Runstorming Runstorming

Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

La guapa

Estaba la guapa esperando con la melena desbocada, camisa blanquísima y falda pijísima de corte amplio, caqui, casi, en el lateral por el que iba yo a abordar esta tarde la rotonda de la Avda de Bruselas. Había dejado la guapa unas bolsas de muy poco caché en un banco de mármol blanquito, y tenía la mirada puesta en los coches que bajaban como centellas de la zona del Diversia.

Lo de la mirada, digo yo que se me habría quedado grabado en plena insolación. Sus gafas de mosca impedían detallar al reportero corredor las dimensiones de ese lugar al que declaramos los hombres dirigir primero las miradas. Por que si, nosotros, lo primero que miramos de una mujer son sus ojos, ¿no?. Pues eso. No se los ví, pero su mirada, por el giro del cuello y hacia donde apuntaba con su recortadísima nariz, debía estar dirigiéndose -ya digo- hacia el centro de ocio mencionado. Y claro, no me vió venir.

La guapa repija dió un respingo en cuanto zapateando me acerqué a la acera. Uno, dos y tres zancadas y, alehop, ya estoy a su altura. Entro desde su derecha y ella que se revoltea, melena ondeante a la ventolera de 31 grados al sol, como diciendo «Ays, que sobresalto». El reportero que ya desde lejos había oteado a la guapa requeteplantá en la rotonda, además, venía sudandísimo y sin camiseta. Peludo todo que es servidor, estrecho de pecho, vaya, el mejor exponente de un susto de media tarde. Pero el consuelo al susto que provocamos es que vamos a tanta velocidad que en otro ‘un-dos-tres’ ya hemos arrancado distancia y nos recreamos en esos segundos de análisis sesudo. Más, con un cuestón camino del campo de rugby de las terrazas, no damos de sí. Adiós guapa. Anda que vaya pija, que espera que le recojan al solarro… pijas, pijas, las que había un kilómetro más arriba, por Conde de los Gaitanes. De Mercedes de lujo, de mansionazas, de coches de seguridad privada. Coño que calor.

1 comentario

  1. Dice ser Santi Palillo

    Por menos que eso le arrea una cacatúa un bolsazo genital al más pintado en la feria del negocio librero.

    12 junio 2006 | 12:26

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