Soy un valiente.
Y lo hago por vosotros, amables lectores. A veces excedo mi deber y arriesgo mi salud mental sólo para poder contaros algunas cosas.
Ese fue el caso de CitaXcita, un programa de Antena 3 que hay que ver con un médico al lado por si el cerebro empieza a hervir y te da un colapso.
A ver si consigo explicaros de qué va.
Se trata de un programa que pretende concertar citas entre gente. En el plató hay seis ¿concursantes?, tres hombres y tres mujeres, todos con una sobredosis de feromonas, o lo que es lo mismo, más calientes que los radiadores del infierno.
Esas personas reciben en sus ordenadores mensajes de personas aún más calientes, que intentan ligárselas por un sms.
A la vez, intercalan vídeos de dos ¿concursantes? anteriores, hombre y mujer, a los que han metido en un loft, como el que mete a un gorila macho con una gorila hembra, con la esperanza de que copulen.
Lo presentan, si se puede decir así Lucía Riaño y Edu Yanes, que se dedican a calmar o animar las ansias de fornicio de los participantes, según convenga.
Lo estuve viendo como una media hora, y lo dejé. Más que nada porque a los 25 minutos empezaban a darme convulsiones y mi casa comenzaba a desdibujarse como si hubiera comido chiles picantes cultivados por los internos de un psiquiátrico en una selva sudamericana (gracias Homer).
Este programa es como la navidad: deja todo blanco, pero en lugar de usar nieve, usa caspa. Los químicos de la fábrica de H&S saldrían huyendo despavoridos si vieran tal cantidad de piel muerta.
El salón de mi casa quedó tan impregnado de caspa que tuve que dejar la aspiradora y usar un lanzallamas para limpiarlo.
No hace falta que me deis las gracias. Alertaros frente a tamaños bodrios es mi deber.