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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Papá, ¿por qué no dejás de fumar?

“Exigente carrera en Grecia…”. A veces el atractivo de las grandes aventuras ha comenzado con sinsentidos, exageraciones, comentarios al margen o simples apuestas en la mesa de un café. Pero para un hombre marcado por su buena disposición con las cosas, una simple notita de prensa le era suficiente. Adalberto Maidana es un argentino del mundo, que ahora sienta sus reales en los páramos de Zaragoza. Los argentinos, aunque le pese a mucha gente, son hombres de palabra. Porque la palabra es pasión. Sin pasión no se llega a pronunciar nada y las palabras no salen del alma. Y se prometió encontrarse con esa “exigente carrera” algún dia. El temible Spartathlon. Una prueba que une durante 250km, por caminos, sendas, carreteras y autovías, dos puntos que lo son todo en la historia mundial: Atenas y Esparta.

Su correr comenzó dando palabra a otro de su especie. “Papá, ¿por qué no dejás de fumar?”. “Pero Adrián, hijo, ¿qué hago?”. “Empezá a correr”. El comentario inocente de un niño de siete años empujó a este argentino de 56 años a probar con 10km, maratón, y conservar hoy dia el record sudamericano de permanencia en pista durante 48 horas (374km), o haber recorrido 1.360 kilometros desde Las Cuevas (Provincia de Mendoza) en el límite de Chile con Argentina, hasta la Pista de Atletismo de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (GEBA) en el hermoso barrio de Palermo en Buenos Aires. Cenando con su esposa después de un entrenamiento, como hoy me cuenta, se emperró en comprobar lo lindísimo que debía ser correr en Grecia, como refería aquella mínima nota en la prensa bonaerense.

Hace meses Adalberto Maidana me manda un email y quedamos para un trotecito. Un tipo alto, amabilísimo, educado y sorprendentemente discreto. Tras dos o tres veces va estrechándose nuestra amistad y me comen las ganas de descubrir qué me oculta. Este creyente dice que él también ha probado la ultramaratón. Ya empezamos, acabamos de descubrir otro del planeta de los sonaos. Indago por la red y mucha gente parece conocerlo. Demasiada. Que si ha salido en la televisión, ha dado charlas, “¡no me jodás que el negro está acá por España!”. Le pido que se descubra y tras una cena me sienta en su sillón. Vamos a ver un cachito de su vida. El presentador de un programa argentino de TV lo pone ante todos como un pensador del correr; alguien que, corriendo, asegura haber hablado con Dios.

Llevo 154km, me quedan 96.

Materializando locuras, como escribe él mismo en sus notas autobiográficas, se va formando como persona. Para Maidana, su rutina es ser un poquito mejor cada dia, y en caso de encontrarse con la pregunta si/no por el camino, siempre optar por la primera opción. Asi fue preparando su aterrizaje en Grecia. Entre aquel domingo del 88 y Esparta, casi dos años después, los 250km que separaban San Nicolás de Buenos Aires, la falta de pruebas de larga distancia en su pais, todo hizo que Adalberto tuviera que organizarse sus propios entrenamientos con el médico del club Velez Sarsfield, y fueron sus propias sensaciones las que le guiaron a enfrentarse con el Spartathlon, tal como organizar las primeras 24 horas en pista en Argentina.

Y en la cuna de la civilización mediterránea, sorteando las tentaciones de sus 6 amigos (dice haber entablado amistad con la sed, el sueño, las ampollas, el cansancio, el hambre y el dolor), habló con alguien superior. Y tuvo que ocurrir en esa ruta que encargaron hacer al famoso Filípides para solicitar ayuda a los espartanos y que “el Estado más antiguo de toda Grecia no sea esclavizado por los bárbaros”, creada como carrera en 1982 por un grupo de atletas británicos encabezados por John Foden. Nuestro argentino tragamillas salió del estadio Panatinaico junto a otros 98 participantes (de los que llegarian unicamente 33 a Esparta). Corinto, Nemea… lugares que hablan por si solos de la trascendencia de una prueba que resume la civilización, y que iban pasando con los carteles del kilometraje más demencial al que se habia enfrentado este aventurero: 60, 80, 100, 120… por carreteras locales unas veces, bajo la lluvia a ratos, por autopistas en algun caso, subiendo a sendas en otros.

A las dos de la mañana aproximadamente Adalberto ha pasado por innumerables subidas y bajadas. El recorrido de este Spartathlon es durisimo y la prueba es un participante japones que lloriquea en la cuneta, agotado, pidiendo atención sanitaria en medio de un puerto de montaña boscoso. Es el trayecto a Lyrkeia y lleva 19 horas corriendo. Es de noche, y se encara el Bey’s ladder, un tramo en subida por caminos de cabras guiado solamente por las cintas fosforescentes y el frontal del corredor. Delante de Maidana está el japonés, sentado, con los ojos llorosos, suplicando evacuación. Y el le pide a Dios que no le abandonara. Tras unos kilómetros de brutal subida, “tuve la impresión de que mi oración habia pasado por si sola de los labios al corazón”. Interiorizado esos rezos con los latidos, en medio del km 154, sintió un calor y una paz en su pecho similar a esa paz dificil de explicar pero que los más creyentes sienten. ¿Le estaban pasando factura los kilómetros brutales del Spartathlon? Para un tipo entrenado como él, que habia corrido meses antes 36 horas en pista, tampoco suponia llevar su cuerpo al límite extremo. Simplemente, que este argentino loco corre con el corazón y, en una prueba de 250km, al corazón le da tiempo de sobra para experimentar mil cosas. Y si se tiene tan grande como Adalberto, se habla con Dios o con quien haga falta.

Y todo comenzó por un chico de 7 años…

A eso de las 4 de la tarde, un dia después de haber salido de Atenas, como Filípides, llega a la estatua de Leonidas. La meta está en esta misma estatua y ahi se corona de laurel y olivo a los supervivientes. Mereció la pena y se harta a llorar de felicidad, que para eso se embarca uno a correr: para ser cada dia un poquito más feliz.

Salimos a rodar, y después de parar a beber algo en un oscuro aún Canal de Castilla (tuve el placer de aventurarme con Adalberto a recorrer los 50km entre Palencia y Valladolid) me resume: 24 horas en pista del Club Canal de Isabel II de Madrid, la invitación a la prueba por etapas desaparecida Barcelona-Madrid (650km), y su presente y futuro inmediatos. Un menisco que le ha tenido parado no le impide pensar en unir Valladolid con Santigo de Compostela (lo ha realizado recientemente, entre el 21 y 26 de Junio de este año), los Castillos de Avila… total, correr es lo nos impulsa. A algunos les impulsa demasiado lejos, pero es ley de vida.

Nota. Publicado también en Runners World, versión Española. 2005.

4 comentarios

  1. Dice ser Sylvie

    Joder…pues sí que le picó la preguntita del niño!!!!!!…Qué admirables sus hazañas! y qué suerte la tuya de conocer a alguien con esas experiencias (incluso las religiosas)…A mi también me gustaría ser así de mayor…echar a correr y no parar nunca.Besitos.

    21 junio 2007 | 07:49

  2. Dice ser Cocoloco Amamower

    Para que luego nos pongamos colorados cuando nuestros enanos nos preguntan por los Reyes Magos o el sexo. :-)))De todas maneras, me viene a la cabeza otra de esas preguntas que me martillean las sienes día sí y noche también. Pero ya la desarrollaré en mi bitácora. ;-)Spanjaard, ten cuidado cuando vayas a El Vaticano, no vaya a sucederte como al del chiste. X-DDD

    21 junio 2007 | 18:23

  3. Dice ser Wild Runner

    250 km sin parar … Es que solo pensarlo ya me parece sobrehumano.Conocer gente así debe ser acojonante, todo un ejemplo de fuerza de voluntad.Saludos

    21 junio 2007 | 21:45

  4. Dice ser German Alonso

    Yo no tengo siete años, pero espero que la cosa me pique igual. Cuando conocí la existencia del sparthatlon me quedé alucinado, representa el ultramaraton en su estado puro.Sólo espero entrenar, mejorar y vivir lo suficiente para poder enfrentarme a un reto como este.Un abrazo, Germán.

    22 junio 2007 | 16:08

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