Ciencia, tecnología, dibujos animados ¿Acaso se puede pedir más?

El inesperado panteísta

Dice no ser más que un ranchero de ganado jubilado de Wyoming, pero la figura compacta y de negro que subió el pasado viernes al auditorio del Paraninfo de la Universidad Politécnica de Valencia, en el último día del Powerful Ideas Summit, ha hecho en su vida mucho más que marcar novillos. Vestido en impecable estilo ‘Cowboy Chic’ (traje y camisa, corbata y botas camperas negras), John Perry Barlow ha venido a charlar de lo que es, y sobre todo de lo que no es, Internet. Él lo sabe, porque estaba allí al principio, a finales de los 60 y principios de los 70; por entonces este chico de campo algo problemático estaba, entre otras cosas, escribiendo letras para los Grateful Dead, el grupo seminal del movimiento hippie. «Yo empecé con esto por los ‘deadheads'», explica Barlow al periodista invocando el espíritu de los legendarios y esforzados seguidores de Jerry García y sus chicos. Los Grateful Dead animaban a sus ‘fans’ a intercambiar cintas grabadas con su música, para que más gente pudiera oírla. A aquel cowboy de Wyoming la idea se le quedó grabada.

Tiempo más tarde tuvo ocasión de conocer los peculiares usos que algunos de aquellos hippies estaban dándole a las máquinas de calcular, allí mismo, en la Península, junto a San Francisco. De ahí y de la pasión de los ‘deadheads’ salió su participación en The Well, una de las primeras comunidades online, donde conoció a Mitchell Kapor. En The Well su natural inclinación libertaria descubrió nuevas tierras que colonizar, y con Kapor fundaron la Electronic Frontier Foundation (EFF) y empezaron a luchar por la libertad en la nueva frontera digital. Algún tiempo más tarde, en 1996, Barlow lanzó a la cúpula del poder mundial reunida en Davos un desafío con su Una Declaración de Independencia del Ciberespacio. Hoy dedica casi toda su atención a dotar de conexión a la Red a países pobres, tal vez recordando su propia educación en una escuela de un solo aula en el Wyoming profundo; presume de haber conectado personalmente Timbuctú a Internet. Pero no olvida la política, él que en tiempos ayudó a su paisano Dick Cheney a obtener su escaño en el Congreso y hoy lucha contra la Administración Bush con todas sus fuerzas.

La figura negra en el estrado se mueve con dificultad impropia de sus apenas seis décadas, pero John Perry Barlow ha vivido intensamente, y ha abusado de su cuerpo. Su voz es clara, con un murmullo de rocas pulidas por el agua y un ligero toque de acento del oeste. Habla despacio, sentenciosamente, moviendo apenas unas grandes manos, con deliberación. Habla de la Declaración de Independencia (ampulosa, dice ahora), de la Web 2.0 y de cómo para él es la versión 1.1; del terrible error cometido en 1993 cuando Mosaic, el primer navegador gráfico, se construyó como una ventana pasiva a páginas web en lugar de como un acceso realmente interactivo a la información, lo que hizo que muchos pensaran en la Web como en un medio publicitario.

Y eso no es nada, dice el hombre de la barba. «Internet no es un medio, sino un nuevo ambiente común, y todo el mundo quiere convertirlo en un ambiente antiguo». «Está en la naturaleza humana predecir el pasado». «Lo primero que consiguió la EFF fue impedir que transformaran Internet en la televisión interactiva». Pero lo importante tardará en llegar. «Nuestras nociones de poder, autoridad y propiedad provienen de cuando nacieron en Oriente Medio las tres grandes religiones monoteístas, que están basadas en una jerarquía de autoridad; ahora estamos pasando del monoteísmo al panteísmo, a una red de autoridad distribuida en la que los nodos de esa red obtienen autoridad según su capacidad de crear flujos». «En una jerarquía el poder lo tiene quien guarda secretos; en una red el poder lo obtiene quien disemina información».

«La propiedad intelectual es un concepto absurdo; aparte de la comida, el cobijo y el sexo, compartir información es la función más básica del ser humano». «Si ves algo bonito, quieres enseñarlo; si oyes algo interesante, quieres contarlo: ninguna aplicación de la fuerza cambiará este hecho». «Información es un verbo; indica una interacción entre mentes. Si la información no fluye deja de existir». «Lo abierto gana; lo cerrado cae. Microsoft se vendrá abajo de modo tan catastrófico y repentino como lo hizo la URSS, por las mismas razones». «El comunismo físico ha demostrado no funcionar; el puntocomunismo es el futuro».

«África es una sociedad basada en relaciones en la que los ordenadores se utilizan de modo diferente, en común y no por una persona; están más adaptados al futuro que nosotros». «Cuando hay ordenadores y niños, los adultos son el problema: transmiten que los ordenadores son temibles». «¿Quién de ustedes ha aprendido a manejar un ordenador en un entorno de aprendizaje formal?». El público, embelesado, no levanta un solo brazo.

Barlow no esquiva los problemas. «Internet es un campo propicio para la formación de pequeños campos de distorsión de la realidad donde la gente puede quedar atrapada; un ejemplo son los creyentes en las conspiraciones del 11S. Pero también favorece la preservación de culturas minoritarias». Y quizá lo más importante: «hay un continuo desde los datos a la información, de ahí al conocimiento y después a la sabiduría, pero no sabemos cómo funciona ese continuo. Hay que pensar más en el proceso de transformación de datos e información en conocimiento y sabiduría». Al principio de su charla la figura del estrado nos había advertido: «Para que una tecnología penetre realmente en la sociedad hacen falta más de 30 años; es necesario que la mitad de la gente muera». Aún es muy pronto para saber dónde irá todo esto. Pero será lejos.

De las vacas de Wyoming al ciberespacio, pasando por la revuelta hippie: parece un largo camino en el que John Perry Barlow ha obtenido muchos datos, y cierta cantidad de sabiduría. Es un camino que puede entenderse como una constante búsqueda de libertad, y una profunda e instintiva desconfianza hacia cualquier tipo de autoridad. Cuando se mira con los ojos de un amante de la libertad, no hay tanta distancia entre la llamada de las praderas y montañas de un Oeste por construir y el atractivo del infinito páramo que espera nuestra mano en la Red. Aquí, al menos, hay un vaquero que se ha deslizado de uno a otro de modo natural. ¿Quién podía imaginar un ‘cowboy’ panteísta?

6 comentarios

  1. Dice ser aitor

    A ver si, con un poco de suerte, publican toda la intervención.

    30 noviembre -0001 | 0:00

  2. Dice ser m ; )

    Joder, me ha valido la pena quedarme despierto, vaquero !

    29 enero 2007 | 3:21

  3. Dice ser doroteo

    puffff

    29 enero 2007 | 15:30

  4. Dice ser ddaa

    No diré que el LSD produzca la iluminación instantánea, pero está claro que a Barlow no le ha sentado tan mal y ni mucho menos le ha quemado el cerebro.

    29 enero 2007 | 19:22

  5. Dice ser Ribalta

    Muchas verdades acabo de leerGracias por el hilo PP

    29 enero 2007 | 23:45

  6. Dice ser Bow

    Muy estimulante el post, especialmente la parte de conversión de dato a sabiduría, coincido en que hay camino por recorrer. En particular, es cierto que la web contiene conocimiento, y es importante saber cómo alcanzarlo. Los buscadores nos ayudan a alcanzarlo cómodamente. Por otro lado, la naturaleza humana es perezosa, y me he encontrado a compañeros e incluso a mí mismo buscando en Internet para «recordar» algo. Es cómodo. Ocurre que en ocasiones Internet reemplaza nuestra memoria, y si lo evolucionamos puede llegar a sustituir nuestra inteligencia. Espero que por lo menos algunos no se conviertan en bobos comodones.Me hubiera gustado saber antes del evento de Powerful Ideas Summit. Seguro que no hubiera podido asistir, pero quién sabe. Podría haber compartido allí mis ideas, en lugar de hacerlo desde la frustración y desde mi triste blog.Gracias por el post. Un saludo

    03 febrero 2007 | 9:32

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