Los famosos no levantan cabeza en Supervivientes, por más que lo intentan. Me da a mí que las fuerzas se les van en las peleas estúpidas de Bea (legionaria) vs Bea (Trapote) y luego llegan a la prueba y pasa lo que pasa.

Pues pasa que tienen que montar un descodificador a base de planchas, una prueba que es más fácil de hacer que de explicar, y por eso Eva se lía explicándolo. Pasa que los anónimos tardan 15 minutos en hacerla y los famosos, que parecían costaleros con las planchas (trozos grandes de madera con agujeros, para simplificarlo), tardan 19, así que pierden y el regalo se lo llevan a la selva los anónimos.

El premio en cuestión es una lona que puede ser utilizada a modo de toldo. En definitiva, un cutrerregalo que los anónimos han calificado de «mierda», tal cual.

Por lo demás, la chicha sigue estando con los famosos, que continúan tirándose de los pelos. Es preciso, antes de seguir, que sepáis que Óscar tiene, probablemente, un dedo del pie roto, que Carla y Rafa duermen abrazados pero ambos están muy enamorados de sus respectivas parejas y que la legionaria canta fatal.

Volviendo a las peleas, como supondréis la cosa vino a raíz de perder la prueba. La legionaria (de educación exquisita, como sabéis) y Rafa Mora acusaron a Trapote de escaquarse. Bueno, la legionaria fue más allá… «¡Que hinques el codo ya, señoritinga de mierda!», le pidió por favor, como ya imagináis. ¡¡¡SI PARECE DE COLEGIO DE PAGO Y TODO!!!

Tengo dudas de que Trapote sea tan mala como la pintan todos, pero empiezo a estar convencido de que la legionaria se va a terminar fumando el brazo de alguien como no consiga tabaco, porque no para de culpar a los cigarros de todos sus males.

Sobre la expulsión, no sé como lo veis vosotros, pero a mí me da que se va Consuelo. Aunque algunos con mala leche querrán dejarla en la isla para que sufra, lo cierto es que aporta entre 0 y -4 al programa. Ni pruebas, ni polémicas, ni risas… vamos, un cantecito por Chavela Vargas y pare usted de contar. Además, difícilmente optará a un Interviú cuando regrese, así que nada la retiene allí.

¿A quién queréis dentro, a Consuelo Berlanga o a Perdiguero?

Los anónimos y famosos de Supervivientes llevan un par de días como quien dice y ya están deseando sacarse los ojos. Y mucha culpa la tienen las Beas, Trapote y la legionaria, la primera por egoísta y la segunda… la segunda porque le gusta discutir hasta por cómo hay que sentarse, si es preciso, y ahora que lleva unos días sin tabaco, aún más.

Pese a todo la cosa había empezado bien, no os creáis, con Guillermo pescando dos peces más grandes que los brazos de Rafa Mora.

El problema es que la legionaria no tiene ni idea de por qué está en el programa. Según dice, ella es conocida por «decir las cosas claras» y Trapote por meterse «con la Esteban y ser la novia de Víctor Janeiro». Quizás alguien debería decirle a la legionaria que ella, hasta que salió en Gran Hermano, no la conocía ni Cristo, por más que dijera (que lo ignoro), verdades como puños.

Luego la Trapote armó el follón porque ha decidido que lo suyo era dormir con dos chubasqueros mientras que había gente durmiendo «en bolas» (Rafa Mora dixit). Hasta ella misma se ha dado cuenta y ha pedido perdón, pero como perdonar es de cobardes, a nadie se le ha ido el resquemor.

Bueno, sí, Rafa Mora le ha dado una segunda oportunidad, porque cree que es «corta». Aún así, dice abiertamente que lo de los chubasqueros es para que no vuelvan a hablarle… vamos, lo que se dice dar una segunda oportunidad a alguien…

Entre tanto, Consuelo la ha liado porque ha decidido que lo mejor, mientras un pájaro se llevaba el pescado, era quedarse mirando y dar un gritito. Nadie ha ido, el pájaro se ha quedado con la comida y la legionaria ha aprovechado para sumar a Consuelo a su lista de amigos en la isla.

En esa lista de amigos de la legionaria también está Óscar, por «sus afans de liderazgo» (¿mande?). Vamos, que la legionaria está en plan coñazo, maleducada, enfrentándose a todos y sufriendo como un pez en una sauna porque lleva dos días sin fumar. Eso sí, clara como es ella, cuando Óscar ha ido a hablar con ella ha reculado. Clara, clara.

Los anónimos también se las traen, porque Nerea y Deborah han hecho piña y el resto de compañeros les hacen el vacío. Especialmente entrañable es su relación con María José (que va de líder), con la que no hablan para no discutir. Es todo romanticismo. A éstas de todos modos les da igual, no creáis, y se dedican a rajar de los compañeros tanto o más que éstos de ellas.

Me da en la nariz que esta edición de Supervivientes va a ser de lo más entretenida. ¿Cómo lo veis vosotros?