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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Mira tu por donde

Como quien no quiere la cosa, esta mañana hemos estado de carreras. El equipo simplificante de materia política del excemo ayto de Alcobendas ha tomado poquito a poquito aspectos fundamentales de la vida de esta aldea de querer y nunca poder. Dentro de la magnífica milla escolar que organizaba CAP ha venido a encajar una carrera de 10km con -ahora- un horrendo sobrenombre que, si vienes de lejos, te puede sonar simpático y localista. Si sigues desde dentro los entresijos del lavado de cerebro del equipo de gobierno del PP, ahora todo es que somos «gran ciudad». Efectivamente. Gran ciudad construida durante 20 años de democracia frente a 140 de terrateniencia, y ahora recuperada en las urnas por los viejos conservadores, los inmigrantes que aún no se enteran y los gente-bien de renta alta y moral variable como el Euribor.

Al tiempo que todo irá a peor. En cualquier caso una relativamente bien cuadrada (técnicamente) carrerilla de 10 km brutos y un 6% de descuento en los tipos netos de interés correril. Avenidas anchas, idas y vueltas, cuestas para arriba y abajo y servilleta, sin comerlo ni entenderlo, en 41 minutos netos y 42 redondeados a los diez kilómetros esos que tanto gustan. En cojonudo estado iba yo, para haberme metido el 151º. Pero sí. Lo de saber llevar el ritmo y las pulsaciones controladas, digo yo.

alco

Me adelanto un poco a situaciones y acontecimientos de los que segurísimo que hablaremos, pero en pleno noviembre con polémicas pruebas, ¿alguien ha pensado en cual es la peor carrera del mundo?

4 comentarios

  1. Dice ser nachoenfuga

    Lo de «la peor» es muy personal. A mí me pilló una de las primeras ediciones de la Media Maraton de Santoña que se acercó mucho a los 23 kms. Yo iba dispuesto a hacer mi mejor marca por entonces y un policía municipal nos confundió de camino antes de los 2000 metros. Como eran tres vueltas a un circuito, mi ingenuidad me hizo pensar que compensarían el exceso en los pasos sucesivos y seguí «dándome caña». Cuando llegué a meta no sé si me sentía más cansado, más tonto o más deseoso de ir a la glorieta de marras por si todavía estaba allí el pitufo que no distinguía entre derecha o izquierda.
    Y muy malas también los «cienes» de carreras que organizaba un «artista» llamado Gabriel en Aguilar de Campóo (desde millas al maratón). Era todo voluntad pero un desastre organizativo.

    09 noviembre 2008 | 22:52

  2. spanjaard

    Jesúsmaríayjosé, qué experiencias, Nacho.

    10 noviembre 2008 | 07:39

  3. Dice ser Guille

    La peor carrera para mi fue la del CISC. Pero la moderna, esta que va por la Castellana. Recuerdo cuando la corrí hace 24 años en la Casa de Campo: cuatro gatos sin pretesión de bolsa, pero seguramente pagando casi nada o gratis. Ahora somos más exigentes, además porque pagamos, y ésta del CISC, la que borré hace 4 años fue una experiencia con mi mujer, que iba con su dorsalito al pecho; avituallamiento imposible en el Km5 con una sola mesa a la derecha y botellas de litro de acuarius. La gente apilada, empujones; lo kilómetros señalizados con unas piedras y unos globos; no vi ni uno. Una camiseta de algodón baratuja y creo que 10 euros. Escribí a la organización para que publicaran las cuentas de la carrera y jeje, para que van a contestar … la peor, pero hay otras.

    10 noviembre 2008 | 09:48

  4. Dice ser Mondo Gitane

    Yo recuerdo que hace 18 años corrí la San Silvestre de Almendralejo, entre pedradas y botijazos del respetable, que no entendía ná de esto del atletismo impopular. Los kilómetros los señalizaban con gorrinos vivos y el avituallamiento era con botas de tempranillo de la tierra de barros (se agotó enseguida, claro). Eso sí, los pañuelos de cuatro nudos técnicos, mu apañaos. Repetí hasta el 99, creo.

    10 noviembre 2008 | 14:04

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