Ciencia, tecnología, dibujos animados ¿Acaso se puede pedir más?

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Inocencia del móvil asesino

La ciencia no sólo es un sistema para descubrir nuevos conocimientos; tan importante como encontrar lo nuevo es ser capaz de deshacerse de lo antiguo, de lo no válido, de lo que descubrimos que es falso. Y por eso la ciencia es también un sistema de anulación de hechos y teorías que con el tiempo se han demostrado erróneas. Como el trabajo policial, la investigación científica consiste en emitir hipótesis y después ponerlas a prueba, descartando aquellas que no se sostienen o que los hechos demuestran imposibles. Por muy lógicas que parezcan; por muy intuitivamente correctas, y por muy encariñados con ellas que podamos estar, las teorías incompatibles con las pruebas deben ser rechazadas. Lo cual, a veces, es difícil; científicos y policías son humanos, al fin y al cabo.

Así, cuando un trabajador de Corea del Sur apareció muerto, con el pecho reventado y quemado y restos de su teléfono móvil en la camisa chamuscada, la primera idea que se les ocurrió a los investigadores fue echarle la culpa a una explosión de la batería del teléfono. Al fin y al cabo mucha gente desconfía de los móviles y los considera inseguros, y una batería almacena gran cantidad de energía en un espacio reducido: la receta de una bomba. La desconfianza ante la tecnología y la aparente evidencia se confabularon, y pronto la noticia rebotaba por la Internet toda: los móviles se habían cobrado otra víctima más, por la tremenda esta vez.

Posteriores investigaciones, sin embargo, ponen en duda esta primera hipótesis. Las heridas del cadáver son extensas, lo que indica una explosión de elevada energía que parece excesiva para una batería de móvil. Por otra parte este tipo de baterías se sabe son capaces de arder, pero raras veces o nunca se ha visto hacer explosión a un teléfono (a no ser que fuera intencionalmente preparado). Las pruebas físicas arrojan dudas sobre la responsabilidad del móvil en la muerte del coreano, que además resulta que trabajaba en una cantera, industria conocida por la disponibilidad de explosivos y por los accidentes en su manipulación. La hipótesis más económica, pues, es pensar que el móvil sea inocente de esta muerte, después de todo. Y es que demostrar responsabilidades, como saben bien los investigadores criminales, no es nada sencillo…

Finalmente ha resultado que el trabajador fue víctima de un accidente: un compañero lo atropelló con un vehículo y fabricó la historia sobre la explosión de la batería para ocultar el hecho. El móvil ha sido, por tanto, declarado inocente.