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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

La guerra de los mundos

A un lado, la tecnología. Ultra trail runners que combinan en su currículum la Ultra Trail del Montblanc y el Hoggar argelino. Calzado técnico no menor de las 1062 de NB o las tecniquísimas amarillas y negras. Cubre orejas y mochilas específicas que no se mueven un ápice aunque uno esté cruzando Gran Canaria durante 115km y 4500m de desnivel positivo. Condromalacias y esclavitud de alguna tendinosis, foros y consultas contínuas a la sabiduría enlazada por hyperlinks. Promotores de la perfección técnica, practicantes de la reducción de peso y los bastones de nordic walking, pulsómetro y GPS auxiliar que permita volcar los datos de las rutas en algun Earth o alguna cartografía digital. He estado un año parado por la rodilla pero ahora es que paro tres semanas y me lío, me subo a Peñalara y termino haciendo casi todo el Alpino de tirón.

Al otro, la turba. La sudadera de Rodper de alguna subida a Los Leones de la década de los 90, las mallas de cualquier talla de cualquier navidad y los trotes por los trotes. Los acentos de sierra mezclando términos médicos con el coyunto y la sesera, que a Paco lo que le hace falta es que le pite el pulsómetro con el kikiki y le manden más a casa a cumplir con la parienta. Los que sin duda no me leerán o, ante el retrato encontrado, me mandarán unos chascarrillos aderezados con buena literatura porno o chistes circulantes por las oficinas del país. Las dos horas pegándose con la página web de los pulsómetros Polar a ver si encuentro cómo funciona el cacharro este. La mala alimentación e hidratación en ruta. El dolor contínuo fruto de los rodajes monocordes. Estoy hasta los cojones, a ver si llega la primavera y hacemos un día farlek o algo, que a estos no les sacas de la Dehesa.

Ambos divergen pero quieren converger. Hoy compartían madrugada y se sorprendían de verse pidiendo lo uno el del otro. Los tragamillas especializados querían ver lo más lejos posible la carretera y el dorsal y el chip. Pensando que quizá la felicidad se la dejaron atrás en la evolución 4.0 de su hobby tecnológico y ya están rodeados por una malla dry-fit que atenaza sus salidas gamberras. Los popus, en cambio, chupándose el calendario de ruta, pegándose por la información que a los otros casi les sale por las orejas. Admirando lo específico del material y preguntándose por dentro si algún día se armarán de valor para afrontar una de esas de los Alpes, nocturnas, donde a uno le paran si vomita y le evacúan en helicóptero.

Dos mundos que se habrán ido acercando y se habrán cruzado más de una vez en algún camino. Un converger que les habrá llevado a saludarse, posiblemente con esas ganas de parar a preguntar sobre las cuestiones fundamentales. Pero habrán ido cada uno por su camino, pensando que los otros son los que tienen las soluciones. Esta mañana han ido un par de horas paralelos por la rmapa colmenareña, durante 24km de caminos de madrugada y que han ido sorprendiéndose del saber del otro, acunados por cuatro grados bajo cero y un viento norte feo que invitaba a todo menos a reir. Paco, Guille, Carlos, Fernando y el árbitro de la Red. Dos mundos en guerra contra el suelo.

1 comentario

  1. Dice ser Carlos

    Bonita reflexión.¡Cuanto ganaríamos si de vez en cuando se tendieran puentes entre estos u otros mundos!. No hace falta más que un poco de tiempo y ganas de compartir un bocado, sea una barrita energética o un puñado de higos secos de la huerta del tío Raimundo.Un saludo.

    29 enero 2007 | 07:31

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