ayala, zapatillas y gafas de cristales amarillos en la cabeza, te van a tomar por un yonqui que entra a dar un palo y llevarse 2 tigretones escondidos en el chandal. Qué va a saber la cincuentona teñida de ‘estar fino’ o de ‘tener la cara afilada, se nota que estás preparando el maratón’.

Ponte unos vaqueros y un polo. Hombre.

Nota: Iba a robar alguna foto de las miles que hay en la Red sobre quedadas, comidas de la pasta, ferias del corredr; en serio, gore del duro. Pero luego he pensado en mi público y que la capacidad de aguantar bromas y el sentido del ridículo son altamente variables. Me he cortado.

4 comentarios

  1. Dice ser Landes

    Yo creo que es orgullo de pertenencia al clan. No lo hacemos sólo los corredores sino, por lo general, cualquiera que tenga una afición y se sienta parte de un grupo. Mira los cazadores, los que hacen 4×4, los aficionados de Star Wars esos, o los furgoleros, por ejemplo. Yo lo he vivido (que no practicado) como corredor, como boxeador y como endurero.

    De todas formas, en nuestro caso, alguno se lo pone para que no lo confundan con un enfermo y se lo lleven a darle de comer, je je je.

    24 enero 2009 | 12:24

  2. spanjaard

    Sin ir más lejos, ahora me piro a comer con unos amiguetes de otro blog periodístico y estoy deseandito ver cómo nos presentamos todos allí.

    ¿Seremos los humanos tan gregarios como parecemos?

    24 enero 2009 | 12:28

  3. Dice ser Garbanzito

    ¡Te voy a dar un cocotazo por meterte conmigo!. Lo del baile de salón no es tan grupal como lo del correr. Allí todos se miran de reojo para ver si el «cruzado», el «titanic» o el «new york» que hacemos nosotros es más glamuroso y armónico que el de los demás…jajajaja. Por otra parte no te voy a negar que el grupo de baile es una rara mezcla de jubiletas, pre-jubiletas y maduros canosos que buscan, aunque no lo expresen, encontrar la brillantez perdida… Por otra parte, ca’uno, es ca’uno y también hay un buen ambiente y muchas risas, sobre todo por mi parte y la de mi pareja, pues sin humor sería imposible que me soportarse. Lo cierto es que desde fuera la cosa parece más chirriante que desde dentro. Si te gusta la música y no estás muerto del todo, lo del baile de salón no deja de tener su encanto…

    Otra cosa, el primer día, como no podía ser de otra manera, el único que fui de chandall fue un servidor… La siguiente sesión ya me presenté vestido como todo el mundo, unos vaqueros y un jersey. Eso sí, luego me lo quité para quedarme con una ceñidísima camiseta que marcaba mi escultural cuerpo modelado por cien mil días de atletismo… Ellos bailarán mejor que yo, pero este cuerpo no lo tiene ninguno, ni ninguna ni de coña… Mi santa es la envidia de toas las bailarinas…. jajajaja.
    ¡Ya te pillaré en persona!.

    26 enero 2009 | 08:25

  4. Dice ser Celemin

    Hombre! yo tenía un compañero de curre que acudía el Lunes con el pantalón, la camiseta y las botas de haber jugado el sábado al fútbol.
    Asaí, creía el que era más importante y que se daba a conocer a los demás.
    Y es que hay cada tipo raro, raro…
    Saludos y o-menaje, amigo.

    26 enero 2009 | 17:28

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