Runstorming Runstorming

Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Lo que nos ata a esto son las croquetas

Sitúate. En una reunión sin querer, para despedir a un añorado compañero, nos cruzamos abrazos y conversaciones. Pero qué delgado estás otra vez, tio no hagas tonterías. Hombre, las usuales… las de correr. Pero digo de las otras. No, esas se quedan para otros círculos. Rodeamos a los más afectados y volvemos a separarnos en un baile de ritos y de conversaciones convergentes. Te he mandado un email a ver si ya eres capaz de… Gracias, esponjar. Oye, hacía un montón que no te veía.

Rituales y cafés templando la fría sensación de estar de pie en medio de un Enero de Madrid a última hora de la tarde. Más frío hacía el día que cruzamos la sierra, ¿te acuerdas? Me cago en su puta madre, qué vendaval. Ahí sí que me ví yo preguntando a Híper, oye, Pepe, para dónde. El miraba la brújula y nada, derecho para allá. Y el día que parábamos cada veinte minutos para agruparnos camino de ese castillo de Caracena. Ahí ya no venía. Le había empezado a doler el pie, yo creo que ahí le estaba saliendo la enfermedad por algun lado.

Tengo que mirar un mapa contigo. Si. No sea que nos perdamos como cuando coge este los papeles. So cabrones, algunos andan peor que yo con los mapas, pregúntale ese día por Los Molinos. ¿Cuando?, ¿el día que el taxista se paraba a beber cada charco de meados de las vacas?. Saltan las risas. Las despedidas, cuanto más triviales, más duras. Cuanto más trascendentes, más livianas. Ya dice el común que, en España, el las situaciones más hilarantes se dan en funerales y tanatorios. En la escalera de bajada a la cafetería un botón. Concurso de tanatocuentos. Se abren las bocas y estallan carcajadas tensas, mientras la mujer de abrigo marrón y ojos húmedos rodeados por ojeras de malas noches y durísimos meses baja a abrigarse del frío del día, del frío de la muerte y del frío que nos manda a todos a cubierto.

Al llegar a casa, lágrimas porque les había prometido terminar de freir unas croquetas para cenar. Esta noche no ha podido ser, hijo. Explícaselo tu a tu hermanito, hombre. Papá tenía un amigo muy enfermo y hemos tenido que ir a decirle adiós. Las croquetas, papá. Llanto desconsolado. Mañana las cenamos hombre. ¿Te das cuenta ahora, Pepe?. Lo único por lo que merece la pena luchar es por las croquetas.

9 comentarios

  1. Dice ser Carlos

    Un regusto agridulce por la amargura que trasluces hoy.¿Algún mal sueño?, ¿algún mal recuerdo?.Menos mal que siempre nos quedarán las croquetas.Un saludo.

    16 enero 2007 | 08:57

  2. Dice ser Anonymous

    No, Luis. Merece la pena luchar por mucho más. Merece la pena luchar por todo, hasta por seguir luchando.Un abrazo.Pepe-despacio.

    16 enero 2007 | 08:59

  3. Dice ser Sergio

    descanse en paz

    16 enero 2007 | 09:12

  4. Dice ser Spanjaard

    Precisamente, Pepe-despacio. Al final nos ata a esto lo más cercano. No hacemos más que darle vueltas y buscar lo imposible, lo raro, casi que hasta lo extravagante. Pero no nos damos cuenta que, al lado nuestro, está lo más maravillosamente inmediato. Pobre Nicolás, él quería a su padre haciendo croquetas. Poco le importaba el resto del mundo.

    16 enero 2007 | 09:42

  5. Dice ser merak

    luis,hace poco se lo decía a syl… ahora es inmortal.por cierto mamón… llevate unas croquetitas a getafe ;-)abrazos

    16 enero 2007 | 10:42

  6. Dice ser FPR

    hola, dos cosas, te voto ya cada dia a lo de 20minutos a partir de hoy, no habia caido i si te apetece haces tu lo mismo conmigo.la otra es que he añadido una versión en castellano al http://www.blocfpr.blogspot.comun saludo Francesc Puigcarbó

    16 enero 2007 | 16:25

  7. Dice ser magopepo

    Tú ves como no iba yo tan desencaminado cuando decía que en esta vida, como los gintonics de verdad, pocas cosas. Hoy, precisamente, me acordaba de uno que conseguí que se tomara Pepe la víspera de nuestra primera Marató de la Marina Alta, en casa, él, que como sabes no bebía, se tomó uno. Con esa imagen me quedo, y con la de la lijada que me metió, unos meses más tarde, ya llegando arriba de la cuesta de Arriate. ¡Como me pasó!. Fue la época de los 1.000 abdominales diarios. En fin, Luisillo, no sabes como siento no haber podido estar hoy en Madrid. Tengo un puto juicio mañana que he de preparar un poco, porca miseria. Traslada a todos un abrazo de mi parte.Apenados saludos.

    16 enero 2007 | 18:00

  8. Dice ser SlowPepe

    Esas pequeñas cosas mueven el mundo. Lo demás, no queda otra que superarlo. El show debe continuar. Un abrazo.Aunque esté de acuerdo con lo que dice, el del segundo comentario no soy yo, aunque la rúbrica coincida (con traducción de por medio)

    16 enero 2007 | 20:45

  9. Dice ser Lynnsinhill

    Las croquetas y el frío de vendaval de Madrid, vaya combinación, sonaba mejor una sopa… Ya sabes, te doy mi voto de apoyo y mi palmada en la espalda.bye

    16 enero 2007 | 21:36

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