El jurado de La Voz coacciona a los concursantes

ASÍ LO CONTAMOS EN DIRECTO (Y aquí puedes ver el resúmen)

Os juro que debe haber tensión cuando ves a los cuatro coaches hostiándose por tí y poniéndose violentos…

No me extrañaría que los tres no elegidos esperen a los aspirantes en el callejón de atrás y que haya más de una paliza…

Ana es la siguiente. Ha cantado en orquestas, discotecas, catamaranes, clubes… Sólo le falta cantar en un confesionario disfrazada de Elvis mientras toca el el huamaqueño a la zampoña.

Rosario se la queda casi sin dudar. La verdad es que la chica tiene meneito de cantante de orquesta, así como para no estarse quieta pero sin engorilar demasiado al personal. Se queda con Rosario.

Le toca a Noelia «Nowi», que dice que hubo personas que no pensaron que llegara siquiera a las audiciones a ciegas. Es una forma elegante de decir «que os jodan a los cabrones que no pensábais que lo conseguiría».

Como veía que no se giraba ni el Tato, la muchacha se ha puesto a gritar como si estuviera vendiendo bragas en un rastrillo y eso le ha llegado al corazón a Orozco, que se la queda.

«Vamos a ganar La Voz», dice Orozco. Pero claro, lo dice ocho veces por gala.

Alexandra es la siguiente: «A los cuatro años me subí a mi primer escenario y no me volví a bajar», dice. ¿Le quitaron las escaleras o que? ¿Le llevaban de comer al menos? Pobre muchacha, ahí subida a la intemperie.

Comienza a cantar y Malú mira a los lados como diciendo «¿eh, eh, qué, qué?». Canta bien, pero no se gira nadie. Malú pone cara de pena porque es una canción suya. Orozco le dice que ha desafinado y que mucha suerte.

«No me mires así que estoy encantada de teneros cerca», dice la muchacha, emocionada. Malú está echa polvo, así que saca su cuaderno y se pone a escribir. Malú lleva ya seis cuadernos de notas llenitos vete tú a saber qué.

El siguiente se llama Alex y dice que su voz es una mezcla entre voz de hombre o mujer. Su madre le rompió una guitarra para que no se dedicara a la música. Hay que ver, en lugar de romperle la crisma que es lo que se hacía en mi barrio.

El caso es que sí, que no se sabe muy bien si tiene voz de mujer o de hombre. El caso es que Bisbi, yo creo que para saber qué estaba cantando, se da la vuelta. Malú también.

«Creía que eras una chica», le dice Rosario. Bisbi se arrebata: «yo sabía que eras hombre y eres un ejemplo para pertenecer a este programa». Está desatado el Bisbi. Se va con David.

Bisbi se emociona como si le hubiera tocado un mikolápiz de regalo en otro mikolápiz, que es lo más grande que te puede pasar en la vida.

Así están las cosas: Bisbi 13, Orozco 13, Malú 12 y Rosario 11.

Martín es el siguiente. Jesús Vázquez le llevó un vídeo de Luis Fonsi que le decía que estaba en las audiciones a ciegas. Se lo dijeron subidos a un ferry. Mucha alegría y abrazos.

Canta como si Harry el Sucio se hubiera arrancado en un karaoke. Se lo queda Malú todito para él. «Tu voz suena muy gruesa, me encantaaaah», dice Malú. «Siempre hablamos de la voz», apostilla picarona Rosario.

Uy, uy, que esto se pone picante. «Tiene una profundidad…» remata Malú. ¡DOS ROMBOS!

Ahora canta Diogo, que es de Brasil. La madre se le pone a hablar como si estuvieran en una telenovela y le estuviera confesando que es su hijo secreto.

El muchacho lleva un gorrito, sin hacer frío, estar en la calle, ni ser calvo ni nada.

El caso es que canta bajito. Pero bajito que parece que se han dejado la ruedecita del volumen al mínimo. Los coach ponen cara de escocidos como si así fueran a oírle mejor. El muchacho canta bajito hasta la parte del subidón de la canción. No se gira ni el torno de la salida.

«Te he encontrado muy bajito», dice Rosario, que no sabe si está valorando la voz o en unas oposiciones a Bombero.

Y CABIAMOS DE POST. CAMBIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO

CAMBIO DE POOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOST.

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