Archivo de octubre, 2014

Adán y Eva arranca con desnudos integrales y orgullo por la incultura

Alejandro y Sonia, de 'Adán y Eva', recataditos.

Alejandro y Sonia, de ‘Adán y Eva’, recataditos.

Lo primero que quiero decir sobre Adán y Eva es que espero que durante el programa solo anuncien productos que se puedan usar con una sola mano, porque me da que el público mayoritario va a tener la otra ocupada.

En fin, la primera Eva fue Sonia, 21 años, de Zaragoza: «me dedico a vivir» y «soy un poquito difícil de llevar» dijo para presentarse. Eso es como enviar un currículum con las fotos de la ficha policial.

Quiere un tipo que «tenga una casa en la costa, mirando al mar, buen coche, a ser posible con barquito». Eso sí, dijo la jodía que venía a buscar «el amor». JA JA JA. El amor. Sí, y Nacho Vidal quiere casarse al final de las películas.

Alejandro, 21 años, de Córdoba, camarero, fue el primer Adán.

«Soy un golfo bueno», dijo de sí mismo. Mira, como el Dioni, no te jode. «Tengo mucho miedo al compromiso», afirmó. Pues tranquilo, porque siendo camarero Sonia no te mira ni aunque te quemes a lo bonzo y le hagas aspavientos delante de la cara.

Sonia es una machista de manual. En los libros de labores del hogar de las escuelas de la dictadura se la ponía como ejemplo de mujer decente. O sea, que le va que pague el hombre, que conduzca siempre el hombre y que la mantengan. Si por ella fuera la liberación de la mujer habría consistido en elegir vestido.

Esta muchacha se va a casar cuando las ranas críen pelo y se hagan las mechas californianas.

Aprovecho para deciros que los programas son conclusivos. O sea, que siempre en un solo episodio hay principio, desarrollo y final.

La cosa comienza con los dos candidatos caminando en pelotas por la playa a encontrarse. Se dieron dos besos que es imposible darse dos besos alejándose más. Si se arriman menos se lo tienen que dar por SMS.

NOTA: Me gusta que aquí no hayan pixelado nada, NADA, como hacen en otros países y ediciones. Si es en pelotas, es en pelotas. Quejas de asociaciones meapilas en 3, 2, 1…

Si hay teta, hay teta. Si hay longaniza, hay longaniza.

Alejandro es un Don Juan muy sutil: «¿21 años tienes? aparentas muchos más«. JA JA JA Campeón. El piropo es lo suyo.

¿Debería comentar los físicos? Ah, dilema. Digamos que Adán está en mejor posición que Eva.

El caso es que los dos congeniaron desde el principio. ESO SI CONGENIAR SIGNIFICARA LLEVARSE COMO EL CULO.

Lo que se me ocurrió viendo el programa es que el año que viene me apunto. Sí, porque si lo único que hay que hacer para pasar unos días en una playa para ti solo, con una habitación de la leche, comiendo como un gocho y echado a la Bartola, es enseñar la anguila, se enseña la anguila y a sus amigos los erizos de mar.

Segunda Eva: Una tal Estela. Otra muchacha que no sabes qué le pasa en la boca al hablar. ¿No había chicas que pronunciaran sin alargar vocales, eses finales o similares? ¿Qué son, primas de Rajoy?

Está estudiando tanatopraxia, que viene siendo maquillar muertos. «Te das una duchita, te quitas la peste a muerto y ya está», dice, como si el tema fuera ser pescadera. Ideal para comentar en casa durante la cena:

– Hola cariño, ¿qué tal el día? ¿Cómo era la vieja tiesa a la que le has puesto colorete hoy?

Conoció a Alejandro en la playa y Sonia pasó a tener la misma consideración que los mosquitos de la playa. Cuando la pija de Zaragoza la vio, bastante más de buen ver que ella, se le quedó un careto de «adiós muy buenas».

«Te voy a mirar a los ojos, porque me encantan tus ojos«, le dijo Alejandro a Estela. La mentira más común después de «yo te aviso» y «sólo la puntita».

El caso es que tuvieron una cita y se pusieron a perrear que le habría dado vergüenza a Don Omar. Y a la tontería, besito. Y allí estaba Alejandro, que no se veía el asunto colgandero, pero que podría haberle señalado a Estela las constelaciones sin usar las manos.

Se lo contaron a Sonia y le preguntaron si le molestaba. «Nooo, noooo», dijo. JA JA JA. En la conversación de después entre los tres había sonrisas, ja ja jas e indirectas con más veneno que la cena de nochevieja de una familia de serpientes.

Básicamente, Sonia a Alejandro le llamó golfo y a Estela, facilona. Pero eso sí, de muy buen rollo.

Y entonces fue cuando llegó un nuevo maromo, uno llamado Luis. Pelirrojo. Pelirrojo. PELIRROJO.

Madre del amor hermoso, que tensión, con esos dos muchachos de arándanos coloraos mirándose a los ojos. Ya lo dijeron en Cazafantasmas: no hay que cruzar los rayos.

Sonia le contó al pelirrojo lo del lío de los otros dos con más resentimiento que la silla preferida de Falete. Eso sí, del pelirrojo dijo que le encajaba muy bien. Lo dijo justo después de que Luis dijera que su padre tiene un concesionario de alta gama.

Estela: «No he ido a Madrid porque no tiene playa». Bravo Estela, eres un genio. Vamos a ver. Si seguimos la analogía de que una cabeza está amueblada o no, la de Estela está sin enfoscar.

«Culturalmente no vale para nada», dijo después Luis, que se estaba descojonando de la muchacha.

Y luego, el muchacho de la tierra del fuego se decantó por Sonia, a pesar de que ella le dijo «vivir es compartir», pero en plan unidireccional, o sea, lo de Luis es de Sonia y lo de Sonia es de Sonia.

«Por Luis yo siento tilín», dijo Sonia. Os pongo entre líneas lo que quiso decir: «Por Luis y su dinero y coches yo siento tilín». Y quizá por eso se le pasó la tontería de no ser «mujer de una noche» y el pelirrojo le presentó a su amiguito el de la cabeza también colorada.

Digamos que dormir desnudo en la playa es peligroso porque se te puede colar un cangrejo ariete, conocido por su característica forma de pene.

«Qué somos, decide tú, que eres la mujer», le dijo Luis a Sonia tras la cópula. «Quién me iba a decir que iba a estar con un pelirrojo«, dijo ella, como si ser pelirrojo fuera como ser marciano. Bueno, sí.

Hicieron una prueba. Con peces. Vivos. Que al acabar la prueba no estaban vivos. Qué divertido. Excepto para los peces, claro, a los que se les «estrujó tanto que se les salían los ojos», en palabras de Sonia.

El caso es que la prueba genocida la ganó Estela, lo que le permitía echar a uno de sus compañeros. Y… ¡Sorpresa! Echó a Sonia. A la de Zaragoza se la llevó un señor en una barca que tenía muy mala pinta. ¿Esa chica llegó a algún lado? ¿Ese pescador es decente? ¿Cuál es la versión de hacerlo en el coche en un descampado de las barcas? ¿Mojar en un caladero?

El pelirrojo es un crack. No sólo le dio black and decker a Sonia, sino que se puso de inmediato a asediar el marisco soleado de Estela, que dijo «que haiga dos chicos en la isla que se peleen por mi es así porque yo lo valgo».

El lema de la RAE es «limpia, fija y da esplendor». El lema de Estela es «me linpio el ñulo con las ojas del disionario de la RAE, voy por la letra @».

«Adán y Eva es el primer fascículo de la biblia«, dijo Estela. Sí, cariño y en el segundo venían las primeras piezas de Caín y Abel.

«Alambrada es lo de Córdoba, ¿no?», dijo de la Alhambra. No se si me he cagado o es que los pedos pesan, dirá el día menos pensado Estela.

«Ahora me siento tan culta por saber dónde está la Alhambra…», remató. Eso, que no se exija mucho a ver si se le va a gripar la neurona.

Y tocó elegir. Estela eligió a Alejandro. El pelirrojo decía demasiadas palabras raras, al parecer.

El de la barca también se llevó al pelirrojo. Y a remo. Eso tiene que querer decir algo. A Alejandro no se lo pudo llevar porque el motor de la barca no tiraba. No acabaron estrellándose en las rocas de puro milagro.

Y nada, que así quedó la cosa, con Alejandro y Estela vestidos y siendo novios y demostrando una vez más que Dios se equivocó gastando el asteroide ese de la extinción con los dinosaurios.