Si no vales, no vales, y si no lo sabes, Chicote te lo explica

Igual que a nadie le da por poner un taller para trabajarlo sin tener ni puñetera idea, ni nadie se monta un laboratorio de genética sin saber lo que es un gen, me pregunto por qué cualquiera piensa que puede montar un restaurante.

Y claro, pasa lo que pasa, que se lo montan y se va al carajo. Y más cuando piensas que molas que te cagas y que los otros siete mil millones son gilipollas y no lo saben.

Hoy os hablo de la última visita de Chicote a un restaurante donde hacían «cocina de intuición». Después de que nadie supiera explicar qué cojones es eso, creo que se trataba de que ellos te ponían una cosa en el plato y tú tenías que intuir qué era.

De hecho, se ponían a explicarte un plato y empezaban por contarte que de cualquier cereal se puede hacer una masa. Es como si preguntas por el apocalipsis y te empiezan a contar que dios creó la luz y que le pareció bueno.

Las explicaciones que daban allí para decir «albóndigas de cordero» era tan compleja que se la cuentas a Einstein y tiene que hacerse un esquema.

Luego la dueña y cocinera lo explicó muy bien, dijo que quería hacer «algo diferente sin perder la originalidad de ser original de origen«.

Para ella una coca (un plato típico valenciano) era cualquier cosa que llevara pan. O sea, tú coges unos callos a la madrileña y les pones un churrusco encima y es una coca. Es más, coges a un señor de Albacete y le metes por el recto un colín y es una coca.

Por fortuna, la mujer era muy de aceptar los consejos de alguien a quien ha llamado para que la ayude. ¿Cómo? Ah, no, me informan por el pinganillo que no, que la tía tenía la cabeza más dura que el cerrojo de un penal.

«Este tío sabe mucho, pero está pirao», dijo de Chicote. «Soy una gran chef aunque no sea conocida«, dijo de sí misma y como conclusión, intuyó que Chicote tenía intenciones perversas: «convertirla en una más».

Sí, probablemente Chicote temiera que le robara clientes y le quería hundir el negocio. El hecho de que debieran medio millón de euros antes era puramente circunstancial.

Ella sabía una cosa: Los clientes quieren el arroz amarillo. AMARILLO. El blanco es malo, el amarillo bueno. Además de pensar como los vietnamitas que le disparaban a Rambo, esta mujer usaba el colorante hasta para pintar la fachada.

En un momento dado, el narrador del programa, ante la llegada de clientes dijo: «La presencia de Chicote hace que el servicio de cenas esté más animado de lo habitual«.

¿La gente es suicida o qué? A ver, yo no iría a un restaurante de esos después de que Chicote pase por ellos (porque me da que a los dos días vuelven a las andadas) pero lo que es ya de apreciar poco la vida es ir cuando Chicote aún no ha metido mano.

Cuando la cosa empezó a ir bien (el problema era que no entraba gente) y empezó a entrar la gente también se enfadó, porque había mucho trabajo. Y claro, el camarero debió pensar que así se las ponían a Felipe II y se piró también.

La cosa terminó como suelen terminar estas cosas: con Chicote haciendo un restaurante nuevo, una carta nueva y con la cabezona de la dueña sin estar convencida de nada.

Éxito seguro.

12 comentarios

  1. Dice ser Lola

    Lo ideal sería que hicieran después un programa, pasado algún tiempo, con los mismos restaurantes por donde ha pasado Chicote, a ver cuáles ha tomado rumbo y los que han terminado yéndose al garete.
    Me lo paso muy bien viendo este programa, si se me escapa en la sexta lo veo en el otro canal que lo repite, eso sí se me han quitado las ganas de comer fuera de casa.

    11 febrero 2014 | 19:32

  2. Dice ser TV BASURA

    Este programa -copia de USA, como no podría ser de otra forma hoy en día- establece siempre un guión previo muy parecido. Y sino es un guión, es que la historia se repite siempre:

    1-Chicote lanza improperios contra la comida que le sirven.
    (Su educación, malos modales, y desprecio, son parte del show).
    2-Se dirige a la cocina, que normalmente es un asco, y encuentra productos en mal estado.
    3-Le echa la bronca al currito que está ahí ganando cuatro perras (si es que le pagan).
    4-Se da cuenta que el currrito hace todo lo que puede, pero que el problema no es ese.
    5-Por fín descubre que los empresarios (los dueños) van a su bola, y que su intención es ganarlo, pero que trabaje otro.
    6-Se mete a psicólogo e intenta transformar la mente del propietario como si fuese «El educador de perros».
    7-Decora el local y compra alguna cosilla, que es para lo que en realidad lo han llamado.

    11 febrero 2014 | 20:54

  3. Dice ser "Chicote en el GÉNOVA"

    «En este capítulo, el reconocido chef Alberto Chicote se enfrenta a uno de los mayores retos de su amplia carrera profesional, sacar a flote el Génova, un antiguo restaurante de relumbrón, en la calle del mismo nombre en Madrid, que está en franca decadencia. Alberto ha recibido una llamada desesperada de Mariano, el manager. Las cosas no le van bien. Tiene una plantilla sobredimensionada, llena de vicesecretarios generales, el ambiente de trabajo es tóxico y la calidad de la comida ha caído mucho. Los clientes salen de allí con la sensación de que les han robado la cartera.

    Escena 1

    Mariano recibe a Chicote en el Génova.

    – Chicote, no sabes lo que te admiro. Te sigo desde la primera temporada. Tienes que ayudarme, de verdad.
    – Cuéntame qué es lo que pasa, Mariano.
    – Esto no va bien. Por aquí ya casi no vienen clientes, pero mis trabajadores no quieren renunciar a los sobresueldos, están todos enfrentados entre sí, a veces se gritan delante de los comensales. La comida ya no es lo que era, pero ahora no puedo bajar precios, tengo un pufo enorme con Hacienda y la Seguridad Social. El gerente me la ha jugado. Y el Gobierno me cruje con impuestos.
    – Qué me dices, si el Génova llegó a tener una lista de espera de meses. Vamos a hacer una cosa. Dame una mesa y tráeme una carta, quiero hacerme una idea de qué productos preparáis en la cocina.

    Mariano le pide al jefe de sala, Floriano, que siente a Chicote en la mejor mesa.

    – Vaya, qué sorpresa, la carta no está mal. Los platos están bien elegidos. A ver… Mira, tráeme de entrada unos chorizos criollos al vino, luego unos calamares en su tinta y de postre quiero unos profiteroles.
    – Enseguida. Pero no tenemos profiteroles, ya no trabajamos productos catalanes.
    – Coño, Floriano, que vienen de Francia.
    – Un momento, Don Alberto, que pregunto en cocina.

    Chicote espera un buen rato y mata el tiempo contemplando la galería de fotos de famosos. Por el Génova han pasado celebrities como Bertín Osborne, Leticia Sabater, Félix de Azua y Cañita Brava. Al fin llega la comida.

    – ¿Pero esto qué es? No tiene nada que ver con lo que yo había pedido de entrada.
    – Se nos han acabado los choricitos, le hemos traído una ensalada simulada y en diferido.
    – ¿Y esta carne? Yo había dicho calamares en su tinta.
    – Se nos ha acabado la tinta. Le han preparado una gaviota asada con vinagre de Bárcena, una de nuestras especialidades.
    – ¿Y el postre?
    – Una sorpresa, espuma de plasma con escraches.
    – Esto es un cachondeo, vienes aquí confiando en elegir unos buenos platos y te dan lo que les sale de los cojones a los cocineros. Increíble.

    Escena 2

    Chicote mira a la cámara y comenta los platos:

    – Esta gaviota está dura, no hay quién se la coma. Es correosa, no he visto una cosa igual en mi vida. Y el vinagre de Bárcena no le va nada, mata todo el sabor. Y ¿qué mierda de ensalada es esto? La espuma de plasma no dice nada, no sabe. Esto no hay por dónde cogerlo.

    Gritando al jefe de sala:

    – Oye, macho, llévatelo todo, es incomible.
    – Ya me lo veía venir, yo siempre se lo digo a Don Mariano, hay que despedir a los cocineros. Señor Chicote, “no estamos al borde del precipicio, estamos en el precipicio, agarrados en una cornisa”.
    – Eres un fenómeno, Floriano.

    Escena 3

    Chicote se dirige a la cocina, de donde sale un griterío ininteligible. El cocinero jefe, Montoro, con un gorro muy alto y medio caído, blande iracundo una espátula contra el segundo cocinero, Guindos. Discuten acaloradamente por el aceite de Bárcena. Chicote los manda callar.

    – A ver, vosotros dos, ¿de qué vais? ¿Vosotros os creéis que se puede dar gaviota a los clientes? Si esto me lo habéis dado a mí, ¿qué no daréis a los guiris?
    – Mi colega no ha entendido que estamos entrando en una senda de recuperación, ya podemos dar pollo en lugar de gaviota –dice Guindos, con tono nasal y hueco de niño pijo.
    – Tú te crees muy listo, Guindos, pero yo te aseguro que este restaurante es capaz de dar lecciones a Europa y al mundo, el Génova es el gran éxito del mundo. Y no necesitamos pollo, podemos presumir de gaviota.

    Chicote da la espalda a la pareja de cocineros y mirando a la cámara reflexiona:

    – Estos dos están tronados. El restaurante va a la quiebra y ellos peleándose como críos. Así no podemos seguir, hay que cambiarlo todo, de arriba abajo. Mariano tiene que hacer algo, no puede quedarse esperando porque esto se va al carajo.

    Escena 4

    A la mañana siguiente, Chicote reúne al personal del Génova. Están todos, Mariano, Floriano, Montoro, Guindos, Wert (el sumiller), Mato y Báñez (camareras), Arenas (relaciones públicas) y Cospedal (la administradora).

    Chicote no se anda por las ramas:

    – Mariano, esto es un puto desastre, tú no estás ejerciendo de jefe. Se te suben todos a la chepa. Lo primero que tienes que hacer es quitar los sobresueldos, en mi vida he visto un restaurante en el que gane tanto el personal. Y tienes que poner orden. Cospedal se ha llevado el disco duro del ordenador, aquí nadie sabe cuánto dinero entra y cuánto sale. No puedes permitir que tus cocineros anden todo el día a la gresca. Las camareras son unas inútiles, no se enteran de nada, el jefe de sala parece salido de una discoteca, el sumiller recomienda rebujitos y el relaciones públicas está conchabado con el antiguo gerente. Si no os coordináis y remáis todos en la misma dirección, esto se hunde.

    Mariano se limita a asentir, poniendo caras extrañas.

    Escena 5

    Chicote, con ayuda de Pedro J. y Agatha Ruiz de la Prada, han renovado completamente el local. Parece una guardería de Ikea. Las paredes, el suelo y las mesas están pintadas de color magenta.

    Cuando entran Mariano y los suyos a ver el nuevo Génova, Mariano, por primera vez en su vida, se siente superado por los acontecimientos.

    11 febrero 2014 | 20:57

  4. Dice ser tyr

    @Dice ser «Chicote en el GÉNOVA»

    +10, JAJAJAJAJAJA!!! Muy bueno, enhorabuena por la ocurrencia.

    11 febrero 2014 | 21:21

  5. Dice ser Lasociedadseestallendoalamierda

    No voy a lanzar insultos, pero para mi este hombre y su programa me parece una basura sin criterio profesional ninguno. Es simplemente buscar el follon para contentar a los aborregaos de la tele.

    11 febrero 2014 | 21:51

  6. Dice ser CAG

    TV BASURA Me ha encantado!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! y tu Gus hernandez eres un Crak

    11 febrero 2014 | 22:15

  7. Dice ser CAG

    Perdon!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Me ha encantado Chicote en el GÉNOVA eres lo mas!!!!!!!!!!!!!!!!

    11 febrero 2014 | 22:18

  8. Dice ser Antonio

    Pues yo me he quedado de piedra cuando he visto a la novia de Chicote. No hay nada como salir en la tele

    12 febrero 2014 | 01:54

  9. Dice ser thrashgo

    Paso por enfrente del restaurante todos los dias y esta siempre petao.

    12 febrero 2014 | 08:09

  10. Dice ser Warp

    Gus, eres lo mejor de 20 Minutos.

    ¡Deberían subirte el sueldo! Incluso deberían pagarte los atrasos que te deben.

    12 febrero 2014 | 10:49

  11. Dice ser Mia

    Pues yo gracias a Chicote y a Gordon Ramsey ya me da asco ir a comer fuera, prefiero el programa de Ramsey, por lo menos los restaurantes no son tan cutres, creo se pasan un poco en la versión española.

    Nuevos artículos en mi blog
    http://miaholger.over-blog.com

    12 febrero 2014 | 13:57

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