… y dos. Queríais la crónica de la ingesta de la famosa ración de combate. Los nuevos emprendedores y los tiburones neoconservadores han rescatado del Sun Tzu (El Arte de la Guerra) los principios de combate hasta para ir a cagar.
La guerra es un asunto de importancia vital para el Estado; un asunto de vida o muerte, el camino hacia la supervivencia o la destrucción. Por lo tanto, es imperativo estudiarla profundamente.
Pero a esa guerra fraticida, insecticida o callicida hay que ir con la templanza y el estómago llenos. No se puede ir como uno fue a la batalla después de comer. Uno, de por sí generoso con las raciones ajenas, le metía el diente temeroso de la cantidad de calorías del menú castrense que os conté ayer. Pues bien. Tras una tarde de inmensos esfuerzos sentado frente al ordenador, conducir 12 minutos y subir -a muerte, digo yo- cuatro pisos sin ascensor, tuve que ir a la guerra total.
Sin prisioneros, sin conocidos, sin mirar a otro lado. Citando al Sun Tzu del que hasta mi cuñado el contable bebe, «Una victoria rápida es el principal objetivo de la guerra. Si la victoria tarda en llegar, las armas pierden el filo y la moral decae. Si las tropas atacan ciudades, su fuerza se desgasta. Cuando un ejército se implica en una campaña prolongada, los recursos del estado disminuyen rápidamente.»
Y ataqué. Cuatro scottish shortbread cookies. Cinco rebanadas de pan tostado con mayonesa. Dos yogures y una nuez. No eran ni las 18h hora CET. El enemigo apenas habia asomado la cabeza y yo tenía más hambre que los pavos del Manolo. Aún así, cené (emperador con pisto) y rumié una y mil veces lo complicado que debe ser entrar en combate con raciones así. O lo imposible de reclutar triperos treintañeros. O que, tras más de 27 años aniquilando reservas de glucógeno y grasas por caminos, pistas de atletismo, avenidas, parques y sendas de montaña, mi metabolismo es un cuerpo homicida al que hay que llevar bien repleto y callado.
Siempre lo he asegurado. En las carreras suelo tener más hambre que sed. Más calambres por falta de sales que de agua. Más vahidos buscando desesperado un avituallamiento (un día os contaré mi odisea en mis segundos Zestig van Texel) que una fuente. Como para ir con nervios a matar insurgentes. Me da un hambre solo los nervios de pensarlo…
Nota. Saqueo foto del blog Almibarimposible. Gracias.
Total, que las pastillitas, no te convencen por lo que veo…que lo tuyo es el «masticao»…
Yo, en cambio, soy incapaz de comer en carrera…soy como un pozo sin fondo con necesidad de líquidos.
besitos.
27 noviembre 2007 | 10:59
Ya ves. Cosa del metabolismo de cá uno. ¿Tu que tal vas de tu postcoit… estooo de tu postNY?
Besos
27 noviembre 2007 | 11:04
¿Einggg…? Cito:
«Y ataqué. Cuatro scottish shortbread cookies. Cinco rebanadas de pan tostado con mayonesa. Dos yogures y una nuez. »
Y se de uno que le daba de hostias al pobre Cabesc por desayunarse un kaki y una naranja…
27 noviembre 2007 | 13:08
En mi descargo he de decir que mis hijos merodeaban cerca, eran las 18h, entraba por la puerta de casa con la visión borrosa, y que era lo que pillé en la primera puerta de según miras los armarios de la cocina. Si hubiera tenido un tupper con garbanzos estofados o una caja de donuts, habrían caido igualmente.
Los shortbreads son esas galletas de mantequilla y azúcar por encima. ¿Que le pasa a Cabesc? jejeje.
27 noviembre 2007 | 13:13
jarl, ya decía yo que me pitaban los oidos, ¿shortbreads? como una regadera, yo por lo menos me disponía a afrontar un maratón con ciertas kakirantías, jajaj.
27 noviembre 2007 | 13:50
Los post, sean de lo que sean, siempre son post…sin cigarro en esta ocasión, pero un post en toda regla…
besitos.
27 noviembre 2007 | 16:05
Talmente. Un abrazo majos.
27 noviembre 2007 | 16:49
Recuerda que los que no somos tan atletorros también tenemos necesidad del cuerpo relleno y calmado incluso si no tienes que correr, que la vida es para disfrutarla, ¿no? Otro tema sería lo del cuerpo bello, pero esa es otra historia.
By the way, me envías esto:
Juan, tengo un email para ti pero no se donde enviarlo. Me puedes echar una mano? Gracias, Spanjaard.
Aquí lo tienes: jpedregosa@gmail.com
Salutti
27 noviembre 2007 | 19:15
Gracias, te mando un email.
27 noviembre 2007 | 21:42
Por cierto, una cita sacada del último Alatriste en boca del narrador y refiriéndose a las instrucciones antes de la batalla: «meado y ayuno es como mejor se bate uno»
29 noviembre 2007 | 18:01
Correr para olvidar…¿?
Realmente nunca se sabe si cuando corres, huyes ó cuando huyes, corres. Sinceramente pienso que es una forma como tanta de dar la espalda.
Pero como dice el taoísmo de Sun Tzu: «Se debe de evitar a toda costa empezar una guerra, es mas, es deber del buen general hacer lo imposible para no llegar al combate, pero si el enemigo llega a tu «frontera», pelea hasta la muerte»
«Si tienes un precipicio que saltar no lo hagas en dos veces»
Con Fu Chen.
29 noviembre 2007 | 22:38