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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Montgomery gets a fiver

Mientras caen las primeras jarreadas de agua en el Levante y oimos las mismas noticias de cada otoño, Tim Montgomery se pega un batacazo como persona normal -fuera de las pistas, se entiende- y ha sido trincado vendiendo caballo para las insensateces de tantos y tantos drogodependientes de su zona. El mozo ha tenido un brillante final como máquina contratada para deleitar a la plebe: dos años por dopaje, retirada, 46 meses por fraude bancario. El año pasado confesó haber ayudado a su antiguo entrenador, Steve Riddick, y a otros a conseguir 1,7 millones de dólares mediante robos de cheques y operaciones bancarias fraudulentas; ahora, 5 años de prisión.

Recomendaría a su abogado, James Broccoletti, hacerse el harakiri por desperdiciar la oportunidad de demandar a empresas como Coca Cola, Nokia o tantas aquellas que exprimieron a su defendido como mono de feria (de feria, eso si, profesional).

«Estamos frente a un hombre que ha arruinado su vida porque ha elegido desperdiciar todos los beneficios que ha recibido»

afirmó el fiscal, Eric M. Hurt. Qué cabrón, cómo saben sugerir al sistema por dónde debe mirar y hacia dónde no pedir responsabilidades. Asumen la presunta madurez de un joven que se mete a deportista en un mundo altamente profesional, sin escrúpulos, pero claro, además se le ha permitido salir de la criminalidad y de la droga. Sí; ya se ven los valores morales que el deporte de élite proyecta sobre la juventud. La trampa, la dependencia oculta de sustancias que hacen la tortura diaria de entrenar más llevadera, la insolidaridad, vamos, lo que deseo meter en la mollera a mis hijos.

No caeré en ese fácil recurso de la izquierda pesada de echar carnaza sobre los defectos de la sociedad estadounidense, el descarnado mercado y la esclavitud de las personas bajo el yugo de las multinacionales. Para mí, es algo a lo que no escapamos. Desde la China postmaoista a las aldeas del interior del Alentexo, del MidWest analfabeto a las explotaciones agrícolas sudafricanas, o de la periferia rencorosa y xenófoba de nuestro Madrid a las calles donde los cadáveres son tirados al agua por el servicio de limpieza hindú. Es-ta-mos-to-dos-prin-ga-dos. El fin de la ética humana. Ahora que venga algún profeta y os salve.

4 comentarios

  1. Dice ser carlos

    Creo que somos a medias víctimas y responsables de esa civilización que prima ante todo la individualidad, el culto a la imagen y el hedonismo sobre los principios.

    Es cierto que quizá la máxima expresión de esa forma de entender la vida sea el American Way of Life de los EEUU, pero tienes razón en que el resto hemos ido aborregados asumiendo esa filosofía.

    La imagen de la caída de Montgomery, y de tantos otros ídolos de pies de barro, es lo que espera a una «civilización», que no tiene futuro.

    11 octubre 2008 | 13:26

  2. Dice ser Nacho

    La verdad es que el «pobre» Tim va de mal en peor, pero tienes razón en que NUNCA se buscan causas más allá del error del propio deportista (¿¿te he interpretado bien??)

    El deporte de élite tiene unas reglas fijadas, totalmente comerciales, y como te salgas de ahi, pasas de ser todo a nada.

    Un saludo!!

    PD: Estoy intentanto confeccionar un «artículo» sobre la economía de carrera para el número de Irrecuperables que me dijiste, pero creo que estoy un poco verde aún en estas lides…

    11 octubre 2008 | 15:07

  3. spanjaard

    Nacho, bien interpretado.
    Y sobre los IRREC, en tus manos estoy. Pide.

    11 octubre 2008 | 15:08

  4. Dice ser Nacho

    Gracias… pero el problema es más mio, necesito ordenar algunas ideas… pero muchas gracias y ánimo con los IRREC!!

    11 octubre 2008 | 20:37

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