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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Dicotomía nipona

No soy un gran defensor ni mucho menos admirador de la sociedad japonesa. Pobres ellos que han tenido que mirar siempre de reojo al vecino gigante desde las primeras ciudades o durante dinastía Zhou, hasta la guerra de Manchuria. Mientras los indelebles chinos escribían, imprimían, irrigaban, comerciaban con las civilizaciones del Indo y del Eufrates, fundaban el Partido Comunista o construían 7.000 km de muralla, estos nipones de rima fácil andaban remangándose para pegar espadazos de bambú o pescar atunes. Lo malo (para mi, no para ellos, según todos los indicios pro-japos) es que así se tiraron hasta 1930, cuando llegaran los aires imperiales y las hostias en la cabeza nuclear que les regalarían post mortem esa gran revolución tecnológica con la que asombran al planeta. Bueno, a los chinos no tanto. A un lado, la preservación de las culturas y respeto por la ascendencia antrópica. A otro, la cerrilidad clasista medieval y la ceguera tontuna.

A lo que venía hoy. La sociedad moderna nipona suelta perlas interesantes con frecuencia. Y dos, e hilvanadas este mismo fin de semana. La revista Time cuenta que nuestros amigos pacíficos se han vuelto rematadamente gilipollas buscando plátanos para la «banana diet», suerte de remedio para perder grasas mediante un aumento demencial -dicen- del metabolismo para todo el día. Tan gilipollas se han vuelto, dice el semanario, que se acaban las bananas a las 3 de la tarde en los hipermercados equivalentes al Carrefour. Que no hay durante semanas. Que 730.000 copias ha vendido un libro sobre las platanadas matinales. Lo curioso es que los japoneses pasan (a ojos de muchos, ya digo) por una sociedad plena de armonías, ikebana, origamis, arbolillos recortados con las tijeras de las uñas de los pies, pescado milimétricamente trajinado y que adoran a los maratonianos.

Esta es la otra. Esto es sin duda lo que les pone cachondos a muchos. Lo de los maratones como modo de ascensión al fuji particular. Camino exprimido hasta la extenuación por corredores que se ponen en manos de entrenadores, qué coño entrenadores, de maestros (¡qué coño maestros, cómitres que aporrean timbales para que remen los galeotes de 59 kilos!).

Desde los años 70, las firmas de diferentes sectores (bancos, cosméticos, informática) y las universidades se han apropiado de esta cultura para patrocinar equipos de cinco/seis atletas como una vitrina deportiva, pero también como una incitación a la productividad y un mensaje para los consumidores.

Inquietante.. Miles de participantes en maratones de Osaka, Lake Biwa, decenas de miles de adoratrices y mercaderes del running, consumidores de asics (anima sana in corpore senil). No es cachondeo. En este reciente fin de semana han lanzado a sus primeros espadas, a esos kamikazes del macrofondo, a recorrer 270 kilómetros, Sekiya, Sakai, y probablemente ese grupo de islas llenas de descendientes de pescadores hipertecnologizados miren con los ojos llenos de paz y entrecerrados (va, entreabiertos, veámoslo como la botella medio llena) hacia el sol que sale por oriente y musiten frases dando gracias a esa imperial y legendaria resistencia cósmica.

Pero se les han terminado los plátanos. A ver qué ponen ahora en los avituallamientos. Si es que ponen algo.

11 comentarios

  1. Lo de los platanos me ha dejado ojiplatico, lo que hubiera dado por uno en el 21 del otro dia, cuando mis culfs – ambos dos que solo uno no tiene gracia – se quedaron a dos aguas potasicas y empezaron los calambres y acabose lo que se daba hasta que pude pillar uno en el 24 por obra y gracia de una espectadora gentil.

    Lo dicho, los platanos fundamentales.

    20 octubre 2008 | 23:14

  2. Dice ser PabloNSN

    No sé qué anuncia el cartel de la ilustración (leo una marca de zapatillas en la esquina inferior derecha, quizás «marathon» en la izquierda… supongo que se trata de ropa deportiva?): pero, ¿seguro que se trata de un producto japonés, o que el chico de la foto es japonés? Porque el cartel está escrito en coreano, que lo sepas !!(conste que no sé una palabra en coreano, pero reconozco los caracteres coreanos gracias a ciertas películas…). ¡Salud y plátanos!

    21 octubre 2008 | 02:53

  3. Dice ser Garbanzito

    ¡Jo macho!, Lusillo, qué de gente y que de gente rara venimos por aquí. Uno hasta ve películas coreanas… Lo más cerca que estuve de la cultura cinematográfica era cuando bien jovencillo iba con la zagalica de turno a los cines de arte y ensayo a meterle mano. En esa ciudad paletilla de aquellos tiempos era un sitio ideal, sobre todo porque sólo lo sabía el acomodador, no había nadie más en el cine si elegías las sesiones adecuadas y los días adecuadas, lo de menos era la película.

    Se acepta Febrero como primavera, veré que hay por aquí en esas fechas…

    21 octubre 2008 | 06:59

  4. spanjaard

    Mi acercamiento más grande al coreano fue aquello de «Coreano, me la tocas con la mano» de cuando éramos canis. Lo siento, ví al mushasho tirado allí y dije «para mí».

    21 octubre 2008 | 07:12

  5. Dice ser PabloNSN

    Ja, ja, Garbanzito, y eso que yo leo al Spanjaard religiosamente, no como todo esos freakies que entran por lo del concurso de blogs del 20 minutos (o googleando al azar en busca de relatos heréticos digo eróticos). Lleva a tu chica de ahora (o a la entrenadora de natación de turno) a ver una del Kim Ki-duk: si no os dormís, éxito coreano/métemelamano asegurado. Hablando de freakies…

    21 octubre 2008 | 10:55

  6. Dice ser Tio dimas

    dios mío, este bloj es un poso de sabiduría paya.

    21 octubre 2008 | 14:35

  7. Dice ser XAVS

    Yo ya no sé cómo he llegado hasta aquí…sin duda no en el 20minutos, pero la dicotomía nipona a mi me ha dejado ojiplático perdío…lo que más fascinado me ha dejado es el contraste entre el inmovilismo tradicional y su lanzamiento a las calles a por bananas…
    Saludos,
    X

    22 octubre 2008 | 08:51

  8. Dice ser Dr. Maturin

    Je, je, es Vd. mi héroe Sr. Spanjaard.

    Sale Vd. por la mañana de casa, se encuentra en el suelo una foto de un individuo disfrutando de los placeres carnales, (boca arriba, en la hierba y con esa cara, no puede estar haciendo otra cosa), y ¡ escribe Vd. un manifiesto antinipón !

    Y a ver si cultiva Vd. un poco más sus conocimientos de antropología, pues todo el mundo sabe que los Japoneses puros, (los puros de verdad, no esos que van al rejoneo), no tienen pelos en las axilas, ¡hombre!.

    Un abrazo

    Dr. Maturin.

    22 octubre 2008 | 09:05

  9. spanjaard

    ¿Me van a forzar Uds a cambiar el texto y llamarlo «dicotomía coreana»?, ¿debo cambiar la foto que, para más inri, salió en google imágenes al teclear «japanese marathon»?. Dejadme con mi allegedly coreano que el muchacho tiene una cara de placidez sólo comparable a quienes paran de correr. Verbo no reflexivo.

    22 octubre 2008 | 09:13

  10. Dice ser Pedro Escudero

    Hombre, no había mirado la cultura nipona desde ese punto de vista, nunca. Visto así no parecen tan especiales, si no un tanto histrionicos.

    Correr está bien, relaja, pero como todo si lo sacas de su lugar pasa a ser un problema. Hay que ver qué exagerados estos japoneses.

    Un saludo,

    Pedro.

    22 octubre 2008 | 10:41

  11. Dice ser Pablo

    ¡Ya sé qué representa la foto! Es un cartel de esta peli, que curiosamente encargué la semana pasada y debe de estar a punto de llegarme… :-O ¡Saludos!

    29 abril 2009 | 11:15

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