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Corazón, corazón; corazón pinturero.

Jaime Peñafiel publica un nuevo libro sobre la Reina de Corazones: ‘Isabel, la amante de sus maridos’

Isabel Presyler vuelve a estar de actualidad, si es que en algún momento dejó de estarlo. A la bibliografía que ya existe sobre su vida y milagros, una media docena de libros publicados por editoriales punteras de nuestro país, se une ahora un nuevo ejemplar rubricado por el veterano periodista y ex cronista de la Casa Real, Jaime Peñafiel. El título es incendiario, aunque el autor defiende en LOC que no busca hacer daño a la ‘viuda de oro’: «Sé que el título, así a bote pronto, puede parecer agresivo y hasta insultante. Pero no lo es». Digo yo, si no lo es ¿para qué lo escribe?

Isabel Preysler y Miguel Boyer, en una foto de archivo. © Gtres

Isabel Preysler y Miguel Boyer, en una foto de archivo. © Gtres

El periodista de corazón desarrolla y analiza en su publicación la vida amorosa de la Preysler haciendo un recorrido por sus relaciones sentimentales, que en su caso han culminado todas en boda. Primero fue Julio Iglesias, con quien tuvo a sus tres hijos mayores; le siguió Carlos Falcó, padre de Tamara, con él mantuvo una relación durante cinco años, después y ‘para toda la vida’ se volvió a casar con Carlos Boyer y nació la benjamina, Ana; su amor se alargó 26 años, hasta la muerte de ex ministro, en septiembre de 2014.

«Tras analizar la vida sentimental de Isabel a fondo, llegué a la conclusión de que ella no es mujer de amantes, aunque algunos piensen lo contrario, sino de maridos de quién se convierte en esposa amante». Peñafiel marca así la diferencia entre dos términos esenciales para él ‘esposa amante’ y ‘madre’ de sus maridos. A Isabel la encasilla en el primer lugar, mientras, a Patricia Llosa, ya oficialmente divorciada del escritor, en el segundo: «Patricia era la perfecta secretaria, lo comprobé cuando compartí con ellos hotel en Sancti Petri».

Es curioso que así, tirando del hilo y tejiendo una trama, poco a poco Peñafiel va uniendo historias y, al final, si bien el gancho es la Preysler, acaba por abarcar la vida, también sentimental, del novelista peruano: «No puedo por menos que preguntar en el libro: ¿cuándo se rompió la magia de aquel amor entre Varguitas y su prima Patricia, que casi una niña se presentó en París, para arrancar a su primo de los brazos de su mujer, la tía Julia?». Sí que se remonta a años atrás el periodista, sí. Entre ‘esposa amante’, ‘amante madre’ y las tramas familiares que ya de por sí guarda la biografía del Nobel, que estuvo casado con su tía para luego hacerlo con su prima, promete más que una biografía una tele-novela.

Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa, en una visita a Nueva York. © Gtres

Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa, en una visita a Nueva York. © Gtres

Si Vargas Llosa le ayudó a Tamara Falcó a revisar su blog quizá  este verano, (le ha dicho a Isabel que sacrificará sus vacaciones en pos de escribir una nueva novela) se entretenga analizando la escritura de Peñafiel, que no es muy de perder el tiempo y que termina su artículo en el que presenta su nueva obra con una frase lapidaria: «De lo que no hay duda es que Isabel no se convertirá en la madre de Mario, sino en la amante de su marido. Para toda la vida. Una vida desigual. Ella tiene todavía muchos años para amarle. Él unos pocos menos». Toma ya.

Lean o no el libro los Preysler- Llosa, ni uno, ni otra se librarán en los próximos meses de que la prensa les pregunte qué les ha parecido. Peñafiel ya tiene la promoción asegurada.

4 comentarios

  1. Dice ser Pepa

    Lo que no se puede decir de Isabel Preysler es que sea una mujer que elija mal. Todos sus maridos han sido relevantes y adinerados, lo del amor ya no me lo creo yo tanto.
    Como siempre ha habido y habrá, muchas personas viven simbióticamente. Este es uno de esos casos, ella aporta «no se sabe que» y ellos la pasta.
    Estoy pensando que algo tendrá para encandilar de ese modo a sus «maridos». No la veo como persona ni muy culta ni muy comprometida ni muy nada; físicamente tampoco está tan favorecida ya que tantos retoques terminan pasando factura, como se aprecia en la foto.
    ¿ Que tendrá para ser admirada por ese sector tan selecto…?
    Si alguien lo intuye pude responderme

    21 junio 2016 | 13:09

  2. Dice ser Lila

    Isabel,es una mujer que sabe escuchar con atencion,a sus esposos,a ellos les agrada por esso es la mujer 10,es un excelente ser humano,no habla ,ni critica a nadie ,es envidia que le tienen,es una mujer inteligente,buena madre,excelente esposa ,dejenla tranguila,que sea feliz es unica,aprendan de ella tiene clase,y eso se nace,no se aprende,felicidades isabel MI DIOS te bendiga.

    21 junio 2016 | 14:14

  3. Texas, June 21 – 2016

    Hola Estimadas Amigas Espanolas Flias . Chabely Iglesias y sus lindas Hnas. del Mundo Artistico

    Mi Saludo Cordial para Uds. Excelentisimas Modelos y Buenas Familias Sra. Isabel Preylers e Hijas Srta. Ana y Sra. Chabeli Iglesias en su Hogar Madrileno en Espana

    Como estan vos hoy en Madrid ? Les Saludo a todos y Buenas Bendiciones para tus lindas Hijas y Nietos y linda Nieta y que hoy viva la Alegria y el Amor en sus Hogares Espanoles y con sus Buenas Familias Norteamericanas .Fraternalmente,de Tus Amistades en Texas, U.S.America las Buenas Flias, Sra. Francis Ma. Feliu Atkinson y Senor Clarke H. Atkinson y Sus Distinguidas Buenas Familias Religiosas Catolicas y Todas lindas Habaneras Cubanas

    21 junio 2016 | 23:20

  4. Dice ser M.ª Paula Santalla del Río

    Volveré a escribir este texto donde me sea posible (he intentado escribirlo antes añadiendo un comentario al artículo de Jaime Peñafiel en El Mundo digital del 22/6/2016, pero no me fue posible). No me interesa en absoluto referirme a la naturaleza de la actual relación entre Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa, pero me ha indignado y no puedo imaginarme ningún planteamiento más insultantemente machista que el que muestra Jaime Peñafiel cuando se refiere a la relación de Mario Vargas Llosa y Patricia Llosa. Digo yo que algo tendría el propio Mario que ver en que su exesposa fuera, si es que así ocurrió, deslizándose, probablemente sin apercibirse de ello y sin que se le diera al respecto elección, del papel de esposa al de «madre y secretaria». Como para una inmensa mayoría de los esposos de sus esposas y padres de los hijos de las madres, a él le resultó seguramente muy cómodo y muy rentable intelectualmente que ella asumiera todas esas tan molestas, consumidoras de tiempo y desconcentradoras tareas de las que él quedó así absolutamente libre. No se opuso, parece, en ningún momento a que las cosas se fueran volviendo de esa manera y podía haberlo hecho, administrando él mismo su economía (o la parte que le pudiese corresponder de la de ambos, si es que era compartida), poniendo orden en su propio caos, manteniendo a raya a los periodistas que a él era a quien perseguían, decidiendo sus propias citas y viajes y haciendo y deshaciendo sus propias maletas (por referirme solo a lo que él mismo reconoció en su discurso el día en que recibió el premio Nobel). Dejó, en cambio, que otro (la esposa a la que amaba) lo hiciera por él y al tiempo que tal hizo, parece que fue dejando de amarla. Tendría que haberse cuidado, en cambio, con mucha más razón aún que si su esposa no hubiera asumido tan generosa, o quizá más bien resignadamente, esas tan poco estimulantes tareas, de que eso no ocurriera. Pero no se cuidó. Solo espero que, abundando más aún en el más socialmente incrustado machismo, a nadie se le ocurra todavía decir que Patricia no habría debido de dejarse echar encima todos esos quehaceres. Como a la mayoría de las esposas y madres, tanto si hacen como si no algo más que eso, así le acabó, por la muy egoísta desidia de sus esposos y padres de sus hijos, ocurriendo.

    22 junio 2016 | 11:00

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