Hola a todos.
Como bien sabéis ayer acabó Perdidos en la tribu.
Como ya sabréis, las tres familias fueron aceptadas en las tribus. Una muestra más de que esa gente no tiene tazas del váter, pero que son mucho más civilizados que nosotros es que allí sólo hacen falta 30 días para sacarte la nacionalidad.
¡Y sin papeleos! Solo tienes que comer gusanos o escarabajos, matar cerdos, cazar cocodrilos, pescar tiburones, saltar encima de toros… vamos, mucho más fácil que vértelas con la administración.
Pero no nos demoremos más y pasemos a ver cómo fue la despedida de las familias. Hoy, para variar, empezamos por los consejos.
FAMILIA SEGURA ROMERO.
Tribu KAMORO.
Timika, Indonesia.
CONSEJO: El jefe de esta tribu siempre parece cabreado. Lo mismo está diciendo que te quiere y te va a alfombrar de claveles la Gran Vía, pero parece que se está acordando de tus muertos hasta tu antepasado neandertal.
Antes de nada se echó un poco de flores diciendo que su tierra estaba llena de peligros (mentir no mentía) y que para ser kamoro hay que ser fuerte y valiente.
A Rafael le dijo que siempre ha puesto interés en aprender, que es fuerte y tiene buen corazón y que ama a su familia… pero claro, lo de la pesca tenía que salir, porque Rafael no pesca ni los resfriados aunque estén en el súper y de oferta.
A Ana Mari le dijeron que al principio tuvo problemas con la comida y las costumbres, pero que tenía una luchadora dentro (no en el sentido literal, en plan te cabreas y eres Hulk) y que había trabajado y les había divertido con los juegos de su tierra.
Rafa no fue menos piropeado, y le dijeron que siempre fue valiente, que cazó y pescó, que pasó su karapao y bailó el kaware, pero que no consiguió pescar solo, que un kamoro lucha hasta el final.
A Mila le recordaron una vez más, que la pillaron haciendo como que se comía los tambelos, esos deliciosos gusanos que se crían en un tronco putrefacto, pero que ha cambiado para bien.
Así que a partir de ese momento pasaban a ser una familia kamoro. Y ya está, sin funcionarios y sin libros de registro.
Entonces todos se pusieron a abrazarse. El primero en hablar fue Favi, el frustrado pretendiente, que le dijo a Rafael «al final te llevas a Mila«.
¿Y a que no sabéis quién lloró? ¡¡Enriqueta!! Esa mujer si no llora no es feliz.
Y con ella, se puso a llorar hasta el apuntador. No llovió porque los angelitos no sintonizan Cuatro, que si no…
El pobre Rafael consolando a un niño kamoro desecho en lágrimas, Favi llorando pero intentando frotar cebolleta con Mila… Vamos, que Enriqueta debía estar pensando que menudo fiestón.
A la mañana siguiente salía la familia vestida de kamoro y con las maletas, que con ese atuendo indígena les sentaban como a un cristo dos pistolas.
Y ahi comenzó la primera sesión de lloros masivos. Ana Mari diciéndoles que si iban por España, que allí tenían su casa (porque es lo más fácil, que les pille de paso España).
Entonces se los llevaron al hotel. Allí les recibieron con unas toallitas. «Qué bien huelen y qué blancas son» dijo Ana Mari.
Entonces entraron en su suite y comenzaron a hacer comentarios ligeramente paletiles, tipo ooooh, aaaaaah, uuuuy…
Tras la impresión de su vuelta a la civilización, llegó el maqueo. Hay que ver cómo se ha quedado de delgado Rafael. A mi me hacen falta un par de meses con los kamoro. A ver si pido las señas.
Ya en casa, y después de ser recibidos por el perro y saludar a cosas a las que aman, como el sillón o el microondas, les tocó recibir a Nuria Roca, que les puso un vídeo que no os engañaré, alguna lagrimilla a mi se me escapó.
En él, el jefe de la tribu les decía que están tristes y que con el tiempo Rafael habría aprendido a pescar. Enriqueta le dijo a Ana Mari que pensara en ella como una madre y luego salió Favi, que tiene más moral que el Alcoyano, y que le dijo que nada, que no importaba, que ellos estarían juntos.
¡¡Y 50.000 euritos del ala!! (Eso sí, menos la parte que se queda hacienda).
Mi más sincera enhorabuena. Ésta ha sido, sin duda, la mejor familia de las tres y la que más merecía el premio.
FAMILIA MORENO NOGUERA
Tribu NAKULAMENE
Tanna, Oceanía.
CONSEJO: Les dijeron que cuando llegaron eran débiles y estaban asustados y que pensaron que no durarían mucho, pero que ahí seguían, compartiendo sus vidas.
A Miguel le dijeron que era muy valiente y un buen matacerdos y que había caminado con paso firme y que su única debilidad había sido su familia.
Marcos tenía preocupados a los de la tribu, porque aunque su paso por Tanna había sido positivo pero que su cuerpo no se acostumbraba.
A Raquel le dijeron que nunca pensaron que fuera tan fuerte, pero que su temperamento no había cambiado y que a veces era irrespetuosa.
Edi también había mejorado como madre y esposa, aunque su camino había sido más difícil y era la menos feliz de su familia.
A pesar de todo, como habían cuidado de su huerto y tenido su propio cerdo, y porque les quieren, les daban la bienvenida a la tribu.
Y les dijeron una cosa muy bonita, que antes que con ellos habían tratado con blancos, pero que nunca vieron en ninguno el amor que habían visto en ellos. El consejo tenía lagrimillas en los ojos.
Al día siguiente salieron de la choza… y sustazo. O al menos yo me lo habría llevado porque estaba toda la puñetera tribu esperándoles y mirando fijamente. Parecían los niños del maíz, pero morenos.
La familia española se puso a regalar ropa y los de la tribu se pusieron a regalarles estatuillas, bolsos, colgantes, pero a cascoporro, que no sabían donde meter tanto trasto. No descarto que se les pueda ver en algún mercadillo colocando el género.
Nuestra amada Pija no debe haber hecho pis todavía del mucho líquido que gastó llorando. Si eso lo ve Franco, le hace un pantano debajo de los ojos.
La Mama también lloró lo suyo, que disgusto se llevó la mujer, con lo que le había costado amaestrar a las mujeres.
Ya en la furgoneta, como vieron que Marcos estaba muy triste, Edi le dijo que no se preocupara, que podía volver a verles cuando hiciera el viaje de novios. Lo más normal, vamos. «Cariño, que de ir a Cancún, nones: nos vamos a coger cuatro vuelos y a recorrer 15.000 kilómetros para ver a unos amigotes míos«. Lo dicho, lo normal.
Casi me muero de la risa cuando vi como los turistas hacían fotos a la familia. Tenían que flipar viendo a una familia blanca vestida de nakulamenes.
El que les recibió en el hotel iba vestido como ellos. Me juego algo a que era la primera vez que el portero no pensó que su uniforme era lo más humillante de su trabajo. O eso, o creyó que le traían ayudantes.
Edi fue llegar al hotel y ponerse berraca. «Quiero una noche loca» le dijo al «probe migué», que no parecía muy contento con las ganas copulatorias de su esposa nakumane.
La Pija se dio un baño en jacuzzi, entre espuma, donde dijo «me voy a poner como las estrellas». A mi me recordó más a un agujero negro, tanto desaparecer entre la espuma.
Se pusieron todos de punta en blanco para la cena. Miguel no sabía dónde meterse cuando la Pija se puso a hablar inglés estilo Opening, o sea, incompleto.
Edi sacó ooootra vez el tema feminista y la Pija la apoyó diciendo que «si estoy un poco más allí llevo a todos los hombres rectos».
La Pija es la leche. Estuvo 30 días viviendo en la selva y llega al hotel y se pide para cenar Carpaccio, o sea, carne cruda. Toma ya.
Y como es una mujer de mundo y modales, y quiere ser asesora de image, en plena cena se puso a contar cómo cagaba y como los cerdos se comían la mierda que ella echaba. Educadísima la niña.
Una vez en España llegaron a su casa como los picapiedra, llamando a berridos para que les abrieran, «yayaaaaaaaaaaaaaaaa» decían.
La yaya bajó, no se si asustada, y de lo primero que le dijo la prima fue «que tenemos el premio, que tenemos el dinero«. No sabemos si le preguntó por su salud después…
Una vez en casa, cada uno saludó a lo que más querían: Marcos a la Play y la Pija, a su ropa.
También les pusieron un vídeo emotivo que no veas. La Mama dijo que cuando cocinara se acordaría de ellas. No sabemos si aliviado por no tenerlas allí.
FAMILIA ROVIRA MEZCUA
Tribu HAMER
Turmi, Etiopía.
CONSEJO: Ya habían pasado allí 30 soles y 30 lunas , así que les hicieron el repasito y les dieron el veredicto.
Salva: Al principio no tenía autoridad sobre su familia, pero con decisión y liderazgo ha conseguido ser un hombre obediente y hacer obedecer a su familia.
David: Cuando se negó a entrenar pensaron que no se atrevería a saltar los toros, pero lo hizo. Sin embargo (y en esto estoy de acuerdo) su mayor éxito fue aprender a dominar su ira.
Raúl: Les gustó desde el principio, pero no ha hecho cosas que cualquier joven de bien hace, como degollar cabras. Mira, en esto no estoy de acuerdo. ¿Os imagináis que en las escuelas de aquí les enseñaran a degollar? Lo que nos faltaba…
Raquel: Despreció que le pusieran ocre en el pelo y lo que es mucho más sorprendente: no quiso que le dieran latigazos. Vamos, que siempre ha estado incómoda entre los hamer.
Cande: Despreció la comida, el agua y la ropa y ella como madre debió dar ejemplo. Vamos, que un NM (necesita mejorar, para los jovenzuelos que no conocisteis la EGB).
Sin embargo… no son los mismos que cuando llegaron y han conseguido vencer a sus demonios, así que les dieron la bienvenida a la tribu entre abrazos miles.
Me dio un poco de miedo el momento Bruja de Blair colocada que tuvo Raquel grabándose con la cámara nocturna.
Cande intentó hablar, pero la mujer se emocionaba, así que no se le entendía mucho y los de la tribu la miraban como de medio lado, en plan ¿pero qué le pasa a esta tipa?
Salva fue más práctico y conciso y dijo: «Me sabe mal, pero me tengo que ir«, o sea como el que va el domingo de visita y no soporta más a los anfitriones.
Las mujeres de la tribu lloraron un poco, pero los hombres hamer tenían una sonrisa de oreja a oreja, no sabemos si porque son unos hombres fuertes o porque estaban contentos, no sé si me explico.
El caso es que la tribu les despidió con unos canturreos, que como no los tradujeron, no sabemos qué significaban.
A la llegada al hotel les dieron las inevitables toallitas húmedas, que devolvieron negras como los cojones de un grillo.
Salva le declaró su amor a la taza del váter en cuanto la vio, sentándose, y apremiando a la familia para que se largara, porque iba a conocerla en el sentido bíblico de la palabra.
Los demás se volvieron locos al verse en el espejo y encontrarse tan delgados.
Atención al kilo y medio de mierda que salió del peinado de los clics de Salva. No se atascó la bañera de puro milagro, porque parecía que se estuviera bañando la cosa del pantano.
En la cena, para demostrar que son gente de mundo Raquel y Raúl se pidieron espaguetis con tomate. Cómo les gusta arriesgar. Por cierto les podían haber puesto una mesa más pequeña y más bajita… ja ja ja
Una vez en su casa, el sofá ejerció una atracción sobrenatural que hizo que toda la familia se empotrara en él y no se moviera nada más que para ejercitar los lacrimales y llorar.
Nuria Roca también tenía un vídeo para ellos: Un joven de la tribu decía que conocerles era lo mejor que le había pasado (claro, en medio de la sabana africana no debe haber muchas opciones de ocio…) y una mujer que el tiempo que estuvieron fue especial (no sabemos si especial como el tiempo que pasas en el dentista sacándote una muela).
El jefe dijo que lo primero que pensó al verles fue «¿Pero éstos de dónde han salido?». No dijo qué fue lo último que pensó… Y para despedirles les cantaron la canción de los cullons, la aportación cultural de los Rovira Mezcua.
Y amigos, hasta aquí Perdidos en la tribu. Pero este blog, que no para de recibir llamadas de la Real Academia, sigue al pie del cañón.
¡Nos vemos!
NOTA: Gracias por la corrección del dios londinense…