El sexo y las infidelidades llegan a lo bestia a ¿Quién quiere casarse con mi hijo?

Se echan de menos las personas que pasaban por detrás de Luján mientras hablaba en anteriores ediciones. No sé, esa señora con el perro, esos niños toca huevos en bici… ese becario-mascota diligente.

¿Que habrá sido de aquel becario? ¿Trabajará ahora en ¿Quién quiere casarse con mi inmigrante español en Alemania?.

 

DIEGO

Diego, con pintas de turista y Angie, con pintas, a secas.

Diego, con pintas de turista y Angie, con pintas, a secas.

Hay dos tipos de personas: las que se dejan cegar por el marketing  engañoso de sitios extranjeros como Bora-Bora o las Seychelles y los que apuestan por el producto patrio. Diego es de los segundos, así que se llevó a sus chicas de viaje exótico a Melilla.

Eso sí, él no va a Melilla, va a vigilar Gotham. La madre que lo parió, que es muy maja y lee esto: Estrella, corazón, pégale más, si no se estropea, mujer. Diego: es por tu bien. Pero en la cabeza no, que está estudiando.

El caso es que nuestro Almodóvar extremeño se fue de cita con Angie (que es un poco como su Carmen Maura), mientras Bea se iba con la madre. Bea y la Madre. Caín y Abel tenían una relación cordial y con un cariñoso futuro al lado de estas dos féminas.

Ambas se fueron a tomar «algo» y «algo» era una bolsa de frutos secos. Cosas de Bea, que es una gourmet de lo envasado.

La madre dedicó la cita a minar la moral de Beatriz, diciéndole que ni de coña podía estar con Diego: «yo no os veo». Beatriz estaba encantada. Como si la hubieran enterrado viva de encantada. Hubo víctimas de empalamiento en el siglo VI que estaban más encantadas que Bea.

Diego, con pintas de turista sexual, se llevó a Angie de visita a las murallas de la ciudad.  Dios no podía permitir esas pintas de traficante Colombiano haciendo turismo y le mandó un viento que se le llevó el sombrero con la banderita de España. Hala, al mediterráneo, a contaminarnos los delfines.

Y es que no es que las camisas de Diego sean feas, es que se las hace con las corbatas que Carrascal desechaba por vergüenza.

«Bea es una persona que parece diseñada para mi, pelirroja, exuberante, tengo con ella muchas aficiones en común…», y eso se lo dice a Angie. En su cita.

Diego tuvo mucho tacto al decirle eso a Angie, tacto como el de un urólogo batiendo el récord Guinness de palpaciones de próstata en una hora.

El caso es que le comió el morrino a Angie, pero poco. Así como el que dice «la horchata no me va«, pero tiene sed y pega un traguito.

Diego se llevó a la mujer del pelo de color morado lavado con lejía a cenar cuscús. Muy romántico y muy fino. Ya puestos podía haber rematado con un hummus bien cargado de garbanzos. Luego a la cama, a llenar el edredón de gas hasta que puedas ponerle una cesta de mimbre y hacer fotos aéreas de tu ciudad.

Angie es más pesimista, gafe y ceniza que los restos del abuelo Paco después del crematorio. Siempre piensa va a salir todo mal. No os subáis a un avión con ella si no queréis acabar histéricos. Peeero, Diego la besó aún más. Y más. Si le mete más la lengua se la quema con los ácidos gástricos de la muchacha.

Hoy me he levantado generoso y lleno de consejos, que parezco mi madre comentando cómo hago la maleta. Diego, amor mío, no beses a las chicas justo cuando se acaban de meter comida en la boca: compartir paluegos no es guay. A no ser que quieras hacer el regurgite pajaril como muestra de confianza, entonces sí.

¿Qué hay más romántico que una novia que le mastica la comida a su chico? Sólo una coprofagia cariñosa puede superarlo en ternura y demostración de confianza.

Una vez he vomitado hasta el riñón izquierdo, sigo.

La madre y Diego desayunaron en medio de un vendaval que sólo faltó que les cayeran encima Dorothy y Totó buscando el camino de baldosas amarillas.

Angie sacó la bruja que lleva dentro en ese mismo desayuno y estuvo presumiendo: «la cita acabó muy bien, hubo más de un roce», dijo delante de Bea.

Inversión de citas: Angie y la madre se fueron a la playa. Angie no es blanca, es refulgente. El nácar cuando quiere estar blanco se maquilla con tono Angie. Angie es la abominable muchachita de las nieves. Las cámaras del programa hacían el balance de blancos con ella.

Se subieron en un kayak y aquello era un drama. Casi atropellan a un señor gordo jubilado que se jugó la pensión en ese lance. No es que se alejaran poco de la orilla, es sólo que salieron a mar entornado.

«Te veo sincera, te veo educada, te veo sincera… pero el toque infantil… es que mi hijo también lo tiene y yo lo que quiero es liberarme, aire«, le dijo la madre, que lo que quiere para Diego es una muchacha esquimal que se lo lleve a vivir un lugar recóndito entre el hielo polar.

La madre le preguntó a Angie por Bea, pero le inducía todas las respuestas. Eso parecía un interrogatorio de la CIA. Y luego se dejó llevar, mientras Angie remaba. Estrella era la rey Jerjes de Melilla.

Diego se llevó a Bea a una calita romántica. Le había preparado una comida a base de sushi. El sushi estaba en el suelo. O sea, que tenía que tener más arena que una almeja abierta de piernas.

Diego siguió con su táctica: le habló a Beatriz de las virtudes de Angie. A la muchacha del pelo rojo natural le encantó aquello. Como cuando se te meten las bragas por el culo y no te las puedes sacar porque estás leyendo a San Mateo 25:11, 12 en misa y te está mirando el cura.

Diego se puso fino a comer pescado crudo. Y con la boca llena de Sushi le comió los morros a Beatriz. Ah, quienes mastican pescado crudo y anisakis unidos, permenecen unidos.

El caso es que el muchacho está igual de berraco por las dos. Tiene la brújula como un chorizo de Cantimpalos, pero que no se decide a señalar un sólo norte… «y habrá quien diga ‘que complicación de mierda, no estás picando piedra, desgraciado'», dijo él. Amén.

 

RAFA

Rafa y las chicas, mirando el castillo de los clic.

Rafa y las chicas, mirando el castillo de los clic.

Se las llevó a Aviñón. No se si era una indirecta para las múltiples facetas de Dely.

Rafa las timó diciéndoles que iban a dormir en un castillo, un chateau, pero eso era un chalete de verano como mucho. He visto cajas de zapatos de la talla 36 que se parecían más a un palacio que eso a un castillo.

Eso sí, Dely estaba fascinada. «Las paredes eran de oro«, decía. Sí, joder. Y los cagaderos eran diamantes tallados a los que nunca se agarra la zurraspa.

Rafa se llevó a la susodicha al palacio Papal, el lugar más romántico de Aviñón. Sí, los Papas son muy románticos. Yo es pensar en cosas papales y ponérseme el miembro como un lomo adobado. Así de románticos son.

«Un papa es el jefe de los curas, el que los cría en la religión de los dioses«, dijo Rafa. La redactora del programa, que no habrá escuchado ya mamarrachadas, estaba descojonada.

Dely está enamoradita perdida. Llevaba puestos unos pantalones blancos que no le tapaban ni el mejillón de Lavapiés. He visto cinturones que tapaban más.

Rafa la llevó a un piso de Aviñón que tiene alquilado y Dely, para agradecérselo le hizo el Koala.

Una vez que Rafa pudo despegarla con soplete y disolvente, le enseñó la casa, que era más grande que el castillo. Es su piso de soltero de Aviñón, pero Rafa lo miraba como si no lo hubiera visto nunca.

Dely no perdió baza y se echó en la cama en cuanto llegó. Le faltó hacer la apertura de la pantera, agarrándose los tobillos y tirando hasta que los pies le quedaran pegados a las orejas. Pero ni por esas.

Al día siguiente la madre se llevó a Dely de convivencia. La pretensión era refinarla. Habría perdido menos el tiempo intentando refinar un canto rodado.

Una norma: si te ríes en la calle, hay que hacerlo con la boca cerrada. A saber cómo cojones se hace eso.

Mientras, Rafa se llevó a Sandra al mismo piso de soltero «tu picadero», dijo ella y él tuvo los cojones de ofenderse, cuando a las sábanas les pones luz ultravioleta y se puede leer en color blanco clarito: «Bienvenidos, señores del CSI».

Y le preparó una sorpresita, que básicamente era meterse en la bañera con la anguila suelta y llamar a la muchacha para que se sentara a su vera.

A ella le excitó mucho. Bueno, en realidad se descojonó, pero después se metió en la bañera con la ropa interior puesta. El agua cogió temperatura que se podía esterilizar material quirúrgico allí dentro.

El jodío de Rafa salió de allí en pelota picada. Una cosa: tiene el culo más depilado que una encimera de mármol. Ahí no le han hecho la depilación láser, le han hecho la depilación espada Jedi.

Eso sí, para meterse en la cama se puso una camiseta rosa. Es como Espinete, el cabrón, que se pasaba el día desnudo y para dormir se ponía pijama.

Y claro, el picadero hizo honor a su nombre.

 

SANDRO

Sandro y Vicente, en Verano Gayzul.

Sandro y Vicente, en Verano Gayzul.

Se llevó a sus chicos y a su madre a unas cabañas zíngaras en Euskadi, que Ra no sabía si era en Badajoz o dónde. Este chaval la geografía la maneja con la misma soltura que una central nuclear.

Jos, la mascota, no estaba muy seguro de dormir en una cabaña en un árbol, porque mientras duermes alguien podría querer talar el árbol. Lo normal. ¿Quién no ha ido por el bosque y ha querido talar un árbol donde había una cabaña? ¿A quién no le hablan las voces y le dicen que los mate a todos?

Para la primera cita Sandro se llevó a Ra a Francia, a la playa. Ahí estamos, cruzando la frontera para el vicio. Les faltó ver una película de destape, qué alocados.

Ra dijo que no sabía que Francia tenía mar. Claro que no, los aliados desembarcaron el día D en Torrevieja y ya luego subieron para liberar Francia.

Menos mal que estaba Sandro para decir cosas coherentes: «Respeto que sea una república, pero preferiría que fuera una democracia». ¿Alguien sabe si han dejado de usar la guillotina en Francia? En fin.

Rosa se llevó a los otros dos a Vitoria. Bueno, a un bar de Vitoria. A pedir el vinito típico del lugar. Rosa, que es muy de probar lo local. Lo local que se bebe.

Vicente estaba tan depresivo porque Sandro estuviera de cita con Ra que le tendrían que haber quitado los cordones de los zapatos y el cinturón para que no se colgara de una farola. Y a la madre lo único que le importaba eran el vino y los pintxos.

Mientras, Ra estaba haciendo como los chinos: copiando las cosas en versión barata y haciendo de Vicente. Se presentó en la playa con unas flores y un picnic romántico de bocatas de nada. Sí, eran barras de pan. A secas. Para qué meterles nada dentro, es mejor no mezclar.

A la mañana siguiente Vicente estaba de un dramático que sólo le faltó jurar que nunca volvería a pasar hambre y dejarse atar el corsé por una criada gorda.

«Me están descargando los chakras», dijo Jos de los dramas de Vicente. #StopDramaPorFavor

Para compensarle, Sandro se llevó a Vicente a unos viñedos. Y luego a montar en bici eléctrica, como en Verano Azul pero uno en el que Pancho se liaba con Javi y pillaban a Chanquete copulando con el acordeón.

«Yo he dormido en medio del bosque, abandonado, muerto del asco, no veía nada más que pinos, jabalíes»… le lloraba Vicente a Sandro. Nada, chico, tú no exageres si eso.

Sandro se llevó a Vicente a un banco lleno de mierda en el que no dormiría ni el brick de Don Simón de un mendigo.

Vicente reveló que ha hecho filetes de pollo de corazón, pizzas de corazón, baños de corazones… y le dio el aro de plástico de una botella de agua de corazón a su amado. Y claro, Sandro se derritió y se comieron los morros.

No lo intentéis. Lo normal es que si regaláis un aro de plástico de mierda acabéis tragándoslo junto con una hostia de las que crean afición.

¡¡¡BOMBA!!!

Ra le contó a la mascota Ros que Vicente y él se liaron todos los días hasta que llegaron a Sevilla. «Esto es una novela venezolana, guapa», dijo Jos. ¡¡MOVIDÓN CUANDO SE ENTERE SANDRO!!

Mientras, en el banco roñoso, Vicente lloraba como una magdalena de emoción y amor por Sandro. O eso, o era líquido preseminal que no le aguantaba ya en los testículos.

 

DAVID

David... bueno, haciendo lo que sea que haga David.

David… bueno, haciendo lo que sea que haga David.

Se fueron a la Ribeira Sacra, en Galicia. Normal, por lo de Sacra, Sagrada, como la mística. Galicia es «una ciudad del norte», dijo David con dos cojones como calabazas de concurso.

Se fue de cita con la mística, a comer en un embarcadero. Pero había un problema enorme: había una valla como de medio metro de alto cerrando el paso. OJO. Qué espectacular intrusión llevaron a cabo. Estos dos habrían podido cruzar el muro de Berlín para ir a comprar el pan y volver.

El jodío quería emborrachar a la mística cosa mala. «Esto es agua de dios«, le decía mientras echaba vino blanco en la copa como si estuviera llenando una cisterna.

Y cuando la mística estaba más cocida que un langostino en Navidad, y después de más prolegómenos que en Guerra y Paz, se comieron los morros. Bueno, besito de novios de doce años.

«Me iba a transmitir su espíritu, su fuerza, con el primer beso«, dijo David. Bueno, mientras no le transmita ladillas…

«David es el hijo de una bruja, entonces es carnal, pero yo no, soy espiritual, pero lo carnal y lo espiritual han cohabitado», dijo la mística, a la que nunca se le acaban las tonterías.

La madre y Ana (la rubia normal) se fueron a hacer una cata de licores. OJO. A chupitos de aguardiente, hierbas, licor de café… Pero unos chupitos que eran como vasos de tubo. Ana se puso a darle al asunto de beber alcohol como un camionero turco en una boda.

JO-DER

Y eso por la mañana.

Al día siguiente David se fue de cita con Ana, que debía tener una resaca de tres pares de testículos. Se fueron a pasear en catamarán.

«Yo he tenido muchas experiencias con mujeres que al final han estado más tiempo con mi madre que conmigo», le confesó David, que no definió «estar».

La mística y la madre se fueron de spa. Para sudar el alcohol, supongo.

Hicieron el gilipollas cosa mala. El sitio era enorme, pero no dejaban de frotarse: ¿Soy yo o a la madre se le iba la mano al tetamen místico? Mira que a esa mujer le pellizcas el pezón mal e invocas a Satán.

«Canté a tu hijo una canción en idioma celestial y un pájaro cantaba conmigo«, le contó a la madre de la cita. La canción celestial era el Ai Se Eu Te Pego de Michel Teló. Hala, a la mierda complejos.

«Le dí un beso y le dolía el corazón y apareció un arcoiris en medio de nosotros«, le contó la mística, que se cayó en la marmira de los tripis cuando era pequeña. Esta tía debería hacer guiones de ficción.

David se llevó de cita re-romántica a Ana a cenar a su habitación a ver el partido de fútbol del Real Madrid. JA JA JA JA JA.

Pero el jodío estaba con la oreja puesta. Como el partido no debería ir muy bien, pues le comió los morrinos a la muchacha normal rubia. Pero sin arcoiris ni cantos celestiales.

 

MARKUS

Markus y Putón Familiar, justo antes de la cópula.

Markus y Putón Familiar, justo antes de la cópula.

«Vamos a aprender alemán, cinco días que vamos, algo se nos quedará«, dijo el Putón Familiar ante el viaje a Alemania, porque al parecer la madre estuvo quince años viviendo en Alemania. Pues debía vivir en un sótano sola y sin salir, porque no se enteraba ni del NoDo.

«¿A cuánto está la playa de Berlín? Hombre, claro que hay playa…», aseveró Putón, para la que el 95% del territorio conocido que no tiene playa, sobra.

La madre describió la Pariser Platz: «Es un sitio muy bonito, todo de piedra«, vamos, que podría ser la plaza del Obradoiro.

En fin, que Markus se fue de cita con Putón Familiar.

Rocío, la guapa, se fue de comida con la madre. A comer una «almóndiga como una hamburguesa, que sabía a hamburguesa» y que estaba entre dos panes, pero no era una hamburguesa, era un «almóndiga».

Rocío nos dio una lección de historia: «el muro de Berlín separaba la Alemania grande y la Alemania pequeña«. Eso es, la Alemania de la Alemanita.

«Por Berlín pasan los ríos Rin, Elba y Pisuerga», según la madre, que vivió 15 años en esa ciudad cruzando el Pisuerga.

Mientras, Markus se llevó a la madre a la Alexander Platz, donde se reunían «los de las guerras». «Se reunían los de las guerras». ¿Pero de qué testículos habla? ¿De las guerras de Gila?

Lo más destacable de Berlín es que «la gente viste fatal y hay poco postureo». Análisis socio político-conductual de Putón Familiar.

El caso es que la muchacha de pelo y pechos naturales se presentó en la habitación con más teta fuera que dentro. Le llevó cena a Markus. Elegantísimo el trapo de leopardo que tenía puesto en el pelo frito.

Eso sí casi se queda tuerta abriendo champán, y se hizo una «brecha» con el corcho. «Brecha» es arañazo en Markunés.

Putón quiso ponerse a horcajadas sobre Marcus, pero no pudo porque la falda estaba más apretada que la mortaja de Tutankamón, así que le echó nata en el pecho a Markus que parecía que le había eyaculado encima un Ñu y fue a ponerse cómoda.

Se puso cómoda con un camisón elegantísimo, de una tela usan en el museo del traje para limpiar las vitrinas con el cristasol. Y algo pasó.

Rocío y la madre, a la mañana siguiente, se enteró de que habían dormido juntos. De hecho, bajaron juntos a desayunar, así, para disimular un poco.

La cara de Rocío era un poema. Pero no uno de «eres el amor de mi vida, Ana / te quiero por la noche y por la mañana«, no, más del tipo «a veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo /en este nicho en el que hace 45 años que me pudro».

Markus explicó: «es que eran 24 horas juntos«. La Putón familiar dijo que ella no hizo nada, que «la princesa se hace valorar». «Hay que dejar a un hombre siempre con ganas de más, porque si no luego no te llaman», dijo Putón, que lo dice porque se lo contó una amiga, no porque lo sepa por experiencia propia.

Turno de la cita con Rocío. La muchacha estaba rayada y con ganas de discutir, pero con Markus no se puede discutir. Más que nada porque es como discutir con una estrella de mar y esperar que te de la réplica.

Se fueron de paseo en calesa. Menos mal que el cochero era alemán y no les entendía, porque si no se pone de pie y se arroja a los pies de los caballos para dejar de sufrir.

Markus se la llevó después a una playa de palo, porque los alemanes son muy de eso, de hacer playas de palo o de comprárselas en islas del sur de Europa.

Y Markus confesó: «Me acosté con ella«.

A Rocío le dio el telele padre. «Yo os estoy conociendo, no estoy atado a ninguna de vosotras«, le respondió muy tranquilizador Markus.

«Conmigo no va el juego de las fresas con nata«, dijo Rocío, que tenía la cara como si se le estuviera derritiendo. Putón Familiar, 1 – Muchacha normal, 0.

13 comentarios

  1. Dice ser Yashiracontac

    Les recomiendo esta pagina es exelente en cuanto al servicio es http://www.peruviankines.com se las recomiendo!

    26 febrero 2015 | 05:40

  2. Dice ser pedro1

    Vi un sitio web muy interesante Exelente sitio se los recomiendo

    26 febrero 2015 | 05:40

  3. Dice ser Luz

    Hola, te agradezco tu blog, siempre me divierte y me hace reír.Hoy no he parado en especial con lo de Alemania y Alemanita. Gracias de una seguidora.

    26 febrero 2015 | 08:06

  4. Dice ser Prueba

    Sin duda es un programa de divulgación científica de primera línea….
    Sencillamente IM PRESIONANTE

    http://goo.gl/2MZgoH

    26 febrero 2015 | 08:42

  5. Dice ser AreaEstudiantis

    Jajajaja!!! Gracias por estos resúmenes divertidísimos, me alegras la mañana!!!

    http://areaestudiantis.com

    26 febrero 2015 | 08:51

  6. Dice ser Juanito

    Eres un crack tío no puedo parar de reír con este blog. Mola mas tu crónica de los jueves que el programa en si …

    26 febrero 2015 | 10:17

  7. Dice ser JULK

    Jojojojo… grandísimo blog.
    No he parado de reir con estos resúmenes.
    Enhorabuena por esta forma de comentar el programa!!!

    26 febrero 2015 | 10:18

  8. Dice ser Pablo

    ¿Alguien sabe por qué han censurado estas imágenes de una de las chicas en el gimnasio?: http://goo.gl/vsQ0Ty

    26 febrero 2015 | 11:05

  9. Dice ser Cade

    Qué plastas que sois con los links de publicidad, de verdad…

    Bufffff

    ¡Genial resumen cómo siempre!

    Ya os digo que Markus sí que hizo cosas esa noche: concretamente jugar a las casitas con ella.

    26 febrero 2015 | 11:12

  10. Dice ser Jorge

    Si me reí poco viendo el programa, leyendo la crónica no te cuento… pooor favor, que programa de humor, grande grande. Mientras rodaban esta edición, debían estar frotándose las manos por todo el gran material grabado y durante la edición se lo tuvieron que pasar pipa!

    Saludos y gran crónica!

    26 febrero 2015 | 12:00

  11. Dice ser Diego

    Genial, como siempre, jajaja.

    Lo único que he echado en falta fue ese momento en el que a la amiga «Putoncia Familiaris» le pusieron el sonido de unos cascos de caballo mientras andaba. Qué descojones nos pegamos con eso, madre xD

    26 febrero 2015 | 13:24

  12. Dice ser Azucena

    Buenísimo resumen gus ni me he reído he llorado incluso con tu resumen que edición tan culta es un no parar de inteligencia desde David hasta Sandro no tienen desperdicio. Un 10 te doy eres el mejor

    26 febrero 2015 | 20:38

  13. Dice ser iset_lunar

    habitualmente leo tus comentarios de GH VIP porque no tienen desperdicio, como no habá ninguno nuevo salí a pasear por tu blog y terminé aquí….he visto el programa en alguna oportunidad ,esas noches que dudas si cortarte las venas o encender el televisor y te das cuenta que las cuchillas de afeitar te infectaran antes que matarte.. y casi salgo a buscar un chino para surtirme…. pero visto con tus ojos, con esos comentarios inteligentes con una gran dosis de ironía y sarcasmo no he parado de reirme, gracias

    03 marzo 2015 | 16:05

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