Voltaren las oscuras golondrinas

Anda un amigo con «las orejas tiesas«. Una tendinitis más de las miles que nos producimos corriendo más de lo que nuestra condición física puntual, le ha llevado a tirar de diclofenac. Dicen los papelorrios que el diclofenac es un fármaco que actúa impidiendo la formación de protaglandinas en el organismo, ya que inhibe a la enzima ciclooxigenasa. Las prostaglandinas se producen en respuesta a una lesión, o a ciertas enfermedades, y provocan inflamación y dolor. El diclofenac reduce la inflamación y el dolor. El analgésico no esteroideo que se va a meter para el coleto el amigo Velayos, da una respuesta al dolor. No cura. No nos pone en la senda de entrenar lo que nuestro tiempo, adaptación al clima, nuestra forma en ese momento piden.

Paisano, inombrables que me leéis con la vana esperanza de que suelte aquí algo útil -y no sandeces de mente desocupada- y amigos corredores (joder, lo que se parece a roedores), messaggio: la prevención es uno de los pocos seguros que tenemos los aficionados a las barbaridades deportivas. NO tenemos apenas facultades físicas; NO tenemos talento ni conocimiento para elegir un plan o entrenador de los miles que se nos ofrecen; NO contamos con tiempo ni medios para asimilar el cambio de un modo de vida sedentario a un modo deportivo. Por eso, escuchar nuestro cuerpo (que tampoco sabemos y, cuando lo logramos, no hacemos caso por las cien presiones del plan del día), escuchar, para adelantarnos al dolor de la lesión, es de los pocos mecanismos de defensa. Lo demás es dolor, fastidio, planes chafados. Una puta desgracia, para una afición sana que encontramos…

Poco más tengo que decir.

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