Zune y el futuro del candado

Algo realmente novedoso del reproductor musical de Microsoft es la sorprendente decisión de pagar un tanto por cada máquina vendida a Universal. Apple, y el resto de los fabricantes de aparatos electrónicos, han rechazado durante años esta reclamación, considerando que se trataba de una imposición absurda y perjudicial. Pagar a los proveedores de contenido es tanto como aceptar el principio de que sin ellos no hay ventas de reproductores; por el mismo principio los fabricantes de televisores deberían pagar a Tele 5 y Antena 3. Microsoft ha decidido romper el frente, sin duda para atraerse las simpatías de las fonográficas, muy poco satisfechas con el líder, Apple. Esta decisión abre una importante lata de gusanos, y puede acabar rehaciendo el futuro de la propiedad intelectual.

Las fonográficas y los propietarios de copyrights, cada vez más cercanos a nuestras entidades gestoras de derechos de autor en intereses y estrategias, se hacen pis sólo de pensar en ello: cambiar de cobrar un tanto por copia vendida a cobrar un fijo por cada soporte potencial de copia. Que tiene la ventaja de que te libera de las molestas transacciones con los usuarios. La idea, paralela a nuestro castizo canon por copia privada, convertiría a las fonográficas en recaudadoras de una tasa sobre las ventas de otras industrias, la electrónica y la informática, que mueven muchísimo más dinero. La propiedad intelectual se convertiría en una especie de impuesto a la copia potencial, y por tanto en una inagotable fuente de dinero a cambio de casi nada.

Y lo que es más importante: una ilimitada fuente de poder. Porque una vez recaudado el impuesto por cada soporte en el que concebiblemente se pueda, tal vez, reproducir una obra sujeta a propiedad intelectual, surgen toda una serie de preguntas importantes. ¿Quién hará el reparto, a quién y con qué criterios? ¿Recibirá más el más escuchado en la radio, el más intercambiado en redes P2P? ¿Quién recopilará los datos, y con qué criterio y garantía? ¿Habrá que pertenecer a una organización o tener un contrato con una empresa para recibir dinero de ese reparto? ¿Quién determinará la autoría y la propiedad de los derechos? Microsoft parece dispuesta a ceder en esta cuestión con tal de partirle el espinazo al iPod: lo que supone vender el futuro por obtener una ventaja a corto plazo. Pero claro, Microsoft no es un vendedor de hardware.

Eso sí, establece un precedente, al que se agarrarán fonográficas y entidades gestoras; un precedente peligroso, tanto más si el Zune se acaba transformando en un P2P descontrolado y el mercado de la música salta definitivamente por los aires. Cosa que puede tardar aún menos de lo que pensábamos; el blog de Wired Listening Post informa que manos emprendedoras ya han desguazado un Zune [imagen] y determinado que podría correr Linux, con lo cual queda abierta la carrera por reventar sus protecciones y abrir el DRM y el WiFi. La fatal cesión de Microsoft puede ser mucho más importante de lo que parece. Atentos a la jugada.

Almacenado en: En La Red