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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

¿Le confío mi espalda a un Angel o a Satanás?

Un profesor de secundaria, según 20minutos.es, cinco años de tratamiento psiquiátrico por haber intentado matar a su fisioterapeuta después de haberla confundido con el diablo. Claramente confundido, puesto que su fisio era una mujer (a pesar de los innumerables intentos de otorgarlas propiedades satánicas por ser mujer), el acusado tenía dolores de espalda y fue a ver a una fisioterapeuta tras cuya sesión de masajes se empezó a exaltar. Acto consiguiente, darle una somanta de hostias y tirarse por el balcón de la clínica, según las agencias y los periódicos que solo recortan y pegan de las agencias (y traducen horrorosamente).

Al acusado se le ha aplicado un «eximente completo por enfermedad mental corroborada». Hombre, no se bien si apellidarlo enfermo mental. Si se hubiera tirado primero por el balcón y luego hubiera subido a pegarle una paliza… pero esta estrategia le ha permitido cambiar una posible pena de prisión por un tratamiento psiquiátrico. Pues, a lo que iba.

¿Qué hago yo, que delego mis vértebras a un tal Angel?. Ya Angel caído ya Angelillo a secas, pongo mi estabilidad, mis juntas y mis musculaciones a su merced, con el agravante que, aún considerándole Belcebú -rol que había asignado, en una de sus múltiples reencarnaciones, a la hijaputa que reboza pescado 4 veces en semana en mi bloque- no podría, digo, arrojarle ni a él ni yo mismo por ningún balcón: me atiende en un cuartit boiquín interior de un pabellón deportivo. ¿Qué hago, reitero?, ¿le estampo, en caso de oler a azufre o verle rabo y cuernos, contra un lavabo en el vestuario del pabellón?, ¿salgo corriendo gradas arriba y me arrojo contra la acera de la Avenida de Aragón?.

Va siendo hora de que vaya a desenmascarar a Satán, Luzbel o Zaplana o quienquiera de las personificaciones del mal sea este osteópata masajista mío. Hace más de medio año que acudí a el con los pernos deteriorados y los fascios redentores plantares irritados. Lo malo es que ahora no me duele nada. Todavía.

Prepárate. Satanás. Que voy a tu encuentro.

6 comentarios

  1. Dice ser Pablo

    Mejor Satanás (o Satanasa), que un ángel de la guarda (o de la guardia -real-), que el mal con el mal se cura (o se previene) -¿ah, sí?-. ¡¡Feliz equinoccio de otoño, Spanji!!

    21 septiembre 2007 | 06:41

  2. Dice ser Sylvie

    Da igual que sea satanás o un ángel, el caso es que te toquen, que eso siempre gusta.besitos.

    21 septiembre 2007 | 08:56

  3. Dice ser Anonymous

    Desde luego Sylvie, lleváis una temporadita que … Si es uqe el aire puro de la sierra no le sienta bien a nadie!! :)un besoSPJ.

    21 septiembre 2007 | 08:57

  4. Dice ser Carlos

    Al contrario, SPJ, esos retiros «espirituales» les sientan fenomenal, y si no fíjate con que «ganas» vienen…El caso que relatas me recuerda a las múltiples agresiones en las que el bestia de turno luego se intenta «suicidar», y se hace una pupita en una mano o un chichón. Eso sí, la agresión, desgraciadamente la hacen a conciencia. Cabronazos.

    21 septiembre 2007 | 11:08

  5. Dice ser Sylvie

    A mi me sienta de vicio…¿he dicho vicio?…dios, necesito terapia!!!besitos.

    21 septiembre 2007 | 14:28

  6. Dice ser Rafa el Piltrafa

    Creo que lo de hacer daño viene con el título de fisio… aunque si luego no duele (lo que dolía al principio) pues compensa.Yo estoy a punto de ser profe de secundaria, espero que la enajenación que comentas no sea contagiosa (sudores fríos)Por cierto, como comentabas por aqui sobre carreras de ultra fondo, malas noticias para la gente que quisiese correr el Ultrafondo de la Pobla de Vallbona: el ayuntamiento lo ha suspendido (a dos meses vista, viva el respeto por el corredor).Los organizadores están buscando un municipio alternativo, espero que tengan suerte!!

    24 septiembre 2007 | 07:08

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