‘Ocho apellidos catalanes’.

Perdonar deja de ser necesario cuando el otro pide disculpas. Y Clara Lago, varios días después de su intervención en El Hormiguero, ha pedido disculpas sinceras. Sin excusarse. Sin matices. Tras reflexionar. Esto la engrandece.

Gracias Clara. Tú aprendes, nosotros aprendemos. Un mensaje impecable. No era el qué si no el cómo. No se trata de no ser sinceros, sino de expresar las cosas con cuidado. Y ahora me corresponde a mí darle a tus disculpas el mismo bombo que le di a tu intervención en el programa: un post entero. Para que luego digan que los periodistas sólo buscamos la polémica. No es así: también nos gustan los finales felices.

Así que también yo te pido disculpas por lo que escribí en el caso de que tú o alguno de tus seguidores pudieran haberse sentido ofendidos, aunque sólo quería dar mi opinión sobre lo que me había parecido una intervención desafortunada. Rectificar es de sabios.

Dani Rovira, sin embargo, no ha pedido disculpas. Bueno, la verdad es que no tenía por qué hacerlo. Y para mí el hecho de que haya retuiteado el maravilloso mensaje de Clara supone, en cierta manera, que está reconociendo que tal vez hubo algo que se podía haber hecho de otra manera. Porque la sinceridad, como él sabe, no está reñida con decir las cosas bien. 

¡Bravo por los dos!

Desde ya voy diciendo que este fin de semana vi ‘Ocho apellidos catalanes’ (no fui la única: está ya en el top mundial de películas más taquilleras, lo cual es una gran noticia, pues beneficia a nuestro cine y por tanto a todos). Me reí como una tonta, aunque no tanto como se rió mi sobrina de 13 años. Según su opinión, ésta era mejor que la anterior. Según la mía, la anterior era más divertida. El cine estaba lleno a rebosar y la gente lo pasó bien.

Claro Lago, en mi opinión, es una buena actriz (recordemos que empezó en esto siendo una niña con una película preciosa), Dani Rovira es uno de los mejores cómicos de este país. El resto del reparto, impagable, porque lo de Carmen Machi ya lo sabíamos por la anterior pero lo de Rosa María Sardá es algo de locos, por no hablar del personaje de Berto Romero, que para mí ha supuesto todo un descubrimiento. Una comedia para toda la familia y sin pretender otra cosa que entretener, que no es poco.

Doy con este post por finalizada esta polémica en la que, finalmente, han salido ganando los fans: los actores ya no podrán negarse nunca a una foto. Vale, es broma. Harán lo que les dé la gana.