Ciencia, tecnología, dibujos animados ¿Acaso se puede pedir más?

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El último viaje del SS Independence

Es el último representante de una era, tecnológica y comercial: la de los buques de pasajeros trasatlánticos. Pero tras una larga y variada carrera, el SS Independence ha partido, probablemente camino del desguace. Durante más de un siglo las rutas comerciales del Atlántico Norte fueron las más rentables e importantes de todas las rutas marítimas. Los barcos eran la única forma de ir de Europa a América, y los que hacían los trayectos entre Londres, París, Hamburgo o Nápoles y Nueva York acabaron adquiriendo características míticas. La elegancia de los barcos, su potencia y velocidad (medida en un trofeo al cruce más rápido, el Gallardete Azul), entraban en competencia entre buques de distintos países, cuyas habilidades en la construcción naval representaban el orgullo nacional. Barcos como el Titanic se construyeron para estas rutas, pero también leyendas como el Norway/France, el Queen Mary, el Michelangelo, el Ile de France, el United States, el Andrea Doria, el Lusitania, el Normandie… y tantos otros buques, que transportaron a América a millones de personas, y fueron pasto de triunfos y tragedias sin igual.

A esta orgullosa estirpe pertenecían el SS Independence y su gemelo, el SS Constitution, cuando fueron construidos a principios de los años 50. Estaban diseñados para transportar rápidamente y con estilo a pasajeros entre ambas orillas del Atlántico, concretamente en la ruta conocida como ‘Línea del Sol’ que unía Nueva York con los puertos italianos (Nápoles, Palermo) y/o franceses (Niza) del Mediterráneo en una o dos semanas de lujo y confort. Además, estaban preparados para reconvertirse en transportes de tropas si lo requería el Tío Sam, y de hacerlo de modo más eficiente que algunos de sus antecesores, hundidos durante las guerras mundiales realizando esa función. Propulsado por turbinas de vapor, alcanzaba unos más que respetables 23 nudos, y durante varios años tras su botadura realizó su cometido pintado con el casco negro y la superestructura blanca que eran casi el uniforme de los trasatlánticos.

Para mediados de los años 60 el Independence ya no era rentable como barco de pasaje. Habían aparecido barcos más nuevos y eficaces, que le habían robado cuota de mercado. Pero sobre todo los trasatlánticos fueron derrotados por una tecnología que nada tenía que ver con su mundo, pero que acabó con su negocio casi de un día para otro: el avión reactor. El cruce más rápido del Atlántico Norte lo hizo el SS United States (dotado con la maquinaria destinada a un portaaviones) en tres días y medio; un reactor apenas tardaba ocho horas. Por si fuera poco, los aviones de pasajeros de cabina ancha eran seguros, y económicos. De repente aquellos orgullosos ‘monstruos marinos‘ carecían de sentido económico como transportes de pasajeros.

Muchos trasatlánticos se reconvirtieron en cruceros vacacionales, empeño en el que pasaron buena parte de sus carreras con éxito; en el caso que nos ocupa, tras una profunda reforma y un nuevo esquema de pintura. De hecho lo que acabó de rematar al Independence (el Constitution se había hundido camino del desguace en 1995) fueron los ataques terroristas del 11 de septiembre y sus consecuencias sobre el turismo: la empresa de cruceros que lo empleó durante 25 años en Hawaii quebró, y el barco estuvo desde entonces amarrado en San Francisco, en toda su fantasmagórica gloria. Sus últimos propietarios conocidos lo han vendido, no se sabe a quién, y el casco está siendo remolcado supuestamente hacia Singapur. Lo más seguro es que este magnífico descendiente de las leyendas marítimas de antaño acabe sus días en algún desguace de barcos del Índico, herido de muerte no por una versión mejor de sí mismo, sino por algo completamente nuevo, contra lo que no pudo luchar, porque contra el avión la rapidez (de un barco) y la lujosa comodidad de nada servían. El avance tecnológico puede acabar hasta con los más formidables triunfos del ingenio. Es una lección que se sigue repitiendo hoy.

¿Terror bajo las olas?

No hay prueba ninguna, hasta el momento, de que los cortes ocurridos en cables submarinos en Oriente Medio y sus proximidades en los últimos días sean deliberados. Pero según aumenta el número de averías, que ya pueden ser cinco, la concentración en tiempo y geografía hace más y más improbable que se trate de una simple agrupación estadística. Sí, es cierto que los cables submarinos tienen averías todo el tiempo; 50 en los que atraviesan el océano Atlántico sólo el año pasado. Por eso los constructores y reparadores de cables tienen buques especializados repartidos por el mundo, para atender cuanto antes a estas reparaciones y evitar la sangría multimillonaria que es un cable cortado. Pero a pesar de quienes quieren ver en estos cortes el preludio de un ataque estadounidense a Irán, hasta ahora la principal razón para que no se pusiera en marcha una guerra de corte de cables es el equilibrio del terror: como la guerra nuclear, el cortes de cables se sabe cómo empieza pero no cómo acaba, y todos los estados participantes salen perjudicados. Especialmente EE UU, situado en el centro de la red mundial de telecomunicaciones.

Los cables son tan vitales desde mediados del siglo XIX que cada gran guerra del siglo pasado comenzó con un episodio de corte hostil de cables. Los británicos incomunicaron Alemania al comenzar la Primera Guerra Mundial, y en represalia los alemanes enviaron al crucero Emden a atacar la crucial estación telegráfica de la Isla Dirección, en el archipiélago de Cocos (Keeling), en el Índico, dando lugar a una de las principales batallas navales de esa guerra en el área. Esa misma estación, clave para las comunicaciones entre Sudáfrica, la India, Singapur y Australia, estuvo a punto de ser silenciada durante la Segunda Guerra Mundial cuando nacionalistas indios, animados por los japoneses, se amotinaron contra los británicos. En tiempos de guerra el equilibrio del terror deja de tener importancia. Pero en tiempos de paz los daños a la industria y el comercio que podría provocar a cualquier estado moderno un corte masivo de telecomunicaciones serían incalculables. Y los satélites son marginales; más del 95% del tráfico de datos e Internet cruza los mares vía cables submarinos.

Aunque tal vez a donde habría que mirar no es a los estados, sino a otras entidades, interesadas en provocar el caos y sin intereses directos en los cables. Por ejemplo, organizaciones terroristas. Dañar un cable submarino en aguas someras no es tan difícil como parece: de hecho sus propietarios ofrecen todo tipo de información detallada sobre su paradero, para evitar los dos grandes peligros accidentales que acechan a la industria: los arrastreros y las anclas. Un grupo terrorista con acceso a media docena de pesqueros tripulados por gente sin miedo a ser atrapados podría organizar una buena en determinadas zonas donde los cables se concentran, como precisamente el Mar Rojo, Alejandría y la salida del Golfo Pérsico. Reparar cables cortados es un proceso complejo y caro (animación Flash), pero un corte masivo de comunicaciones entre continentes ciertamente provocaría considerable caos financiero, y terror. ¿Y no es precisamente ésto lo que buscan los terroristas? Tal vez los cables submarinos se conviertan en el futuro en blanco del terror, si es que no lo han sido ya.

Mapa (pdf) y animación Flash tomados de Alcatel-Lucent Submarine Networks. Postal con sellos de barcos cableros del archipiélago de Cocos (Keeling).

Periodismo obsoleto, y peligroso

¿Qué es noticia, y quién decide lo que es o no es noticioso? A Jack Shafer, crítico de medios de la revista online estadounidense ‘Slate’, no le gustan las noticias demasiado escandalosas. En una reciente diatriba este incisivo crítico descarga su ira contra los titulares de varios medios digitales como FoxNews.com, CNN.com o MSNBC.com, acusándolos de horribles crímenes contra el periodismo con expresiones claramente derogatorias. Así, comenta algunas de las noticias y titulares de los últimos tiempos en estos medios con fases como ‘craven pursuit of clicks‘ (despreciable persecución del clic), ‘sordid and bizarre‘ (sórdido y estrambótico), ‘exploitation‘ (explotación), ‘base impulses‘ (bajos instintos) o el peor de todos, repetido hasta la saciedad: ‘tabloid‘ (periódico, y por extensión periodismo, sensacionalista). Shafer se las arregla para transmitir la vigorosa desaprobación de una tía solterona decimonónica hacia un lascivo e incivilizado sobrino joven: parece mentira, siendo de la familia, un comportamiento tan soez. Y no es una opinión aislada; muchas voces muestran su paternal preocupación por el aparente descarrío de los medios digitales modernos, al parecer dispuestos a cualquier cosa con tal de arrancar el interés de sus parroquianos. A diferencia, tal vez, de sus nobles ancestros como la televisión, las revistas o los mismos periódicos, con su tradicional desapego de los audímetros.

Habría mucho que decir al respecto. El medio digital está a medio inventar, y por tanto debe experimentar y poner a prueba las fronteras. El comportamiento de los internautas demuestra que están interesados en más noticias y más diversas que los lectores de medios tradicionales (basta visitar Digg, Slashdot, Barrapunto o Menéame); los criterios de los medios tradicionales para decidir qué es noticia ya no son válidos. Cosa que es normal, dado que esos criterios de selección se basan en parte en una limitación de espacio disponible (tiempo o papel) que los medios digitales desconocen. En el mundo cada día ocurren muchas cosas, y ya no es posible que sólo los sacerdotes/periodistas decidamos cuáles de ellas son noticia: hacen falta horizontes más amplios. Por último, la crítica de Shafer da por supuesto que las noticias más exóticas, llamativas o peculiares son necesariamente de peor calidad; que es imposible contar con buen criterio profesional una noticia que no sea de un tema ‘serio’.

Pero la frase más pasmosa, en su conjunto y por partes, es ésta: ‘To be sure, all three Web tabs publish lots of staid and responsible news stories about politics, the economy, and culture, so there’s no danger of journalism-that-is-good-for-you being driven off viewers desktops‘ (por supuesto, las tres páginas publican muchas informaciones serias sobre política, economía y cultura, así que no hay peligro de que el periodismo-bueno-para-tu-salud sea desplazado de las pantallas de los lectores). Es la idea del periodismo como amarga medicina que hay que tragar con el mínimo gesto de desagrado. La información como un penoso deber, similar al sexo victoriano, aquel que recomendaba a las mujeres británicas en el dormitorio ‘cerrar los ojos y pensar en Inglaterra’ con el fin de procrear nuevos casacas rojas. La muy calvinista sospecha ante cualquier cosa que proporcione placer, que sólo considera positivo aquello que se obtiene con dolor. Si te hace gracia, te divierte o te entretiene, no puede ser de buena calidad, y hay que mirarlo con desprecio. Es una idea vetusta, carpetovetónica y carca, además de peligrosa, porque aleja a los jóvenes y los no inclinados al masoquismo de la información y deteriora así la calidad de la democracia. En estos tiempos de Nuevo Periodismo es curioso cómo asoma la cabeza el periodismo más vetusto en cuanto nos descuidamos. Informarse no debería ser sólo un penoso deber, sino un placer. ¿Qué opinas tú?

Cuatro tipos valientes

Ayer hizo 41 años que murieron tres tipos valientes. Se llamaban ‘Gus’ Grissom, Ed White y Roger Chaffee, y eran astronautas de la NASA. Su misión de aquel funesto 27 de enero de 1967, Apolo/Saturno 204 (AS-204), era poner a prueba ciertos sistemas de uno de los elementos (el módulo de mando) que conformaban el vehículo Apolo, con el que los Estados Unidos pretendían, y conseguirían años más tarde, alcanzar la luna. Eran tiempos de histeria y gloria, en los que un feroz enfrentamiento ideológico había abandonado los campos de batalla para pasar al campo del prestigio, a través de la ciencia. La carrera espacial había reemplazado a una guerra abierta que los contendientes temían porque el vencedor quedaría tan muerto como el vencido. La superioridad tecnológica no se demostraba en la confrontación de las armas, sino que se reflejaba en las hazañas de la conquista del espacio, con la que la tecnología de la guerra estaba estrechamente emparentada. Pero las victorias en la carrera por las estrellas eran tan valiosas como las conquistas de antaño. Y tan buscadas.

Y sin embargo la misión AS-204 fue un desastre desde el principio. La nave espacial que coronaba uno de los gigantescos Saturno IB que Wernher von Braun había creado estaba mal construida, y su construcción estaba mal documentada. Algunas decisiones de diseño, como la de ahorrar peso usando un sistema de atmósfera compuesto por un 100% de oxígeno a presión, o el que la puerta del modulo se abriera hacia adentro y careciese de cargas explosivas de emergencia, resultaron fatales. Paradójicamente fue la peripecia de ‘Gus’ Grissom con la cápsula Liberty Bell 7, que se hundió al dispararse los goznes explosivos tras el amerizaje, lo que justificó que aquella versión del Módulo de Mando Apolo no los llevase. Por si fuera poco posteriores investigaciones revelaron cableados mal aislados, zonas donde el aislante se pelaba por el roce, e incluso que los trajes de nylon de los propios astronautas creaban electricidad estática suficiente para generar chispas. En una atmósfera de oxígeno puro, en la que muchas sustancias que no parecen combustibles arden como la yesca.

Eran tipos valientes. ‘Gus’ Grissom había formado parte del grupo de 7 pilotos de pruebas que se convirtieron en los primeros astronautas estadounidenses del Proyecto Mercury, descrito en el libro y la película. ‘Elegidos para la Gloria‘ (The Right Stuff). Fue el segundo estadounidense en salir al espacio, pero antes había volado 100 misiones de combate sobre Corea. Ed White había hecho el primer paseo espacial de los EE UU, y era Teniente Coronel de las fuerzas aéreas. Chaffee, el único que no había salido al espacio, había sido condecorado por sus misiones de reconocimiento durante la Crisis de Cuba. Su habilidad como pilotos y sus conocimientos de ingeniería les sirvieron de poco cuando algo, nunca se supo exactamente qué, prendió fuego a su astronave varada en tierra. En 17 segundos sus angustiadas transmisiones y sus intentos (inútiles) de abrir la compuerta se detuvieron. Cuando los rescatadores consiguieron abrir la puerta, cinco minutos más tarde, el fuego se había apagado solo. Los tres astronautas estaban muertos, asfixiados y quemados. Sólo mucho más tarde la Unión Soviética hizo pública la muerte en 1961 de Valentin Bondarenko, uno de sus propios cosmonautas, en un accidente similar. Las astronaves Apolo fueron rediseñadas en profundidad para evitar que se repitiera el problema, como lo fueron las soviéticas: una simetría más de la muerte y el valor que demuestra que aquellos cuatro astronautas que murieron enfrentados estaban mucho más cerca de lo que pensaban: todos eran humanos.

Palabras y obras

Mariano Rajoy dice que quiere cargarse el canon digital. Sus palabras son contundentes, pero no sintonizan con sus obras. Y no sólo porque omite aclarar de qué forma piensa hacerlo, sino por las compañías de las que se rodea. El portavoz de la SGAE Pedro Farré, padre de ocurrencias como el carné de conducir internauta y reiterado lanzador de ideas torticeras sobre el ‘copyleft’, ha presidido la mesa de Propiedad Intelectual y Contenidos en la Sociedad de la Información del cacareado Diálogo Digital Popular. El diálogo ha sido organizado por Javier Cremades, abogado especializado en la defensa del derecho de autor y presidente del FIPI (Foro Iberoamericano de la Propiedad Intelectual) y que también profesa opiniones curiosas sobre el ‘Software Libre’. La presencia de estos adalides profesionales de la Propiedad Intelectual draconiana no augura nada nuevo, y muy poco bueno, sobre las desconocidas ofertas del PP para proteger a los autores eliminando a la vez el canon. Quizá las palabras de Rajoy sobre el ‘desarrollo tecnológico’ resolviendo el problema tengan que ver con candados digitales y marcas de agua, mecanismos queridos por la SGAE y las fonográficas. De ser así, podemos acabar echando de menos el canon, por atender a las palabras, y no a las obras.

Vacaciones entre nubes

No es nuevo, ni tiene muchos visos de convertirse (ay) en realidad a pesar de sus ilustres ancestros ingenieriles. Pero este proyecto de dirigible/hotel volador llamado Manned Cloud (nube tripulada) es original, hermoso, y hace soñar. Diseñado por el francés Jean Marie Massaud con apoyo del instituto oficial de investigación aeroespacial de su país, Manned Cloud está pensado para llevar a 40 pasajeros atendidos por 15 tripulantes en un crucero alrededor del mundo en 3 días. Relleno de helio, no combustible, y con una doble cobertura, la forma de este dirigible recuerda sobre todo a una ballena, y su misión es el turismo de lujo, no el transporte.

En realidad el proyecto es un ejemplo de lo que las nuevas técnicas de ingeniería y (sobre todo) los nuevos materiales hacen posible: nuevas formas de plantearse viejas necesidades. Porque un crucero de lujo en las nubes sería una forma diferente y maravillosa de pasar unas vacaciones; una ruta adecuadamente escogida proporcionaría vistas absolutamente inolvidables. Con eso, atención de alta calidad, gimnasio y solario, se pueden pasar unos días. Otros avances de la tecnología actual, como el GPS o los satélites meteorológicos, ayudarían al Manned Cloud a esquivar lo que fuera antaño el gran matador de los dirigibles comerciales: las tormentas. Porque aunque el Hindenburg consumiéndose en llamas en público se recuerde como el punto y final, lo que acabó con estos gigantes del cielo fueron los numerosos accidentes que les afectaron durante los años 20 y 30, casi siempre debidos a fallos estructurales por culpa de vientos fuertes o tormentas. Y encima, es ecológico. ¿qué más se puede pedir? ¿Cuándo se puede comprar un pasaje?

El 2008 que nos viene

Llegado el fin de año, es hora de mojarse y dejar por escrito lo que el futuro deparará. Así que vuelve el Gabinete de Adivinación y Blogomancia, con sus divertidas previsiones que el futuro se encargará de desmentir. O de confirmar. ¿Tú, qué opinas?

Las elecciones en España y la irrupción del canon digital como elemento de contienda electoral van a colocar la reforma de la propiedad intelectual en la agenda política de una vez por todas. Se acabaron las unanimidades en las votaciones sobre este tema: empezaremos a ver verdaderas propuestas de reinvención del sistema de pago a autores, ejecutantes y productores de productos culturales como música, literatura o imágenes. Pero el proceso será largo y conflictivo, dado que las industrias implicadas son muy poderosas y hay importantes intereses creados. Para colmo la reforma tendrá que plantearse de modo multinacional, casi mundial: y eso llevará tiempo.

La privacidad empezará a ser un problema personal y político. La proliferación de cámaras y controles diversos (radares y otros en carreteras, tacógrafos digitales, análisis de uso de Internet) empezará a generar preocupación e incluso campañas de autodefensa (capuchas, proxies, Tor, bombillas infrarrojas, etc.). Esperemos que no se llegue a lo que empieza a ocurrir en Francia, donde están destruyendo radares. Las amenazas a la privacidad se hacen además cada vez más íntimas, con la aparición de métodos cada vez mas invasivos de control de comportamiento (análisis de orina o cabello para drogas, de nivel de monóxido de carbono en sangre para el tabaco) que generan incomodidad y genuinas dudas sobre dónde están los límites del control. Si la espiral de acción/reacción continúa acabarán por aparecer leyes prohibiendo tecnologías de defensa de la privacidad, lo cual daría lugar a nuevas amenazas a la libertad. La dinámica es perversa.

La transparencia gubernamental y empresarial aparecerá en el radar colectivo como una aspiración legítima y democrática, como ya ocurre en otros países, donde en especial la ciencia y la cultura se están abriendo cada vez más. Como es de justicia.

Continuará aumentando la sobredosis de información que nos agobia; los medios tendrán que empezar a cambiar para adaptar sus productos a ella. Los numerosos nuevos proyectos de medios de comunicación, el hecho de que sólo la publicidad en Internet crecerá en este año (mientras el resto se estancará o descenderá), el continuado crecimiento del acceso y del peso de la Red, y las grandes oportunidades que genera esta situación provocarán una enconada lucha por la primacía mediática en la red en español. También empezará a cambiar el equilibrio de poder interno en las redacciones, entre el digital y el tradicional. Los medios tienen ya (muchos) más lectores en Internet que en papel, y esta realidad empezará a notarse. El crecimiento de la publicidad presionará para que se unifiquen y racionalicen los sistemas de medida de tráfico. Nuevas formas de publicidad, no asociadas a medios de comunicación, crecerán y se desarrollarán. El panorama se hará mucho más rico, y complejo.

El comercio electrónico seguirá creciendo en volumen e importancia. En España, empezará a notarse su influencia en la actividad comercial normal cuando cada vez más compras se hagan en la Red en lugar de en los comercios físicos.

Es posible que Google entre por fin en el mercado de las telecomunicaciones, como se lleva rumoreando desde hace años debido a su compra masiva de cable ‘oscuro’ y su intención de presentarse a la subasta de frecuencias de móvil en los EE UU. O tal vez simplemente estén interesados en las redes de cable para su megaordenador mundial (el ‘googleputer‘) y en racionalizar el algo caótico mercado estadounidense de los móviles pensando en futuras (o no tan futuras) aplicaciones geográficas. En cualquier caso, Google pierde con rapidez su aura de benévolo despiste para empezar a transformarse en un peligroso gigante capaz de hacer mucho daño aun sin malicia, simplemente por su desmesurado tamaño.

Y por fin, 2008 verá el final de la larga, accidentada y (en su último tramo) excesivamente triste vida del navegador conocido como Netscape. Un dolor para los nostálgicos que la mayoría no percibirá. Su hijo adoptivo, Firefox, goza de excelente salud, y mantendrá vivo por mucho tiempo su espíritu (que no su código).

En conjunto 2008 puede ser un gran año, si nadie nos lo estropea. Suerte, y que este año desde el mismo comienzo te sea propicio.

Predicciones 2007: el examen

Hace un año ya que el Gabinete de Adivinación y Blogomancia de este blog se tiró a la piscina con una tanda de predicciones para el año entrante, plaga de la temporada. Y como somos firmes partidarios de la transparencia informativa, dedicamos este post a comprobar si los ‘feeds’ RSS sacrificados para otear en sus entrañas dieron su vida por una buena causa. O, lo que es lo mismo, si acertamos alguna, o como siempre. Lo mejor es revisar las predicciones una a una, lo cual además servirá como cómodo resumen del año. Así que abróchense los cinturones, que vamos a comprobar la pericia adivinatoria de Retiario.

En España el desarrollo de Internet estará dominado por dos cuestiones clave y una accesoria. Lo más importante va a ser el continuado crecimiento del uso de la Red, tanto en número de navegantes como en horas por usuario. Dado que este crecimiento está impulsado ahora principalmente por las conexiones de banda ancha, no puede descartarse que se produzca una ‘explosión coreana’: un súbito y drástico crecimiento del acceso a Internet y de su importancia social y económica como el sucedido en Corea del Sur. En cualquier caso el peso real de la Red en la sociedad aumentará, y la conexión pasará (este año o como tarde en 2008) a convertirse de conveniencia en necesidad.

Internet ha seguido creciendo en España, hasta alcanzar a 4 de cada 10 adultos (un 27% del total navegan todos los días).

Esto a su vez provocará un notable aumento de las inversiones. El trasvase de inversión publicitaria de los medios convencionales a la Red, común en otros mercados aunque todavía incipiente en España, empezará a notarse en las cuentas de resultados de los grupos de medios de comunicación. La audiencia de los medios tradicionales ya está en descenso [.doc], y por fin la industria publicitaria caerá en la cuenta. Esto supondrá que algunos medios online empezarán a tener ingresos sustanciosos.

Los ingresos a su vez acelerarán la ampliación de los proyectos existentes, y abrirán oportunidades para nuevas ideas. Siendo más concretos podemos esperar una feroz competencia por el preciado título de ‘página web de información más leída’, así como el lanzamiento de uno o varios clones de MySpace, de la mano de (o diseñados para ser comprados por) grandes grupos editoriales. Es probable también la aparición de algún proyecto con la etiqueta de ‘periodismo ciudadano’, quizá inspirado en el hiperconocido OhMyNews.

Durante 2007 se han lanzado 4 nuevos proyectos, al menos uno de los cuales reivindica su carácter de ‘periodismo ciudadano’. El propio Retiario se ha incorporado a un proyecto editorial. Las previsiones para el próximo año son de que continúe el aumento de la inversión publicitaria en la Red, en todo el mundo.

Como cuestión accesoria esta mayor atención por parte del público, los medios y el dinero atraerá a los políticos; 2007 será el año en el que la Red empezará a formar parte real de la política cotidiana. Ignorar Internet dejará de ser un descuido para convertirse en un pecado mortal para un político. Cabe que personalidades o partidos políticos concretos puedan dar sorpresas en las próximas elecciones autonómicas y municipales usando la Red para dar a conocer sus mensajes; desde luego en las generales de 2008 Internet será un factor.

Cuestiones como los abusos sobre los usuarios de acceso, el canon sobre los sistemas de almacenamiento de información o el endurecimiento de la legislación contra la ‘piratería’ ocuparán un lugar más preeminente en la agenda política. Los instintos naturalmente controladores del Estado seguirán intentando poner puertas al campo con leyes de intención limitadora, que en la práctica serán irrelevantes. Aunque progresivamente el precio político de este tipo de medidas irá creciendo: convertir a millones de personas en criminales por decreto, o dotar a la administración de capacidades censoras no va a hacer popular a nadie.

El canon se ha convertido en una cuestión clave de la política nacional con la súbita y espectacular reversión de su postura por parte del opositor Partido Popular. El precio político de las medidas anti-internet crece. Los políticos cada vez dedican más atención a su presencia en la Red.

En el conjunto de la Red veremos cómo Google afianza su dominio del nuevo mercado publicitario, y simultáneamente empieza a dejar de ser la ‘niña bonita’ de Internet. Salvo que la empresa sea capaz de sacar nuevos productos ilusionantes, corre el riesgo de que se consolide una imagen pública estilo Microsoft: un gigante más preocupado de los beneficios y el dominio del mercado que de sus productos o clientes. Por otra parte si esto ocurriera otras empresas podrían aprovechar el hueco y dinamizar el mercado.

Las últimas modas (Web 2.0, Second Life) perderán fuelle en tanto que etiquetas de márketing, aunque en su esencia (comunidades de publicación, entornos virtuales) seguirán creciendo en público e importancia. Los blogs se consolidarán como una parte del panorama mediático; caótica, impredecible e irregular, pero constante. No cabe decir lo mismo de los proyectos profesionales del llamado ‘periodismo ciudadano’, que tendrán notables dificultades para definirse como productos y para estabilizarse como empresas.

El peso de Google, sus ingresos y su cotización bursátil siguen creciendo. También las dudas sobre su compromiso con su famoso lema: ‘Don’t be Evil’ (no seas malvado). Las etiquetas como ‘Ewb 2.0’ cada vez se utilizan menos, y el fenómeno Second Life ha abandonado las portadas.

En cuanto al nuevo sistema operativo de Microsoft, Vista, tendrá poco impacto en el día a día de la Red. Los draconianos controles anticopia que incluye (incluyendo la desconfiguración de periféricos si se intenta copiar un contenido protegido) provocarán rechazo por parte del público, que exigirá su desconexión… o tendrá un poderoso incentivo para cambiar de sistema operativo. En efecto, si Microsoft se empeña en hacer cumplir las drásticas exigencias de la industria de los contenidos puede perder el principal motor de su negocio. Sobre todo teniendo en cuenta que ya es una amenaza para Microsoft la potencia en el mercado del Código Abierto/Software libre. Así, cabe predecir un recrudecimiento de la guerra legal entre Microsoft y el mundo Linux, como último recurso para detener su crecimiento en la informática empresarial.

La adopción de Vista, el nuevo sistema operativo de Microsoft, y del nuevo paquete ofimático Office 2007 ha sido mucho más lenta de lo previsto. Parece ser que el limitado rendimiento del software y los constantes problemas con el sistema de validación DRM, que terminaron obligando a suavizar su funcionamiento, han frenado la adopción en el mundo empresarial. Muchos fabricantes de ordenadores están ofreciendo a sus clientes comerciales la opción de servir sus máquinas con XP. La guerra legal de SCO contra Linux ha terminado, con la completa derrota de la firma estadounidense y su bancarrota.

Respecto a amenazas y molestias en la Red, el notable incremento reciente del ‘spam’, que había quedado contenido en los últimos años, provocará con toda probabilidad una nueva ronda de mejoras en las técnicas de control. La guerra entre el ‘spam’ y los sistemas ‘antispam’ no acabará hasta que enviar correo basura deje de ser rentable. Para lo cual hay que encarecer el envío y reducir (todavía más) su efectividad a base de educación.

El ‘spam’ supone a finales de 2007 al menos el 80-85% del total del correo electrónico mundial (estimación probablemente a la baja). Las leyes que criminalizan su práctica y los sistemas de protección no parecen estar funcionando muy bien, aunque el impacto sobre el usuario final se ha reducido quizá un tanto. Sigue siendo un problema mayor.

La batalla más importante del futuro tiene ya a sus contendientes situados: se trata de conquistar el salón comedor y la televisión. Y están todos: Microsoft, con su XBox360; Apple, con los derivados del iPod; Nintendo y su Wii, y Sony y su PlayStation3, y por supuesto las telefónicas y TVs por cable y sus descodificadores pretenden apoderarse del vital espacio bajo la pantalla televisiva: el hueco desde donde el entretenimiento en todas sus formas (música, imagen, juegos, etc.) alcanzará a toda la familia. 2007 será el Año Uno de esta gran guerra, pero no el final.

Wii se ha despegado como la gran sorpresa, arrasando en 2007 a las otras dos, aunque la pujanza de algunos juegos (la saga de Halo, Bioshock, Gears of War, el nuevo Mass Effect) han jugado a favor de la XBox360 mientras la rebaja de precios ha permitido a la PS3 alguna recuperación. La batalla por el salón continúa, mientras la Nintendo DS se afianza junto a la Wii en nuevos mercados (personas mayores, edutainment).

Entre las mayores sorpresas está el iPhone, ‘cacharro’ del año, que ha conseguido en poco tiempo ventas millonarias en EE UU. Eso sí: sigue sin haber una gran librería en español en la Red.

En conjunto, no está demasiado mal. ¿O no? Deja tu opinión sobre predicciones, 2007 y el futuro en los comentarios.

Corregida una errata el 27/12/2007; gracias, Radioukac.

Quitar el canon no es suficiente

Timeo danaos et dona ferentes (temo a los griegos aunque traigan regalos), decía en una obra de Virgilio el sacerdote troyano Laoconte para intentar que sus conciudadanos dejaran fuera de las murallas al gigantesco caballo que habría de ser su perdición. El latinajo viene a cuento ante la sorprendente noticia de que el Partido Popular, tras peculiar discusión intestina al respecto y llevado de la necesidad imperiosa de meter el dedo en el ojo al gobierno, puede decidirse a contribuir a acabar con el llamado canon digital. Lo cual debería ser una buena noticia sin paliativos, de no ser porque puede no ser suficiente. Es más; podría meternos a todos en un lío todavía peor que el actual.

Nadie duda de que el canon digital español, tal y como está planteado, es una aberración. Su aplicación penaliza la extensión de la sociedad de la información en un país ya atrasado en su adopción, y anima además un tipo de compensación sesgada, injusta y contraproducente a los autores de obras culturales, reforzando a los intermediarios en detrimento de los verdaderos creadores. Pero muchas de las cosas que se están diciendo sobre el canon son sencillamente erróneas. Y la simple eliminación del canon no basta, porque esta compensación es la encarnación de una estructura de la propiedad intelectual equivocada y corrupta. Eliminar el canon no es suficiente: hace falta rehacer toda la estructura, o la cura puede ser peor que la enfermedad.

Si el canon se elimina, los intermediarios culturales solicitarán sin duda que se elimine su causa. Que no es la piratería, sino el Derecho de Copia Privada: un error común pero letal que el letrado Rajoy y sus asesores no deberían cometer tan a la ligera. La legislación española reconoce al comprador de una grabación o libro el derecho de copiarla para su propio uso; es esta copia la que el canon compensa. Si el canon desaparece, el Derecho de Copia Privada podría desaparecer también. Esto eliminaría cualquier restricción al uso de ‘candados tecnológicos’ en las grabaciones, razón por la cual hace tiempo lo solicitaron algunos intermediarios culturales (apoyados entonces, por cierto, por el PP). Quitar el canon sin una amplia reformulación del sistema de protección a la Propiedad Intelectual es pura demagogia, que puede causar más mal que bien. Cuando los dioses quieren castigarnos, decía el personaje de Memorias de África, atienden nuestras plegarias. Teniendo en cuenta de las manos que viene este regalo, igual esta vez es mejor dejar el caballo fuera.

Inocencia del móvil asesino

La ciencia no sólo es un sistema para descubrir nuevos conocimientos; tan importante como encontrar lo nuevo es ser capaz de deshacerse de lo antiguo, de lo no válido, de lo que descubrimos que es falso. Y por eso la ciencia es también un sistema de anulación de hechos y teorías que con el tiempo se han demostrado erróneas. Como el trabajo policial, la investigación científica consiste en emitir hipótesis y después ponerlas a prueba, descartando aquellas que no se sostienen o que los hechos demuestran imposibles. Por muy lógicas que parezcan; por muy intuitivamente correctas, y por muy encariñados con ellas que podamos estar, las teorías incompatibles con las pruebas deben ser rechazadas. Lo cual, a veces, es difícil; científicos y policías son humanos, al fin y al cabo.

Así, cuando un trabajador de Corea del Sur apareció muerto, con el pecho reventado y quemado y restos de su teléfono móvil en la camisa chamuscada, la primera idea que se les ocurrió a los investigadores fue echarle la culpa a una explosión de la batería del teléfono. Al fin y al cabo mucha gente desconfía de los móviles y los considera inseguros, y una batería almacena gran cantidad de energía en un espacio reducido: la receta de una bomba. La desconfianza ante la tecnología y la aparente evidencia se confabularon, y pronto la noticia rebotaba por la Internet toda: los móviles se habían cobrado otra víctima más, por la tremenda esta vez.

Posteriores investigaciones, sin embargo, ponen en duda esta primera hipótesis. Las heridas del cadáver son extensas, lo que indica una explosión de elevada energía que parece excesiva para una batería de móvil. Por otra parte este tipo de baterías se sabe son capaces de arder, pero raras veces o nunca se ha visto hacer explosión a un teléfono (a no ser que fuera intencionalmente preparado). Las pruebas físicas arrojan dudas sobre la responsabilidad del móvil en la muerte del coreano, que además resulta que trabajaba en una cantera, industria conocida por la disponibilidad de explosivos y por los accidentes en su manipulación. La hipótesis más económica, pues, es pensar que el móvil sea inocente de esta muerte, después de todo. Y es que demostrar responsabilidades, como saben bien los investigadores criminales, no es nada sencillo…

Finalmente ha resultado que el trabajador fue víctima de un accidente: un compañero lo atropelló con un vehículo y fabricó la historia sobre la explosión de la batería para ocultar el hecho. El móvil ha sido, por tanto, declarado inocente.