Confesiones sexuales que no querréis saber en Campamento de Verano

En Campamento de verano no se ponen de acuerdo. Justo al empezar pusieron un cartel que decía «Se acabó el buen rollito». Eso se lo dices al alcalde de Gibraltar y se te arma un conflicto internacional que se mete hasta Angola.

Sin embargo, después de poner el rótulo malrollero aparece Sonia Ferrer y dice sobre los concursantes «están más alocados y juguetones que nunca«. Alocados y Juguetones. Lo mismo se pensaba que estaba presentando Priscila reina del desierto.

Lo primero que pudimos ver ayer en Campamento de verano es que Sonia Monroy ha cumplido su castigo de vivir dos días en una plataforma pegada a un pino. Jamás ha habido un parecido más razonable que Sonia subida al pino y el bardo de Asterix y Obelix. De hecho se ve esta imagen y es imposible decir si es Sonia o el Bardo:

También se puso un antifaz para hacer de lechuza. El parecido era tal que si llega a pasar un lechuzo por allí la preña y la vemos en el pino empollando huevos.

Eso sí, hay que reconocerle que ha llevado bien el castigo, recordemos, impuesto según las propias palabras de Sonia «por la furia de esa coz». Ya sabéis, le dio una patada al cerco de la reconciliación.

Todos sus compañeros han coincidido en que es el castigo más duro que se le ha impuesto a nadie. «Estamos hablando de una cosa que si me caigo de allí me mato«, dijo ella misma. Mirad la foto que le sacaron:

Pero se lo ha pasado bien. Ha hablado con sus peluches, porque según dijo ella, «no es lo mismo hablar sola que hablar con dos peluches», ha imaginado su vida en Hollywood, diciendo «the Oscar goes to Sonia Móoonroy«, e incluso escribió un guión para rodarlo en el campamento. Jeyko iba a ser la princesa de la historia. La cosa promete.

La película sobre un campamento lleno de pazguatos que emocionó a Steven Spielberg. Ver a Sonia Monroy dirigiendo a Noemí como directora era… inquietante.

 Madre del amor hermoso que acojone la madre de Mónica Pont haciendo conjuros en el campamento. Esta mujer tiene poderes oscuros. Creo que se junta con el más allá. Pero juntarse que cuando le falta azúcar no se lo pide a la vecina, se lo pide a Belcebú.

Por lo que veo, a Jacobo no le ha quedado ninguna cicatriz en la frente. Que alegre. Este chaval se va a morir a los 103 años con la cara como el culito de un bebé. Pero todo lo que tiene de terso lo tiene de sieso. Madre del amor hermoso es igual de divertido que limpiar mejillones con los dientes.

A estas alturas mi preferida es Noemí. Mira que en Gran Hermano estaba como una cabra con problemas de personalidad, pero en el campamento lo está haciendo genial. Además de cabal tiene unos ovarios que le hacen ganar todas las pruebas en las que participa.

Y además corre que se las pela, cosa que le vino que ni pintada para huír de Esteban. El caso es que el gorila de espalda tatuada estaba al borde de una piscinita y Noemí le empujó para bromear. A Esteban le sentó muy bien. Bien que si la pilla la estruja y hace zumo de Noemí.

Ah, Esteban. Es clavadito al doctor Jekyll y Mr. Hyde, solo que él está siempre en modo Hyde. Puede hacer la próxima de Hulk sin caracterizar.

Por otro lado, uno de los días se los llevaron de paseo en una limusina. Era el colmo de la elegancia y el glamour. Una limusina rosa. Con luces en el techo.

A Jacobo no se le ocurrió otra cosa que echarle encima a Noemí una botella entera de champán. El dueño de la limusina todavía se está acordando de los ancestros del simpático chaval. Espero en cualquier caso que la Guardia Civil no haya visto el vídeo, porque entre Noemí sacando el culo por la ventana y Sonia sacando medio cuerpo les quitan hasta los puntos de la frente de Jacobo.

 OJO que Montalvo reconoció que se comió las galletas famosas. Fue jugando a «Yo nunca». Creo que la CIA está vendiendo los polígrafos y está empezando a usar el «yo nunca» y «el conejo de la suerte» en los interrogatorios.

Con el juego también nos enteramos de que Jacobo se la ha «pelado como un mono» en el campamento. Hay cosas que no necesito saber, de verdad.

A Jeyko pudimos verle con el pelo planchado con ondulaciones. Bueno, en realidad no sé si era Jeyko o el Rey León un día de mucha humedad.

Y mañana más, con expulsión incluida.

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