En la emisión de anoche vimos cómo los tróspidos y sus candidatas debían visitar los hogares de los primeros para seguir conociéndose. Si en la vida real las cosas funcionaran igual habría muchos menos divorcios. Más que nada porque no se casaba ni cristo.
«No todas van a llegar a su destino«, advertía Luján en la entradilla, como insinuando que a alguna le iban a hacer la del abandono en gasolinera. Y de hecho, así pasó más o menos.
DIEGO
El director independiente (independiente de productoras, distribuidoras y de la industria del cine en general) puso a sus chicas rumbo a Cáceres (aunque él estaba pensando en ponerlas mirando a Cuenca), tierra de conquistadores, como él.
Porque diego entra a las chicas como Pizarro en el Perú: hablando raro y con el trabuco cargado.
El caso es que en el autobús hubo movida entre la pelirroja y la Rusa. Cuando digo movida me refiero a que he visto reyertas que parecían un debate literario al lado de su intercambio de pareceres.
Y cuando estaban a punto de tirar de navaja y abrirse el vientre con el hierro, la madre de Diego, que es muy observadora, dijo «veo que hay un poco de tensión».
Y es que la rusa todo lo que tiene de guapa lo tiene de mala. La madrastra mandó arrancar el corazón de Blancanieves con un cuchillo y la rusa mandó que a la madrastra le sacaran el corazón por el ano con una cucharilla de café.
«Yo no suelo manipular a la gente, pero si hay que manipular…» decía la muchacha, con tono de poder decir también: «yo no suelo aplicar técnicas de secuestro y desaparición de la KGB, pero si hay que hacer desaparecer…». Acojona. A-CO-JO-NA.
Cualquiera se la trinca, que te quedas ahí en tensión, pensando que te va a hacer la técnica del oso y te va a matar apretándote con las patas.
Después de la bronca se hizo la digna y la ofendida y Diego vio aquellos pechos turgentes tristes y fue como si tuviera unos calzones del tamaño XXXXXL Falete edition y se puso a consolarla, a darle aire… «Yo me partía el culo«, dijo después la cabrona de las atenciones de Diego. Esta chica es más fría que una diarrea de la princesa de Frozen.
Camino de Cáceres pararon en una dehesa llena de gorrinos. Gorrinos que se comieron luego en la cena, porque en esa mesa se veían unos meneos de bigote que eran canela fina.
Diego es mi héroe. Aprovechó que se estaban peleando (ooootra vez) la pelirroja y la rusa y les dijo que se besaran y se abrazaran para reconciliarse. No les pidió que se reconciliaran luchando en el barro de milagro. «Venga, daros el cunilingus de la paz», les va a decir la próxima vez mientras saca la cámara de vídeo y los focos.
La calladita Yasmina se amorró a un botijo para demostrar que los pitorros los domina, porque Diego prometió dormir con quién más aguantara bebiendo del caño, pero Angie, la del pelo morado y pinta de salir de casa sólo cuando hay ferias de cómic, le dio mil vueltas y dejó el botijo más seco que el camino de una huerta en agosto.
Voy a hacer un extracto de lo que a la rusa le pareció todo aquello:
«Son todas son unas ratas, no valen nada, la envidia mata». Esta chica echa de menos los tiempos en los que se podían enviar misiles a Cuba sin problema.
«La madre de Diego es un panorama, me cae fatal, va de diva, pero su casa es de pobres, hortera», dijo después, justo antes de enviarle unos whatsapp al muñeco diabólico, que le tiene agregado en el móvil y en el Face.
«En la habitación de Diego he encontrado unas gafas rosas, espero que no sea maricón«, remató, demostrando una sensibilidad hacia el colectivo homosexual muy parecida a la de la Torquemada.
El caso es que había que expulsar y a Diego se le pusieron de corbata. Dijo que la cosa estaba entre la rusa, por sus movidas con las demás y Angie, ésta más que nada porque era más sosa que comer queso de Burgos en un hospital.
Angie puso cara de cordero degollado, una carita de pena y lástima que el año que viene va a protagonizar las campañas de las protectoras de animales contra el abandono y Diego se enterneció. Pero ni enternecido ni hostias.
¿Sabéis esto que en un hombro se te aparece el diablo y en el otro un angelito? Pues a Diego se le aparecieron las dos tetas de la rusa y las dos le dijeron lo mismo, que echara a Angie. Dicho y pecho.
La rusa sorprendentemente lloró mucho con la expulsión de su compañera e incluso le dio un abrazo. «Yo no lloraba por ella, lloraba porque pensaba que me iba a ir yo», aclaró después, no fuera que pensáramos que podía tener sentimientos de algún tipo.
RAFA
Quiero una puñetera camiseta con la cara del chófer de Rafa. «Soy Franki, el chófer que os va a llevar a Marbella«, se presentó este señor, que tenía más carisma que Manolo el del Bombo en un entierro.
Les dijo que les iba a llevar a Marbella en una furgoneta. Pero no en una de esas que se usan para recoger papel por la noche, no, en una mercedes nuevecita. Pues ni por esas. Las chavalas no querían. Son de culo fino, oye.
La que más oposición puso fue Sara, la de la belleza exótica. Exótica… pero muy exótica. De esos exotismos que ni se entienden de lo exóticos que son. Exótica que se va a hacer fotos de carnet a un fotomatón y la máquina le saca copias de Las señoritas de Avignon.
«¿Yo en furgoneta?, no es glam, no es sexy summer«, dijo la belleza impresionista. Yo soy Rafa y las llevo en un camión de ovejas.
Franki es un crack. «Estoy infiltrado para ver lo que dicen las chicas y luego contárselo a Rafa«, reveló el jodío, que como espía no tiene precio. Pasa más desapercibido que Frodo con la capa élfica debajo de la capa de invisibilidad de Harry Potter.
Riiiiing, riiiing
– Hola, ¿es ahí los servicios secretos?
– Al habla Franki. Aquí es. Estoy infiltrado.
Peeeero, no las llevaba a Marbella, sino al aeropuerto. La belleza tipo Chernóbil abandonado se emocionó al ver que iban a ir en avión. De hecho aquello produjo la natural lubricación del asunto sexual hasta el punto que dejó la pista como si hubiera pasado un caracol de dos metros.
He de apuntar que decían «jet», pero eso no era un jet. Era una avioneta. Y justita. Que lo mismo te lleva candidatas de Madrid a Marbella que fardos de México a EE UU.
«Infiltré a Franki, que es mi mano derecha, con vosotras», les contó finalmente Rafa a sus chicas. Jódete. Franki 007, licencia para chivar. Le puedes infiltrar en cualquier sitio y no se nota. El tío se mimetiza. Le puedes infiltrar en un harén de mujeres en el Congo y lo mismo hasta se queda embarazado con tal de no desvelar su tapadera.
Delia pensó que Rafa iba a eliminarla y se puso a llorar como si la hubieran elegido para que Franki la infiltrara viva bajo tierra.
«Quiero que me conejas como soy», dijo, hablando su subconsciente. A la de la belleza exótica no le gustó que la otra llorara. Pero es que la exótica no le gusta casi nada y siempre tiene cara de asco como de estar oliendo un pedo en un entierro.
El caso es que Rafa echó a Marilyn, dejando claro que «no es por la diferencia de edad«. No, claro, es porque no le gusta cómo le hace blucles el pelo.
Franki se llevó a la expulsada en volandas. Creo que de hecho, Franki se la quedó. Es parte de su sueldo. Nadie la ha vuelto a ver.
Las demás subieron al avión. «Subo yo y el resto de la gente no, con todo mi poderío y mi divineo», dijo la muchacha de belleza subjetiva. A ver, poderío… el avión no es tuyo. Es más, ni siquiera es de Rafa, porque hasta le dio impresión al despegar, que si ese monta todos los días en avión yo voy a currar a lomos de un saltamontes.
La mulata llamada Claudia hizo la trece catorce y dijo que había viajado mucho, pero que le daban miedo las alturas y se puso melosilla para que la consolaran. Rafa aprovechó para hablarle de su hijo. Y ella, con las lentillas de color azul que parecía Drácula viendo un reportaje sobre san Martín, se puso a llorar.
Aquello a Rafa le enterneció. Bueno, al menos enterneció a la mayor parte de Rafa, porque una parte de él se puso como el cerrojo de un penal. Le dijo a la muchacha que no le importaba lo del niño y a Claudia se le abrió el cielo.
Bueno el cielo y la boca, porque se comieron los morros allí mismo, para alegría de las demás. Ah, perdón, me informan que alegría no significa poner cara como de haber bebido vinagre. Entonces no, no les gustó una mierda.
Hicieron escala en Córdoba nadie sabe muy bien porqué (aunque seguramente fue porque había que pasar unos fardos y hacía falta la avioneta) y allí cogieron un hummer blanco que era como un ataúd enorme decorado por dentro como un puticlub, un «bababum», dijo la muchacha de belleza para minorías.
Allí dentro Claudia le hizo un refrote de culo a Rafa que al muchacho le subió una cosa que no era la adrenalina. A Claudia le pones una varilla en el culo y es capaz de montarte unas claras de nuevo para hacer merengue.
Y llegaron al casoplón. A la muchacha de belleza debatible le hacía el entrepato bababum, badabum, badabum, muy fuerte, como si le latiera. No se encadenó a la pata de una mesa nada más entrar porque eso no tiene glam.
SANDRO
En el bus había un escape y el dióxido de carbono se filtraba a la parte de dentro. Si no, no se explica esa alegría y esos cánticos de niños alelados de diez años.
Sandro sigue teniendo la mosca detrás de la oreja con los dos guaperas que se echan los trastos entre sí. Pero ya no es que tenga una mosca, es que tiene un cóndor de los Andes anidado detrás del pabellón auditivo.
El tío sospecha más que la Baronesa Tyssen viendo a su hijo entrando en la oficina.
El caso es que pararon a comer en Casa Pepe, que no hay nada más español, más macho y más rancio que ese bar de carretera, donde los gays son bienvenidos siempre y cuando no vayan.
«¿Ese no es el torero?», dijo el desgraciado de José cuando vio una foto del Generalísimo. Vaya hechuras de torero tenía Paco. Ni de bombero torero.
Los dos que se la pegan entre sí decidieron disimular y le dejaron una nota a Sandro con gominolas y unos mensajitos entre románticos y picarones. A Sandro se le hizo el culo pesicola y se puso a llorar como si le hubieran dejado la factura del restaurante.
Si queréis hacer llorar a Sandro no le peguéis, dadle una notita y unos caramelos.
Les dijo Sandro a sus chicos que paraban en un Jazz Hostel, que venía siendo un albergue de mierda que encima estaba en lo alto del puto Everest. Para llegar había que subir una cuesta que te caes rodando y abajo te encuentran pelado como una puta mandarina en el buffet del desayuno.
Joder que cuesta. Cuando se derritan los polos lo único que va a quedar por encima de las aguas va a ser ese puñetero hotel.
Y después de un viaje en bus que tenía la pinta de haber durado seis años, cuando llegaron a la casa de la madre les dice que uno se tenía que ir. Joder. Te tragas el viaje y el trago de tener que entrar en esa casa, que parecía el cuarto de los horrores, y encima te echan.
Total que largó al que tiene la nariz como la muerte del loro. A mí me hace eso y me cago en la gorra de pinchos de Sandro que iba a conocer el significado de la expresión «y una mierda pinchada en un palo».
DAVID
David es de los que se mete a cagar con el periódico y tarda más de lo que debe porque en lugar de poner el chorizo, lo menea.
La madre se los llevó a todos a una sesión «de relajación», para «desbloquear energías», pero no era a un curso de como puentear el contador de la luz y joder a las eléctricas, no, sino una mierda espiritual.
A la mística no le moló nada, porque no quería ir a «un sitio que no conozco a que me desbloqueen algo que no tengo«. Lo mismo dijo Josefina cuando Napoleón le propuso ir al huerto.
«Cuando salgo del after me retiro a pensar«, dijo Fátima, que es espiritual como un eructo de chorizo mientras labras el sembrao.
La rusa candidata de David es la leche, que alegría, que movimiento, que dicharachera… Creo que se murió en el segundo día de grabación y nadie se dio cuenta.
Durante el viaje, la madre de David iba reflexionando en el coche con el cuello roto. Si le para la Guardia Civil le encaloman por llevar dos cadáveres en el coche: el de la rusa y el de su madre.
En el centro de relajación les recibió Manantial de Luz, un hipster vestido de moro camino de la mezquita que tenía una sonrisa que le helaría la sangre en las venas a Jack el destripador.
En la casa había una habitación donde no se podía entrar porque estaba sin proteger energéticamente.
«Ahí tiene él el alijo de las cosas que molan«, apuntó muy acertada Fátima.
Los Geos no tienen cojones de entrar en las habitaciones sin proteger. Los traficantes poniendo muros de hormigón y puertas blindadas y lo único que tienes que hacer es no proteger energéticamente la habitación de la mandanga.
La cocina de la casa era como la de mi abuela del pueblo, con el mismo calentador, el mismo pato de cerámica y una sospechosa colección de cuchillos de los que cortan los tendones como la mantequilla.
La candidata Mística estaba pasando peor rato que María Antonieta en una guillotina porque ella tiene un espíritu dentro y claro, las cosas espirituales te las prohíbe el médico.
«Meníala, meníala», le dijo al chamán cuando éste hizo amago como de sobarle una teta. «Ha empezado a mezclar cosas, a hablar en un idoma raro«, dijo David, que no sabía si tirársela allí mismo o echarle agua bendita.
Después el curandero les dio una clase de «Meditación dimámica de oso«. La Mística dijo que unos cojones hacía ella eso.
Manantial de luz (así se llamaba el chamán) se puso a hacer como un pastillero rallao, como si hubiera fallado el euromillones por un número, como si estuviera probando el escape por las fosas nasales, «cual asno asmático«, según lo definió Fátima.
Manantial de luz se coló en el dormitorio de las chicas por la mañana a tocar los cojones con dos bolitas de metal. Creo que Manantial se toca con estas cosas hasta que deja de ser Manantial de luz para ser Manantial del que se limpia con cleenex.
Para despertarlas así que haga lo que mi madre, que siempre sentía la necesidad de pasar la aspiradora los sábados a las ocho de la mañana.
Ya en casa de la madre de David, éste le dijo a Fátima que es igual que un colega para él, así que le la largó del programa. «Eso es un cuadro, no sé cuál está más loca», dijo Fátima al irse.
MARKUS
Rocío la karateka se puso en el viaje a contar chistes de gallegos. Fue recompensada por humillar a toda una puñetera comunidad autónoma con una cita romántica en los asientos de atrás del autobús.
Pero la muchacha se puso muy estrecha, muy digna, muy virginal… vamos, que no se grapó las manos de Markus en las tetas de puro milagro. Y después del magreo le soltó a Markus una hostia que ya no tiene cara de rumano, tiene cara de carne para hacer albóndigas.
Cristina, la que dice maricón cada dos palabras, no se enteró del roce de Markus con la otra porque se había tomado biodramina como para matar a un elefante.
Pararon en un parking a comer. Era glamouroso a más no poder. Markus aprovechó para hacerse un batido de esos de proteínas chungo y para tomárselo con la de 33 que podría tener la edad de Cristo si éste hubiera vivido hasta los sesenta. Era como ver a dos yonkis compartiendo jeringuilla.
Para amenizar el viaje Markus les contó qué es la Santa Compaña: «Son muertos que van con túnicas blancas y tienes que hacer un círculo en el suelo para que no te lleven, porque si te llevan es la muerte», les contó Markus, que confunde la Santa Compaña con la Semana Santa.
Pararon también en un albergue. Este año la productora ha tirado la casa por la ventana. El albergue tenía tantas cosas y despliegue de detalles que metes ahí a dormir a una monja de clausura del siglo XVII y le parece austero.
MJ, la madre de Markus, se las llevó al camino de Santiago para ver si son religiosas, lo que es una prueba infalible como llevar a tu novio a ver el último estreno de Nacho Vidal para comprobar si es buen amante.
Las pavas iban vestidas como para la pasarela Cibeles choni edition. Y claro, llevaban unos tacones que aquello era como el paraíso de los esguinces.
«Santiago sería un pescador o un hombre que vivía en la mar y llegó con su barca y la aparcó allí e hizo este camino«, explicó la karateka de la tradición del camino. Plutarco era un mierda a su lado. Si esta chica llega a la catedral e intenta abrazar al santo, es más que probable que Santiago se aparte.
Markus y la putón familiar se quedaron atrás con la excusa de haberse dejado el batido las demás se pusieron de agresivas que la ruta se llama ahora Camino de Sehahostiado.
Markus es más falso… le dijo a Rebeca que le molaba, pero luego confesó que «le gusta regulín». JA JA JA.
Llegaron por fin a Vigo. La perra asesina se puso a devorar el dedo de MJ, que estaba encantada al parecer de ser engullida por un perro rata.
Y Markus también debió eliminar a una. Lara a la calle. Básicamente porque es muy alta. Hala, que no se diga que son todo ventajas en lo de ser alto…