Diario de un (trozo de) Camino de Santiago, I

Ponferrada – Columbrianos – Villafranca del Bierzo. Una opción para los madrileños es la de subir a encontrarse con este Camino en la ciudad industrial del Bierzo, comarca desconocida, y nosotros probamos a hacerlo en tren. RENFE te regala un trayecto borreguero sin condiciones para dormir bien y revisores malencarados y que no informan. Así nos autogestionamos la manera de saber dónde saltar (solo para un minuto) en Ponferrada, y listos para caminar. La aventura fue total. Convencí a mi media naranja con las condiciones de [1] no sufrir innecesariamente, [2] transportar todo el peso yo y [3] recuperar nuestra pareja al fresco. Así pues, 15kg de mochila Altus con recambio de zapatillas para mi pareja (zapatilla mixta de caminar que luego se reveló como la más usada, y Adidas de running que no le fue tan bien), neceser, ropa y algún extra. Yo iba con lo justo, 71kg míos y unas zapas Kalenji E1000 que me han acompañado toda la temporada, los 100/24, etc.

La salida nocturna por Compostilla dió imágenes inesperadas, y la bajada al amanecer hacia Camponaraya la primera idea de qué es caminar horas y horas. Encontramos a un italiano jubilado que lleva millones de horas caminadas, vimos cómo algunos se lanzan al Camino sin conocimiento, pero en definitiva a eso de las 11 llegamos al albergue de Jato (gracias por todo), en nuestra primera experiencia del Camino en ello. Optamos por obviar el Municipal con lo que -creo- que acertamos, conociendo a peregrinos y a hospitaleros curiosos. Villafranca es noble villa y ponen unos bocatas inmensos en las terrazas de su plaza. Fueron 24km y un calor terrible con el que reponernos. Ayudó y mucho la tarde-noche pasadas con Jesús Jato, con una cena comunal recomendabilísima. Javi y Eduardo, hijo y padre, bilbaínos de monte, los bikers euskaldunes que llevaban a matacaballo a un chaval de 11 años, fauna diversa.

Almacenado en: Sin categoría