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Escritores de verdad y de mentira: Genoveva Casanova, de rica condesa consorte a novelista

Desesperada. Así estoy yo: como Marta Sánchez. Y es que el finde fue largo, duro y a veces tortuoso (gracias mamá), y si no fuese porque recibí la llamada de Silvia Grijalba (escritora de altos vuelos, directora de la Casa Brenan y una de mis 900 mejores amigas) no sé qué hubiera sido de mi salud mental. Silvia, que al igual que yo defiende la unión de lo frívolo con lo intelectual y que me ha prometido que vendrá pronto a verme a la clínica, estaba muy contenta: la Noche de Los libros de Málaga del pasado viernes fue un éxito. Ella habló junto al mismísimo Ray Loriga ante el público de la Térmica (un sitio en el que, con el gran Martín Moniche mediante, se organizan cosas muy chulas: hoy, sin ir más lejos, un encuentro con David Trueba). El caso es que quedaron científicamente demostradas mis teorías: hay un público considerable que aún se interesa más por los libros que por los escarnios de Sálvame. Catastrofistas de la cultura: a callarse.

Silvia Grijalba y Ray Loriga, el viernes pasado. © La Térmica.

Silvia Grijalba y Ray Loriga, el viernes pasado. © La Térmica.

Ray se conserva, ya cerca de los cincuenta años (48) y sin mover una pestaña, igual de bien que el impresionante Brad Pitt (51) con todos sus cuidados estéticos y casi que David Beckham, que no digo yo que no sea guapo, pero vamos, que este a los 50 no llega como Ray, esas cosas se ven venir. Tiene 40 y, me vais a perdonar por decir mi opinión, está un poco estropeadillo, que una cosa es verle en una campaña publicitaria y otra en vivo y en directo (hace pocas semanas estuvo en Madrid) . Tanto fútbol… Lo de Ray, sin embargo, es un milagro genético: él mismo me confesó una vez que de ejercicio nada de nada. Claro que no es lo mismo salir con la extravagante Victoria Beckham (David), que es algo que no contribuye al rejuvenecimiento, que con la dulce Fátima de Burnay (Ray), que, por cierto, abrió hace meses Hat Bar, un bar-sobrerería en el centro de Madrid que recomiendo visitar.

El caso es que Ray y Silvia son lo que podríamos calificar “escritores de verdad”. No hay tantos en estos tiempos que corren. ¿Lo es Genoveva Casanova?

Genoveva Casanova, que además de excondesa consorte y ahora escritora es fotógrafa, en una de sus exposiciones humanitarias. © Gtres

Genoveva Casanova, que además de excondesa consorte y ahora escritora es fotógrafa, en una de sus exposiciones humanitarias. © Gtres

genoveva-libroYo no quisiera prejuzgar: lo cierto es que no he leído su novela, El llanto de los elefantes, que sale hoy a la venta. Y es verdad que sus artículos sobre arte en una revista femenina superan el penoso nivel de escritura de las Pataky-bloggers-celebrities del mundo mundial. Pero aún resuena como un zumbido en el interior de mis oídos aquellas palabras que pronunció una vez que en una entrega de premios, cuando confundió a Cervantes con Quevedo. El Quijote de Quevedo, ¡eso dijo!, y ni rectificó ni nada, y vale, alegó a la salida que estaba nerviosa, pero se trataba de un discurso escrito: lo estaba leyendo. Sería un doble lapsus entonces: cuando lo escribió y cuando lo leyó.

Total, que los pobres elefantes no tienen culpa ninguna, pero que la que le va a caer a Genoveva es buena. Pobrecilla. El mundo de Internet y del periodismo sensacionalista está a la que salta, con las garras bien afiladas y deseoso de noticias frescas y de sangre, cualquiera que sea la excusa y caiga quien caiga. Y no es eso. Por el hecho de que haya salido con uno de los hombres más ricos de España, luego con el hijo de un Premio Nobel millonario y ahora con el no menos bien relacionado José María Michavila no tiene por qué ser una cazafortunas, como insinúan las malas lenguas. Que más quisiera yo que salir alguna vez con un hombre que no sea submileurista (bueno, vale, prefiero a mis submileuristas de fin de semana que a Michavila, pero sobre gustos no hay nada escrito).

La historia de su novela es la de una joven mexicana que llega a Madrid y se enamora de un rico. ¿Les suena? Pues no: no es una autobiografía, como ella ya ha explicado.

Pues eso, que si queréis ir a felicitar a Genoveva en persona (por su novela, por su ya confirmadísimo noviazgo con el ministro de Aznar, por sus fotografías de viajes humanitarios o por el pisazo de 3.000 euros que tiene en Pintor Rosales) podéis hacerlo en su presentación. Aquí todos los datos en rigurosa Rosy-exclusiva mundial: a las 19:30 h del 20 de abril en la Embajada de México (Carrera de San Jerónimo, 46). Sólo os pido un favor: que nadie le diga quién le ha dado la información ni, mucho menos, sobre la existencia de este artículo.

Y nada más por hoy… ah, sí: la ganadora del concurso-mención fue Twinszara. Llegarás donde te lo propongas: tus ojos puede ver más que los de los demás. Y es que, mis querid@s miopes comentaristas de este blog, no disteis una. La rubia misteriosa de la foto no era ni Macarena Gómez, ni Ana Polvorosa ni Bárbara Lenie ni mucho menos Belén Rueda: era Carolina Bang.

Hasta mañana

Rosy