Ciencia, tecnología, dibujos animados ¿Acaso se puede pedir más?

El cibercomercio y la paciencia nacional

En general los habitantes de España estamos acostumbrados a ser pacientes. Los derechos civiles y políticos nos han sido escamoteados durante siglos, y los derechos del consumidor están apenas naciendo. Poco a poco se acaba el país del ‘Vuelva Usted Mañana‘, pero todavía son comunes las historias de horror en el trato comercial: abundan aún los negocios que tratan a sus clientes como a basura prescindible y molesta. No menos en el ciberespacio, donde la experiencia de comprar en tiendas nacionales puede llegar a ser entre atroz y dantesca. Las cibertiendas españolas son, en general, de calidad nefasta. Y la estructura empresarial nacional impide incluso que se instalen las tiendas buenas (¿dónde está Amazon.es?).

A pesar de todo ello, y de la conocida aversión española a la venta electrónica por causa del buen clima y el jacarandoso carácter, un reciente estudio afirma que casi 8 de cada 10 navegantes españoles compra en Internet. Oh sorpresa.

Igual en España sí que somos sensibles después de todo a la conveniencia de evitar desplazamientos y cargar con bolsas, la facilidad de comparar calidades, informaciones y precios, de guiarse por otros compradores y de analizar en profundidad antes de comprar. El día que los cibercomercios estén a la altura ya va a ser la caña.

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