La gala más aburrida del año, la de la Unión de Actores

“No hemos venido a escuchar política, hemos venido a una fiesta”, gritaba el padre de Chusa Barbero, premiada a mejor Actriz de Reparto por Crematorio. Era la respuesta al discurso con el que arrancó ayer Vicente Cuesta, secretario general, durante los Premios de la Unión de Actores. Cuesta apostó por un discurso reivindicativo, en mi opinión un poco antiguo, que provocó los primeros bostezos de una gala aburrida e interminable. Aquello parecía una asamblea de ex combatientes republicanos. Para que veáis que no soy exagerada, dos de los premios que se entregaron anoche fueron a parar a la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) y la Federación Estatal de Foros por la Memoria. ¡Un pestiñazo tremendo con todos mis respetos! Una servidora es fan incondicional de estas dos asociaciones, conozco el trabajo que están llevando a cabo y les aplaudo, pero todo junto y concentrado ayer en un discurso de más de tres horas que duró la gala hablando de malos y buenos… ¡Demasiado!

El padre de Chusa no paró de intervenir desde la grada no porque le pareciera aburrida la gala como a mí, sino porque su ideología política iba por otro lado. Cada cinco minutos lanzaba un abucheo o hacía algún aspaviento. La madre pasó un mal rato tremendo porque intentaba calmarlo. A su alrededor los actores lo miraban preguntándose: ¿Éste quién es?.

Los agradecimientos se hicieron más pesados aún y todos los actores volvían a incidir en la crisis, las pocas ayudas… Aunque hubo alguno que lo trasladó al lado personal como Asier Etxeandía, que se lo dedicó a su chico que lo aguanta todos los días, o Daniel Grau, que fue para su hijo. Para mí, el más divertido fue el de Petra Martínez, que aprovechó para hacer una declaración de amor a su marido y le dijo a Marisa Paredes, que competía con ella en la misma categoría, que se aguantara que ella ya tenía muchos.

Pasando al tema estilismos, la gala fue un cuadro como siempre. El glamour destacaba por su ausencia, si no miren las fotos de la indumentaria de Pilar Bardem. No fue la única en lucirse a la hora de elegir modelito. Marisa Paredes ayer no acertó tampoco con un blusón con motivos japoneses que parecía más propio de los chinos. Eso del sindicalismo parece ser indirectamente proporcional a la elegancia aunque como en todo hubo gratas excepciones como fue el caso de una Inma Cuesta impresionante con un vestido rosa de volantes, o el de Juana Acosta, con un vestido negro ceñidísimo y con una raja de vértigo.

Yo me aburrí como una ostra. Los invitados terminaron en La Tourné en La Latina, bar que acaba de abrir Inma Cuesta y de allí hubo quien continuó a los antros de lujuria y perversión. Una servidora se retiró a casa desolada por el hambre (no nos dieron nada de comer), el sueño y el aburrimiento. Gracias a eso hoy estoy como una rosa. ¡Feliz martes!

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