A Jeniffer López le pasa como a mi ex: no le gustan demasiado las bromas. Y si está en un aeropuerto, con un pie en Los Ángeles y otro rumbo a Marruecos, menos todavía. Y es que iba ella tan diva y tan tranquila, con su nuevo corte bob a lo Letizia, ignorando como buenamente podía a los periodistas, curiosos y cazafotos, cuando un simpático clown la sorprendió arrojándole… confetí en su linda y recién estrenada cabellera.
Y no, la bromita no le divirtió tanto como le hubiera gustado al clown que buenamente se ganaba la vida en el aeropuerto. No sabemos si tenía un mal día o si se había dejado el sentido del humor olvidado en algún lugar, pero sí que no se dignó a mirarle y que su reacción fue la de una cara larga hasta los pies: ignoró completamente al payaso, que, en mi opinión, hace bien en no distinguir a viandantes corrientes con famosos internacionales.
Al fin y al cabo, el payaso representa al niño o a la niña que todos llevamos dentro, ese que no tiene prejuicios ni fronteras y que juega lo mismo con unos que con otros, también con Jennifer López.
Vale, se lo perdonamos, a este blog pongo por testigo que lo olvidaré todo y no lo tendré en cuenta a partir de hoy, pero hay que reconocer que los famosos y celebridades es en estas “pruebas de calle” cuando se la juegan y no tanto cuando aparecen ideales de la muerte en las portadas de las revistas.
¡No os perdáis el vídeo!: