Cásting al jurado de La Voz

La siguiente es Neus. La madre está asustada. Deben haberle dicho que los que  no son seleccionados pasan a un campo de concentración donde hacen trabajos forzados.

La han elegido Melendi y Malú. Melendi no le hace ascos a nada, el jodío. La muchacha se queda con Melendi.

Malú aún no tiene a nadie. Se va a tener que quedar con el conserje y un señor que pase por la calle.

La siguiente se llama es Rocío. Es guapa, pero por algún motivo se ha puesto una rata en la cabeza. Una rata con peinado afro, además.

Rocío canta reguleras. Al menos la canción le ha salido como si estuviera cantando una diferente a la de la música. Y a la pobre mujer no la coge ni el Tato.

Todo el jurado la consuela. Sí, sí, la consuelan, pero no la han cogido.

El siguiente se llama Abraham. Se ha traído a toda la familia al casting. Pero hasta a los familiares lejanos. Cuando se case no invita ni a la mitad.

La abuela se arranca también a cantar y se pone a llorar hasta Jesús Vázquez. Retiro lo de la boda, eso parece un tanatorio.

Melendi se lo queda. Melendi es de los que se encuentran un trozo de pescadilla de una semana en la nevera y se lo zampa. Alguien debería explicarle que no hace falta que le siempre al botón.

Rosario también se lo queda. Y él se queda con Rosario.

La abuela se ha puesto a dale besos a la pantalla y a poner los dedos. La habrá dejado fina, a ver cómo limpian ahora eso.

Paula es otra que se ha traído a la familia. Esta gente debe pensar: «viaje gratis, pues nada, si no se puede ir a Eurodisney, nos vamos a La voz».

Lleva un ukelele. Es como una guitarra, pero para ahorrar, así como para levar en el bolsillo. Digamos que es el smartphone de las guitarras.

«Nunca pensé que diría esto, pero necesito un hombre», dice Bisbal, saliendo del armario de una forma discreta.

La del ukelele se está arrancando con una canción que parece de un anuncio del KFC.

Los cuatro se dan la vuelta. La muchacha se ha puesto histérica, está llorando. «Te quiero a ti y a tu ukelele», le dice Bisbi. «¡Yo si que te quiero a ti!», responde ella mientras se hace pis encima y piensa en los póster del rizos que tiene en la habitación.

La muchacha ha cantado una canción de las lacrimógenas que le compuso a su hermano pequeño y a los jurados se les ha hecho el culo pesicola. «Llegas al corazón con tu guitarrita», dice Rosario, demostrando sus conocimientos de instrumentos musicales.

¡¡Pero se queda con Melendi!! Hay que joderse, el tirón que tiene el melenas, cómo se nota que ninguno de ellos ha compartido avión con él.

«Tienes la suerte del tonto, Melendi», le dice Malú, que no tiene a nadie en el equipo.

Llega Virginia, que dice que es como Campanilla: «necesito aplausos para vivir porque si no me muero». Esto… esto… ¡La madre que la parió! Disney se acaba de revolver en su nevera.

¡Bisbal in extremis la elige! Eso es como aprobar con un 4,9.

¿Nos cambiamos de post? ¡Sí, nos cambiamos de post!

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