Castigos sin sexo e ingesta de insectos en ¿Quién quiere casarse con mi hijo?

Vamos con la segunda parte del resumen de ¿Quién quiere casarse con mi hijo? el programa que tiene el mismo éxito forjando matrimonios que los mocos en pegando ladrillos.

LEO

Recordaréis que Leo puso una semillita en María y luego la empujó con el pene y el día después pretendía hacer lo mismo con Marta. Solo que Marta se enteró de lo de María, con un cierto descontento por su parte.

Así que tuvieron una cita. Y durmieron juntos. Pero hubo menos sexo que en un belén de escayola. «Tuve una noche opusina», dijo Leo, cometiendo un gran error, porque todo el mundo sabe que en el Opus es donde más anida el pájaro carpintero, solo que te tienes que atener a las consecuencias. A las diez o doce berreantes consecuencias.

Pero Leo es cabezón, y hablo de su carácter insistente, malpensadas y malpensados todos, así que por la mañana quiso romper la tendencia del dique seco y arrimó el culo al cristal de la ducha mientras Marta se lavaba los dientes.

Quería el jodío que Marta metiera con él en la ducha. Marta a esas alturas prefería lavarse con ácido sulfúrico que compartir agua y jabón con Leo.

«Es duro que Marta castigue al pobre sudaca argentino«, se quejó Leo, que después de este programa se va a dedicar a vender pulseras, collares y arcos indígenas en alguna gran avenida.

Y como aplastar las nalgas contra un cristal no provocaba el efecto llamada que Leo buscaba, decidió ir más allá y le enseñó a la muchacha su pequeño amigo de cabeza colorada, su flautista de Hamelin, su culebrilla bicolor, la cabeza de la tortuga, el palitroque del cariño, el bastón de mando…

Marta se hizo la interesante, la de no me importa, pero en realidad se puso como si estuviera viendo una peli en 3D. Sólo le faltó sacar las gafas y las palomitas y alargar la mano a ver si eso que se le acercaba era de verdad.

A la mañana siguiente aparecieron en el desayuno y cuando los vio juntos María puso cara de poder mear vinagre. De hecho creo que esta muchacha solo mea vinagre. Si vais a vuestra cocina ahora mismo y miráis la botella de vinagre veréis que pone: «procedencia: manantial de María».

Y para acabar de demostrar que las brujas de Salen en Halloween se disfrazan de María, fue y se chivó delante de la suegra de que la propia suegra le dijo que estaba comprando un colgante para su hijo y su novia.

No sé si me seguís. Pues que delante de María, la madre de Leo, que también tiene unos ovarios que en vez de óvulos produce señores con la mili ya hecha, dijo que Marta era la novia de Leo.

Ah, Leo, ese compendio de virtudes, ese enamorado del saber… «La literatura a mí no me gusta«, dijo el desgraciado. El último libro que Leo leyó fue ‘Teo en el Zoo’. Y le costó seguir el argumento.

Y se produjo una pelea de gatas en el desayuno. Pero nada de zarpazos, era una pelea de gatas de las que se hacen con submarinos nucleares y misiles balísticos. Eso sí, ninguna de las dos dejó de ponerse ciega a comer bollos mientras intentaba despellejar a la otra.

Como Milán es un sitio con pocas cosas que ver y pocos sitios de interés, Leo las llevó de turismo a ver una placa dedicada a Maradona. Allí Leo le rezó al señor gordo que jugaba al fútbol para que le ayudarse a decidirse.

Y llegó el momento en que la madre de Leo se tenía que ir. Marta se quedó triste, María, dando palmas con el potorro. Era como si llevara unas castañuelas metidas en el mejillón.

De la placa de Maradona a otro lugar cultural: la playa. Solo que esa playa parecía la puñetera playa de Normandía, porque fue desembarcar las jamelgas de Leo y comenzar a echárseles encima hasta el de las sombrillas para intentar conquistarlas.

Solo que todos eran más feos que el boceto de un seat panda.

La que no era tan fea era la italiana con cara de comer carne humana que le dijo a leo que si quería se lo llevaba a Capri una noche. ¡No vayas, Leo, no vayas, que esa tiene una colección de punzones de picar hielo debajo del colchón!

A las aspirantes de Leo les resultó encantadora: «Una marrana, una suelta«, la definió Marta.

Claro que a lo mejor la apreciación de Marta estuvo motivada porque la italiana del depredador en el entrepato, fue y dijo que Marta estaba loca y que mejor se quedara con María. A María le encantó el detalle, pero claro, que una psicópata te recomiende no es buena señal…

Ah, María, que estilo tiene la muchacha. Sobre todo con su biquini, modelo pantalón de albañil: enseñando la hucha.

 

ALEXIS

El día menos pensado le ponen una denuncia por destrozar canciones. ¿Es que no tiene un padre? ¿Es que no tiene amigos que le quieran? ¿Y por qué cojones no le dicen que canta como el culo?

El falsete es malo, Alexis, falsete caca. Malo, malo.

Tengo más preguntas: la casa rural esa a la que fueron, supuestamente estaba en Aldearoqueta, entonces, ¿Por qué hay más bichos que en Avatar? Si es que eso parece Pandora, cáspita, que el día menos pensado se cruzan por el camino con unos navii.

Otro desayuno tranquilo, con celos como para untarlos en las tostadas. En este caso era Valeria la picada por la cita de Alexis con Xio. Para apaciguar los ánimos, Armando primero les abroncó y después se los llevó a una fábrica de quesos. Ya lo dice el refrán: el queso amansa a las fieras.

Sabéis que hay queso de oveja, de vaca, incluso de búfala, de camella… pues en esa puñetera fábrica ordeñaban moscas. Moscas. Agarraban las pequeñas ubrecitas de las moscas y de ahí sacaban la leche para el queso. Si no, es que no se explica la cantidad de moscas que había allí. Es que no se veía la mesa, joder.

De hecho, Alexis se comió una. Sí, así es. ¿Sabéis lo de ‘en boca cerrada no entran moscas’? Pues Alexis se enteró el otro día. Ñam. Proteínas de las ricas.

Armando también se tuvo que ir. Pero antes le dijo a Alexis que Xio es una «buena chavala», pero con un nivel cultural bastante bajo y que no la ve su pareja. Por favor, bajo nivel cultural Xio, que sabe escribir su nombre con spray y hacerle el puente a un coche.

De Valeria le dijo que está buena y que además es inteligente. Que tiene carácter, pero que si la sabe domar es un diamante en bruto. Sí, es la visión que Armando tiene de las mujeres. Con un poco de adiestramiento cualquier mujer puede aprender a dar la patita y a dar volteretas por el suelo. Lo mismo Alexis hasta la puede presentar a algún concurso.

Armando salió de allí casi haciendo ruedas y sin ponerse el cinturón de seguridad. Mal. Y esto lo digo en serio: no seáis imbéciles y poneros siempre el cinturón. Incluso si huís de vuestro hijo y sus marrones.

Y los tres se fueron de copeteo nocturno.

Alexis le comió los morros a Valeria, a lo lapa carnívora, aprovechando que Xio fue a mear. Y como Valeria es muy pasional, lo primero que le dijo fue: «me has aplastado la nariz». Joder, romanticismo en estado puro.

Y luego, en una demostración de amor propio sin precedentes, las dos compitieron por frotarle la cebolleta a Alexis. El muchacho acabó con el pene como una puerta recién lijada. Estaba la zona que dos dotaciones de bomberos estuvieron toda la noche refrescando la zona…

No olvidéis que el lunes, dios mediante, os cuento qué pienso de las mujeres de ¿Quién quiere casarse con mi madre?

3 comentarios

  1. Dice ser Pablo

    No es por ser el repipi de turno, pero creo que Leo estaba en Nápoles y no en Milan.

    01 noviembre 2013 | 16:22

  2. Dice ser Barbara

    Por favor, el lunes cuéntanos que te pareció la estampida de Edgar…y la elección de Fran y la enésima rabieta del latin lover…
    Felicidades por el blog.

    02 noviembre 2013 | 10:58

  3. Dice ser Hhhh

    Valla un blog de freeks aprender a narrar locos

    02 noviembre 2013 | 19:15

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