Madre del amor hermoso.
Hacía tiempo que no veía tanto miedo y amargor en una persona: Mila Ximénez. Esta mujer es como una endibia viendo que la están poniendo roquefort y la van a meter al horno. Amargada y acojonada.
Por lo que veo, Mila es de esa gente a la que la felicidad le da urticaria, la propia y la de los demás. Al perro del hortelano lo entrenó Mila para que no dejara comer a nadie. Es la César Millán de los perros porculeros. El dicho ese de «o jugamos todos o rompemos la baraja», lo inventó Mila, que ni quería jugar ni hostias, pero que delante suya no se lo pasa bien ni Bob Esponja con un tarro de hacer pompas.
El caso es que estaban un día sentados en un tronco y Suso le dijo a Yola: «Nos tienes que dar una escuela de cómo ganar un reality«.
Y eso a Mila le sentó como el culo. Mirad el vídeo. Se le retuerce el gesto como si se acabara de dar cuenta de que se ha pinchado la almorrana con una astilla. Puso la misma cara de ir a una cita a ciegas y que te toque enfrente Quasimodo con lepra.
Y claro, Mila se puso en plan sargento de hierro, del estilo borra esa estúpida sonrisa de tu cara. Porque a las sonrisas son a Mila lo que la luz del sol a los vampiros, si se la acercas mucho palma cosa mala convirtiéndose en ceniza. Aquí tenemos imágenes de Mila Ximénez un día que entró en un bar y había unos niños riendo en un cumpleaños:
Y le habló a Yola, que a su vez tenía esa cara que pone de perro lanudo escuchando a su amo entusiasmada.
«Tú sabes Yola la capacidad que tienes que antes de irme te lo voy a decir, y me ataco, yo no se si eres tan buena tan buena o tan lista, tan lista que no tienes una puta pizca ni de dignidad, ni de orgullo».
Bien. En primer lugar Mila dijo «puta» y se le llenó la boca como si al decir puta se hubiera metido entre mejilla y mejilla un prostíbulo de Hanoi con 200 soldados estadounidenses dentro. Qué manera de paladear una palabra. Madre mía. El día que Frigo saque el Frigoputa agotan existencias sólo con los pedidos de Mila.
«Carla se ha inmolado por defenderte a ti porque le parecía injusto el trato que te daban». JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA JA
AY, DIOS, QUE ME ATRAGANTO DE LA RISA.
No es que se me hayan saltado las lágrimas, es que me han hecho puenting, madre mía, que chiste. ¿Carla inmolándose por Yola? Sí, amigos, y al final de las películas porno los personajes se casan, los unicornios alados existen y van a arroparte por las noches y en el DIA hay cajeras simpáticas. Todo fantasías.
«Y yo dije vamos a nominar a Yola», claro, dónde va a parar, va a nominar Mila a otra, no, no, a Yola, que es feliz. Es una mancha de alegría en su páramo de dolor y sombras resentidas. Me da vértigo el resentimiento que esta mujer parece tener dentro. Que forma de repeler, de verdad, es que da un mal rollo… Tiene al aura más oscura que el fondo del pozo de la niña de The Ring. De hecho, creo que la pobre muchacha esa del camisón salió del pozo porque en el fondo estaba Mila comiéndole la oreja.
«Tiene una bronca Carla con Suso que no te metiste en nada». JA JA JA JA
¿Sabéis lo que hizo Mila durante esa bronca? Callarse. Se quedó ahí, se pie, entre ambos, mirando cómo Suso destrozaba a Carla sin moverse. Como los de la International Asociation of Mimos vean Supervivientes le dan a Mila el Mimo’s Award del año por no moverse ni un puto milímetro.
La parte del guión de Titanic en la que Rose abandona a Jack cuando se sube a la puerta la escribió Mila Ximénez. Esa y la parte en la que Scar tira por el barranco a Mufasa. Mila quería que Simba palmara también pero a los de Disney les dio reparo.
«Tú te haces la gilipollas, te haces la tonta y te haces la buena, porque eres muy lista, y a ti lo que te importa es tu puto culo«. Fiesta de la hipocresía. En serio. Fiesta con globos y banderitas en la que ponga «Welcome Hipocresía».
Ojo, Mila reprochándole a Yola que sólo le importe su culo. Mila, que estuvo a punto de quitarle el Nobel de la Paz a la Madre Teresa de Calcuta. Mila, que te ve por la calle con mala cara y te regala un riñón por si lo necesitas, Mila, que se arroja al tráfico para que pueda cruzar la calle una viejecita, ella, defensora de los débiles que cuando Batman tiene problemas proyecta una imagen de Mila sobre las nubes…
«Y entonces metes en remojo el culo de la gente para que se mojen por ti», ay, que me mata. En serio. No sabía que Supervivientes 2016 iba ser como un diálogo de Faemino y Cansado de divertido. Mila Ximénez, que tiene tanta gente lamiéndole el culo que hace años que no se sienta sobre sus propias nalgas si no sobre la cara de otros, le dice a Yola que ella manda los demás a mojarse por ella.
Sí, si por algo será recordada esta edición de Supervivientes será por la cantidad de veces que la gente ha defendido a Yola, han dado la cara por ella y la han agasajado. Pétalos de rosa había a los pies de Yola cada vez que caminaba. Un tótem de Yola han hecho para poder adorarla sus compañeros. Por el amor de Dios, si sólo les faltó abandonarla en una gasolinera camino al hotel de Honduras.
«Nos involucras, como unas gilipollas vamos a salvarte y cuando te salvamos te vas al fuego y le chupas el culo y la bragueta a todos«. Esto ya no me hace gracia. Que Mila Ximénez se permita decirle eso a alguien es de pura demencia. De maldad ruin.
Es verdad que Yola ha sido más pelota que un puto balón de reglamento, entre otras con Mila, pero no sé cómo puedes quejarte de lamidas de culo (lo de la bragueta es ya lo último) cuanto tú tienes el culo tan lleno de babas que parece un puto escupidero de un saloon del Lejano Oeste.
«Si no te lo digo reviento», dijo Mila, que por abajo se atasca mucho, pero por arriba le sale la mierda que parece un aspersor.
Y Mila acabó con un consejo, cuando ya había hecho llorar a Yola:
«En vez de llorar lo que tenías que hacer en la vida en general es defenderte. Que tienes 50 años, defiéndete como yo me llevo defendiendo desde que tengo 18«. Sí, tiene pinta de que defenderse ha hecho muy feliz a Mila…