“Estuve saliendo con una chica de Ubrique, pero ella (Belén Esteban) fue la primera formal. Fue mi pareja con la que estuve tres años, tuvimos a mi hija y después la relación no funcionó”, explicaba Jesulín a Bertín Osborne en el programa ‘En la tuya o en la mía’. Y sí, desde ya voy diciendo que al fin me he tragado la hora y diez minutos de entrevista con Jesulín, el gran acontecimiento televisivo y del corazón de la semana, y lo cierto es que me ha gustado, no tanto por lo que dice de Belén Esteban, a la que respeta e ignora a partes iguales, sino por la naturalidad con la que se ha explayado bien a gusto, hablando de todo y con total tranquilidad. Me ha parecido sincero.
Se sabe, desde luego, que no se ha puesto a estudiar en todos estos años, porque hablar habla exactamente igual que cuando era torero en activo, aquellos tiempos en los que las mujeres se derretían por él, como bien recuerda en la entrevista. “Quillo, que yo he visto pelearse en el tendío por mí, mujeres”, dice, y por eso quiso homenajearlas con aquella corrida histórica en la entrada solo les estaba permitido a ellas.
En la casa de Bertín
Entonces superó el mismísimo récord de El Cordobés, llegando a hacer 161 corridas en un año, algo que muchos calificaron de barbaridad y que él, según explica en el programa, pudo afrontar porque iba “de sobrao”. “Cuando un tío está sobrao, es muy potente”, llega a decir.
Se refiere a que no tenía miedo ninguno al toro. El miedo le entró luego, cuando ya estaba casado con María José Campanario y tenía sus hijos. “Yo me he ido dando cuenta del daño que te puede hacer un toro cuando eres adulto y miras para atrás y tienes más que perder que ganar. Dices: ¿me merece la pena seguir?, ¿y si esta tarde sale un toro retorcido? Yo ya tengo una prioridad, mi mujer y mis hijos. Y ahí es cuando tu voluntad flaquea”
Se forró. Antes del miedo se forró. “Yo ganaba mucho dinero –reconoce-. Desgraciadamente ahora con una temporada te compras una maceta pero en aquella época con media temporada me compraba una finca de 600 hectáreas. Lo justificaba llenando la plaza. Y a mí me surgían los contratos uno detrás de otro. 38 tardes en el mes de agosto. Y encima me pagaban lo que yo quería, por qué voy a decir que no, si físicamente me encontraba bien y disfrutaba toreando.”
Gracias a ese pastizal pudo afrontar luego la millonada que le costó la broma de Toda, toda, toda, te necesito, toda, es decir, su faceta como cantante. Porque cuando vio que había metido la pata se echó atrás. “Suspendí toda la gira y asumí los gastos: cincuenta y tantos millones de pesetas. A tomar por culo. Cerré el kiosko y a seguir toreando”
Dice que tiene muy buena relación con su hija Andrea (lo cual es milagroso, después de la de años que lleva Belén Esteban declarándole la guerra) y que no tiene relación casi con ninguna persona del mundo del toreo, ningún amigo.
“No tengo relación con gente del mundo del toro. Me han quedado conocidos. Amigos ninguno. Cuando yo estaba en la plaza el primero yo, después yo y siempre yo, y después de mí a mucha distancia todos los demás. Cuando tú pierdes ese espíritu… estamos delante de un animal que nos puede quitar la vida. Nos tenemos que proteger unos a otros. Cuando sales de la plaza, a mí me da igual Fulano y Mengano, porque yo sé que le doy igual a Fulano y Mengano. Digo en mi caso. Yo me he aislado bastante. Yo he sido un torero que he ido muy a mi aire, y que no se me ha condicionado nada.”, explica, y pueden parecer declaraciones duras, de hecho lo son, pero también son sinceras.
Habló maravillas de la relación con su santa esposa, María José Campanario, que es cierto que ha aguantado carros y carretas en todo este tiempo en el que Belén Esteban ha ido diciendo lo que le ha dado la gana. María José ha resistido a la tentación de forrarse en los platós, y está estudiando en Oporto (¿será vecina de Sara Carbonero?) algunos días al mes, algo que a Jesulín no le gustó en un principio, pero que luego le pareció bien.
Fuera rumores de ruptura: “Yo es que a mi mujer la conocí en un momento de mi vida que me hacía falta tener una mujer a mi lado, y fue ella… Mi mujer me hace feliz, me encuentro cómodo y feliz con ella. Tiene su espacio y yo el mío. Estoy muy orgulloso de que haya terminado su carrera. Es muy tentador todo lo que le han ofrecido a mi mujer, y mi mujer no ha tirado por la calle del medio… Le han ofrecido mil historias, de programas, y ella siempre ha dicho, ‘pero si yo no soy conocida, el conocido es mi marido’
Total, que el Bertín, ahí donde lo veis, se lo está currando. Vale, no es Jesús Quintero, pero hay que reconocer que lo está haciendo bien. Está consiguiendo entrevistados que no consigue nadie (¡Pablo Alborán hablando de sexo!) y esta semana se marcó hito histórico con Jesulín de Ubrique, el personaje del corazón más perseguido de todos los tiempos. No quiero ni pensar lo que hubieran podido pagar en Sálvame Deluxe por una entrevista a Jesulín de Ubrique. Pero éste se la concedió a Bertín, más de una hora de conversación en la que sacamos como conclusión que está encantado con la vida que lleva y que no quiere ni oír mencionar el nombre de Belén Esteban. ¿Pactarían no nombrarla en ningún momento?