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Coman, su pene, una bisexual salida y un Adán y Eva de gran talla

Adán y Eva. Y una mierda. Goliat y Eva, eso sí, así debía llamarse el programa de anoche.

Madre del amor hermoso y de mi corazón, la naturaleza a veces se excede. Qué trozo de carne. Que longaniza de Récord Guinness.

Coman, se llamaba el bendito… Pero vamos por partes, porque eso entero no entra.

De los creadores de Yong Li, el chino-vasco, ahora llega… ¡COMAN, EL GUINEANO-VASCO! Solo que el pene de Coman es igual de grande que todo Yong Li…

Si Adán hubiera tenido ese pepino Dios no hubiera podido echarle del paraíso porque fuera no habría tenido sitio de meter toda la chistorra. ¿Sabéis las prospecciones petrolíferas de Canarias? Pues las está haciendo Coman poniéndose de rodillas.

El jodío de Coman dice que en el País Vasco es difícil ligar porque allí las mujeres aún creen en el amor. Nos ha jodío. Lo que pasa es que creen más en el amor cuando eres feo. Si estás de toma pan y moja ya creen un poco menos… eso es universal.

Coman se dedica a la música. Concretamente es la maza del bombo de la orquesta sinfónica de Euskadi. Él que se queda ahí parado y cuando hay que darle al bombo se baja los pantalones y lo golpea. Han tenido que cambiar el bombo seis veces. Dos por rotura y cuatro porque lo ha dejado encinta.

Mónica Martínez hablaba con él y se ponía nerviosa, la jodía. Yo creo que en cuando apagaron la cámara corrió a mirar el contrato a ver si a ella la dejaban participar.

El caso es que su primera Eva se llamaba Esther. «Esther, ¿tú ya has tenido relaciones?«, le preguntó la presentadora, en un simulacro de curso prematrimonial. Le faltó darle la comunión al acabar.

Decía la mujer que quería encontrar a su príncipe. Pues mujer, te vas a encontrar al príncipe y al caballo de Ferrari.

La chica se iba acercando a Coman por la playa y se iba tapando las domingas. «Me encantan los ojos, son impresionantes«, dijo. Sí, fueron los ojos lo que la impresionó. El badajo como el cuello de un cantaor le pasó inadvertido.

Y es que como te vas a fijar en anaconda de la entrepata de Coman no, eso es de lo más normal. ¡¡POR EL AMOR DE DIOS, SI ES LA MUERTE NEGRA, LA SOMBRA SILENCIOSA, EL ANOCHECER ALARGADO!!

Esther y Coman, tocando el... bongo

Esther y Coman, tocando el… bongo

«¿A ti que clase de chicos te entran?» le preguntó Coman al poco de conocerse. No se refería al tipo de persona, sino a la talla. Es como cuando la del Zara te pregunta si una 38 o una 40, para no perder el tiempo intentando meter cosas donde no caben.

El zagal estaba muy nervioso. Yo también lo estaría sabiendo que si me empalmo voy a emplear tanta sangre en el esfuerzo  que el corazón podría pararse como si te hubieras desangrado.

Para que se calmara Coman, Esther se puso a hacer capoeira, porque si no se le veía suficiente el mejillón calvo (en este programa todos los mejillones van como cuando ya los han cocido) ya haciendo piruetitas se le veía el asunto que en la facultad de Medicina utilizan este programa para las prácticas de ginecología, porque se le pudieron ver los ovarios.

Coman, para corresponderla, se puso a bailar. Eso era como coger un salchichón y ponerte a matar moscas. Que meneo, por el amor de dios, aquello saltaba como si hubieran puesto una anguila en una sartén.

Un inciso: Coman dice que se gana la vida con la música. Joder, es más malo que Mariló Montero traduciendo siglas.

«Ninguna mujer es completa hasta que un negro no se la meta», dijo Esther. Filosofía pura. La muchacha se le ponía a Coman a hablar de hacer tríos, de bisexualidad, de liberalidad…

El Almirante Isoroku Yamamoto, después de bombardear Pearl Harbor dijo: «Me temo que hemos despertado a un gigante dormido». Eso mismo hizo Esther.

El caso es que a la mañana siguiente tuvieron un incidente con una avispa, que acosó a los dos. Coman estaba acojonado, pero es normal. ¿Imagináis que le pica en el cacho de lomo? ¿Imagináis que eso va y se hincha?

Cuando el pene de Coman se hincha le tiene que poner en la puntita el pasaporte para cuando cruza la frontera.

Entonces llegó una segunda Eva, llamada Ana. Se encontró a Esther dando patadas voladoras al aire en la playa. Su mayor deseo es vestirse de blanco y casarse.

A Esther le daba lo mismo la carne que el pescado, así que cuando vio a Ana allí como dios la trajo al mundo (con algún piercing de más) se le hizo el culo pesicola. Yo creo que eso es hacer trampas. Así tienes 100% de posibilidades de pillar cacho.

El caso es que Coman tampoco le hizo ascos a Ana. Estas son las huellas de Coman en la playa tras el encuentro.

Imposible no saber de quién son las huellas

Imposible no saber de quién son las huellas

«Ana es mona, simpática… creo que me lo voy a pasar mejor», decía a esas alturas Esther, porque Coman tiene un cerrojo de penal entre las patas, pero tiene más miedos que una langosta en la pecera de una marisquería.

Se pusieron a jugar a la comba y claro, aquello no podía ser, porque había dos cuerdas y las muchachas no se apañaban. Coman puede saltar a la comba con una sola mano. No digo más.

Ana y Coman tuvieron una cita y el muchacho se puso a hablarle a la chica en plan James Bond. Pero en la versión turca de la película.

Coman dijo que a su hijo quiere llamarle Nazario. Es el primer caso de maltrato infantil previo al nacimiento de la historia.

Esther se llevó de cita a Ana. A ver cómo os lo explico… A Esther le gustan las bodas en las que hay de primero emperador plancha y de segundo cordero al horno. Esther es muy sutil ligando. Sutil del estilo te voy a coger y te voy a dejar que vas a necesitar nivea durante seis años.

Apareció Mónica Martínez y les dijo «Nos vamos a ir a jugar un ratito«. Esther ya se veía pillando cacho con dos zagalas a la vez, pero no, se trataba de coger unas llaves que le colgaban del cuerpo a Coman para abrir un cofre y ganar una prueba. El premio eran 20 minutos en exclusiva con el muchacho.

Las chicas son tontas. ¿Para qué cogieron las llaves si podían coger el ariete oscuro y reventar el cofre de un envite.

Esa noche Coman hizo la cena. Usó una cuchara para remover la comida. Hizo una «especialidad guineana de Coman«, que eran básicamente espaguetis con atún en forma de mojama a causa del secado con los seis kilos de sal que le echó. En esos espaguetis se podían curar jamones.

El caso es que la cita la interrumpió Esther, que se quedó con la cena y hundió las esperanzas de Coman: «Tú imagina que preparas una cita con Angelina Jolie y de repente aparece Kiko Rivera«. Menos mal que no lo oyó Esther. A mi me dicen eso y me adentro en el mar hasta que me llegue el agua por la coronilla y me quedo allí hasta que me coman los peces.

Allí las únicas que tenían posibilidades de pillar cacho eran Ana y Esther, porque Esther se las sabe todas: el jueguecito del espagueti de la Dama y El Vagabundo, el de hielito que cambia de boca... El de oye mira haz como que te caes y me comes el parrús…

Coman entra en el metro en hora punta y sin querer le frota la cebolleta a seis mujeres, dos señores con bigote y al taquillero de la próxima estación. Pero en Adán y Eva usó la rasta cárnica para lo mismo que la usa el papa.

El caso es que Coman se quedó con Ana. Esther aprovechó para felicitar a su compañera dándole dos besos que porque eran las dos mujer, porque si no la deja embarazada.

Ojo al tío de la barca que lleva a la gente, que se le veía de fondo mirando al agua por no mirar a las zagalas y que en la barca hubiera dos mástiles.

Sobre su técnica para seducir a Ana dijo Coman: «Utilicé la astucia del oso, la técnica del puma y un tanto por ciento de…». No terminó la frase, pero lo mismo iba a decir «polla».  Uy, he dicho polla.