Sintomatología del corredor nervioso: dando la chapa

No paramos. Seguimos relacionando mentalmente y se nos sigue escapando por la boca. Cuando se avecina un evento gordo, unos 100km, un maraton, esa carrera de 10k que parece reflejará los mejores resultados de los entrenamientos previos, ahí estamos. Salta el tema por cualquier cosa y, ahí es donde aparece el problema. Dando la chapa, pero ¿dónde?.

Claro, a nuestros compañeros de carreritas cuando salimos en grupo. El bravo corredor se siente arropado, le apoyan, adulan, corrigen o comentan. En el trabajo mal asunto, dominio éste de futboleros o de ignorantes del percal atlético salvo cuando Suso García Bragado saca medalla o Paquillo saca medalla (ese día habrá múltiples y sesudos análisis sobre la marcha atlética, tales como ‘a mi no me jodas, ¿para qué marchan si pueden correr?, ¿no irían más deprisa?’… como si hacer 50km en 3h40 no fuera ir deprisa).

En casa… ay. En casa es mejor no tocar el tema porque la familia del corredor, con razón, se verá hasta tal punto saturada que será todo fuente de fricciones. Como no somos gente de bar, ni de club de golf en nuestra mayoría, nos queda, je je, nos queda la RED. Aquí si que nos aguantamos, leemos, apoyamos y ofrecemos hombros para llorar, damos consejos, recibimos cátedras, podemos colgar fotos de nuestras aventuras sinque las estanterías se pueblen, relatar nuestros entrenamientos o quejarnos de lo poco que nos escuchan en esos otros mundos paralelos exteriores.

Dónde va a parar un bar comparado con Internet.

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