He pensado muchas formas de decirlo pero no se me ocurre ninguna otra que no sea esta: “Dejadla en paz”. Tengo muchos compañeros periodistas que parece que después de una larga carrera en esto se han convertido en piedra. Ni sienten ni padecen y esto no nos lo podemos permitir. Podemos hablar de la vida de la gente y hay veces que sienta mejor y otras que sienta peor. Pero hay unos mínimos que no se pueden rebasar. Ayer, la compañera María Eugenia Yagüe lo hizo con Raquel Sánchez Silva en los Premios que cada año entrega la revista de arquitectura e interiores AD.
Ya se ha publicado todo lo que tenía que publicarse de la muerte de Mario Biondo, ya hemos opinado todos si después de quedar viuda sonreía mucho o sonreía poco, si era oportuno que se bañara en la playa o que se quedara en casa… Ya este tema ha dado todo lo que podía dar de sí. Creo que es el momento de que todos pasemos página y dejemos llevar a esta señora, porque Raquel es una señora, su luto con tranquilidad.
La presentadora ha vuelto a la vida pública porque en su caso es volver al trabajo. Si ha rehecho su vida sentimental o no puede ser un tema de interés, pero hay que saber cómo formular las preguntas. Se llama tacto y es lo que muchos compañeros no tienen. Ayer Raquel se marchó de los premios AD porque le tocaron demasiado la moral. No voy a entrar en lo que le preguntaron ni en cómo se lo preguntaron. Se fue porque tiene dignidad y sobre todo, porque no está dispuesta a aguantar determinadas insinuaciones.
Hoy quiero acabar mandando un beso enorme a Dunia Ayaso, que nos ha dejado hoy después de una larga enfermedad que ha llevado con la mayor de sus sonrisas. Dunia además de ser una de las directoras de cine con más talento de nuestro país, era una mujer increíble que dejaba huella. “Gracias por lo que nos has regalado todos estos años y no te preocupes por Félix (Sabroso) porque vamos a cuidártelo”. Un beso enorme y hasta siempre Dunia querida.