Chaaaaaaan Chaaaaaaaaaan (música de acojone)

Telecinco ha anunciado que va a imponer una sanción a los concursantes de Supervivientes por incumplir las normas reiteradamente.

Ésto dice Telecinco:

«Comer a destiempo, desoír las indicaciones del equipo del programa y enfrentarse a algunos miembros del staff de producción para imponer su voluntad ha motivado que la dirección de “Supervivientes: perdidos en Nicaragua” imponga una severa sanción al equipo de concursantes. El contenido de este correctivo será anunciado durante la gala».

Por otro lado, ya pasó la anterior edición, y en esta también: el aguerrido doctor de la coleta entrecana es el que más trabaja de la isla, y además, el que más tiempo pasa allí, porque cuando no va a ver a uno tiene que ver a otro.

Esta vez ha visitado la isla por Román, que o le han puesto un balón intragástrico o tiene algún problema de salud, porque pierde peso que parece que lo regala. El médico le ha dicho que o gasta menos calorías (o sea, ni sale a pescar ni hace cabañas ni similares) o come más ración que los demás. Román está cabreado, porque los demás supervivientes le miran como con pena, y él quiere dar imagen de fuerte (yo creo que porque no le nominen con la vieja excusa de que le ven débil).

Por otro lado, los cámaras o los realizadores, siguen empeñados en ofrecernos planos que parecen sacados de un documental sobre la labor agrícola: o sea, los bancales de melones de Sonia y Malena. Los cámaras o realizadores (es que no sé a quién echar la culpa) que siempre buscan el ángulo para que coincidan y se vean en pantalla las cuatro cumbres a la vez. No sé yo si algún plano no será para consumo privado…

Por otro lado, el perro ladró. O lo que es lo mismo, les pusieron una prueba de tentación. A ésta se apuntaron Malena, Sonia y María José, que bravas y valientes se internaron en el manglar hasta la casetilla del otro lado de la isla.

Allí había una olla con dos kilos de tallarines con tomate. Si conseguían comérselo en 15 minutos, todo el grupo recibiría como premio dos kilos de harina y uno de café. Si no lo lograban, perderían su olla grande y dos esterillas. Podían renunciar a hacer la prueba, pero decidieron intentarlo… y perdieron.

María José, muy enfadada ella, decidió vengarse de la organización y se fue de allí con los bolsillos del chubasquero llenos de tallarines ¡qué rebelde!, que luego se comieron con agrado los que se habían quedado en la isla.

En la selva, por su parte, reina la paz. Trapote es como la portera del lugar, y se pasa el día barriendo y fregando contenta como unas castañuelas, a la par que protagoniza con Rafa verdaderos gags de Escenas de matrimonio.

Por fin lograron hacer fuego (no sé de dónde sacaron las cerillas) y hacerse a la plancha los plátanos, aunque no sé para qué lo querían porque son unos zampamangos como no se han visto ni en las películas para adultos. Se puede afirmar que se pasan el día con un mango en la boca.

Rafa, además, tiene una historia de amor con la vaca, a la que le dijo «tú y yo nos parecemos en muchas cosas«. Espero que no se refiriera a los cuernos.