Carnicería de concursantes y lamentos en ‘La Voz’

Hace unas pocas galas se convertían en concursantes de ‘La Voz’ 56 personas. Hoy sólo quedan ocho. La semana que viene quedarán cuatro.

Esto hay que pararlo. Es una carnicería. Joder, que los osos panda están haciendo una asociación que se llama Save the contestant.

Yo es que me imagino a Paolo Vasile en su sillón mientras acaricia a un gato de angora blanco y suelta maléficas carcajadas mientras fogonazos con olor a azufre brotan del suelo.

Hubo soldados en el desembarco de Normandía que fueron al desembarco porque les ofrecieron ir a la voz y les daban menos miedo los alemanes.

En esta última gala se quedaron tan sólo ocho concursantes. Propongo secuestrarlos, hacer que se apareen y después soltarlos en libertad.

Pero no nos dejemos llevar con los sentimentalismos. Y por mucho que se emocione con la causa solidaria, Jesús Vázquez es el peor.

La chaqueta que llevaba anoche está prohibida por la convención de Ginebra. Muchos países han firmado tratados contra esa chaqueta. España no, claro.

Era como si el tipo hubiera usado las cortinas de un caserón abandonado para hacerse la americana. Si a Jesús Vázquez le hubieran puesto una chistera podría haber hecho de maestro de pista de circo. Tania Llasera podría hacer de equilibrista a caballo.

El caso es que el muchacho preguntó a los coches de choque: «¿Cómo os enfrentáis a perder a dos de vuestros favoritos?», como si los fueran a fusilar en la parte de atrás del plató y los fueran a servir mañana en la cafetería en forma de albóndigas.

El primer equipo en cantar y en consecuencia en ser demediado fue el de Rosario.

Cantaron Jorge, Emmanuel, Anabella y Angélica. Esta última es de mis preferidas pero me empieza a cansar que lo aflamenque todo. Joder, es que esta tía se canta la canción del mercadona y la aflamenca: Mercadooooooouuuuunaaaaaa mercadoooouuuuuuuunaooooooooo.

Jorge al parecer tenía ganas de mi, el tío goloso. Me estaba ganando el canalla, con esos morritos de mucha emoción que ponía con los ojitos cerrados. Si estoy ahí le doy un bocao que nos hacen las barbas efecto velcro y no hay quien nos separe.

Por supuesto terminó la canción haciendo gorgoritos flamencos. Camarón no se murió, se lo comieron entre Angélica y Jorge.

La letra de la canción de Anabella era para emocionarse. Decía «hola, hola, hola». Le pusieron unas pestañas como garras de Lobezno. Con esas pestañas se podía hundir el Titanic en un abrir y cerrar de ojos. Además, la vistieron como de burbujita de freixenet pobre, brillante, pero de color plata.

Emmanuel no sabe cantar, el pobre. Sólo sabe poner vocecitas y abrir la boca como si estuviera tragando mandarinas sin pelar. Es más soso cantando que Rouco Varela bailando reguetón.

Angélica cantó ‘Alegría de vivir’ como si se le acabara de morir el canario en los brazos después de haber intentado reanimarlo con descargas eléctricas. Bisbal ponía cara de éxtasis concentrado. No se si le estaba mirando el pechamen a la muchacha.

¡¡EL PÚBLICO SALVÓ A JORGE!! El público ve la gala sin volumen, descarado.

¡¡ROSARIO SALVÓ A ANGÉLICA!! Menos mal que nos libramos de Emmanuel, de sus gafas amarillas y de su pelo peinado a base de lametones de vaca y túnel de viento.

Los siguientes fueron los de Bisbi: Paco, Brequette, Rafa y Yanela.

He de decir que me enternece que este programa prime la voz y la música por encima de todo y por eso se pueda votar antes de oír cantar a la gente.

Casi se me sale el corazón escuchando a Paco Arrojo. Pero del susto. Que no digo que el chaval cante mal, pero le ponen micro para que no tenga que gritar, joder. Que en la próxima gala en lugar de gorra va a salir con boina y haciendo «¡¡EHE, VACA, VAAAAAAMOS VACA!!».

Yanela cantó mientras tocaba el piano y eso ya dice mucho de ella, es más de lo que son capaces de hacer el 99% de los que están en ese plató. La verdad es que ella también es el 99% del pelo que hay en el plató. Madre que melena. Cuando acabó de cantar Jesús estaba entusiasmado. Todo era alegría. Parecía un puto anuncio de compresas.

A Brequette le pusieron sentada en una avestruz con las plumas encrespadas. Lo malo es que le habían demediado el pelo pelocho, lo que le restó fuerza vital. De hecho cantó una canción de mucho entender que fue como una tena lady: no calaba.

Rafa cantó a Abba. Tócate los cojones. Y Jesús tuvo los santos genitales de decir que es «el heavy de la voz». Pero este muchacho sólo tiene de heavy las posturitas heavys, así como con las patas muy abiertas, como si estuviera cagando en el campo y no quisiera mancharse las botas. ¿Cómo puede ser heavy alguien que ha cantado con Bisbi? ¡Te quitan el carnet de Heavy!

Eso sí, qué pelazo tiene. Esa melena la envidiaría cualquier adolescente hindú en edad casadera. «Le ves ahí, con ese pelo, con esa agresividad y luego dice ‘quiero saludar a mis abuelos’ y te lo quieres comer», dijo Malú, haciendo su valoración musical de la noche.

¡¡EL CASO ES QUE… EL PÚBLICO SALVÓ A RAFA!! ¡Con dos pelotitas del amor! ¡Esos hermanos del metal, votando como locos!

Y Bisbi salvó a… ¡¡PACO!! … Que sorpresa. Que alboroto, otro perrito piloto.

A Malú este concurso le va a costar una depresión o deshidratarse. Qué manera de llorar, chiquilla. Cantaron Rebeca, Pau, Nuria y Yolanda.

El primero fue Pau. Cantó de forma Pau-latina.

Llamadme sordo o llamadme para comer, pero a mi me da la sensación de que este tío canta siempre lo mismo. Lo mejor fue su coreografía, así como de calentamiento de clase de gimnasia de geriátrico, procurando no romperse la cadera.

A esas alturas la gala era ya un coñazo padre. ¿Por qué no se coge una rabieta alguien en cada gala?

El público animó a Jesús Vázquez a contar un chiste. Debió ser por la chaqueta, así como de animador cómico. Comenzó a contar no sé qué sobre unas toallas, pero se fueron a publi y no lo oímos.

Sin embargo, tras una larga investigación en la que descubrí dónde está la Atlántida y quién mató a Kennedy, descubrí cuál es el chiste:

«Están son dos toallas colgadas en un tendedero y de repente una se le empieza a mover bruscamente. ¿Pero qué te pasa? pregunta la otra. ¡QUE SE ME HA IDO LA PINZA!»

…

(Momento aplauso lento, de los de Plas… plas… plas…)

…

Las otras tres chicas de Malú fueron más bien sosas.

Rebeca cantó una de María Qué haréis. Malú lloró. Melendi lloró, un señor filipino con bigote lloró. Deberían hacer el programa en el tanatorio para estar a tono.

Iolanda cantó una del Bar Coyote. Desafortunadamente no hubo bailecito con líquidos resbalando por su cuerpo. He de decir que esta canción no es para una gala en la que te juegas le pase. Es más una canción para cantar en el karaoke cuando llevas tres copas y en la primera te echaron «droja».

Gracias a Malú y sus apoditos, es posible que a Nuria la contraten para hacer anuncios de Cucal. Si no le ha llamado bicho seis millones de veces, se lo ha llamado siete. Pobre muchacha.

¡EL PÚBLICO SALVÓ A PAU! Pero vamos a ver. ¿La familia de Pau tiene una tienda de telefonía o qué?

Pau es de pesado con lo de la introducción del Jazz en España como Benito Lopera Perote con la introducción del gotelé. Y se puso a llorar con la voz quebrada, como si se hubiera pillado la de mear con la cremallera del pantalón.

¡¡Y MALÚ SE QUEDÓ CON IOLANDA!! Normal que se pusiera a llorar la jodía, menuda elección, con la que peor lo hizo. ¿Estaría bajo amenaza? ¿Enviaría Iolanda a ver a Malú a unos amigos suyos cuyo aliento huele a mozzarela?

Nuria tenía un club de fans en el plató. Perdón, no eran fans, eran holligans, no sólo no dejaron hablar a Malú gritando ¡Nuria, Nuria! Sino que cuando la echaron se pusieron a chillar ¡Fuera, fuera!. Les faltó ponerse a quemar contenedores.

Y cerraron la gala las chicas de Melendi: Maika, Neus, Susana y Paula.

Paula, la niña de la guitarrita que se llama ukelele se arrancó a cantar con un banjo. Por dios, que alguien le regale una guitarra normal a esta chica. A este paso nos saca una zambomba en la próxima gala. La canción era una caca como de dinosaurio con diarrea.

Neus cantó el hombre al piano, una de mis canciones favoritas. Joder, los amigos de Neus le dan veinte vueltas en hevismo a Rafa. Eso sí que eran metaleros de los buenos, de los que nunca cantarían a Abba ni con Bisbal.

Neus cantó de madre de moral disipada y oficio relacionado con el intercambio de favores sexuales a cambio de dinero.

Susana se arrancó con Umbrella, una canción sobre una señora de sesenta años con la permanente recién hecha en un día de lluvia que busca un chino que le venda un paraguas.

Cerró la gala Maika con un tema de Scorpions. La madre que la parió, que bien canta la jodía. Eso sí, le sobró el guitarrista con la melena al viento.

Melendi quedó apesadumbrado, porque dijo que no le puede componer canciones a Maika porque tiene «ciertas limitaciones con el inglés». Eso viene a significar que don espic inglis, ni guel ni bad.

¡¡Y EL PÚBLICO SALVÓ A MAIKA!! y ¡¡Y MELENDI SALVÓ A NEUS!! Las dos únicas salvadas de la noche con las que estoy de acuerdo.

No le cojáis mucho cariño a los ocho que se han salvado, porque la semana que viene perderéis de vista a cuatro. Esto es un no parar.

¡Nos vemos!

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