– Andres Sardá. En todas las ediciones de Cibeles, es el desfile más esperado. Es, salvando las diferencias, nuestro Victoria’s Secret particular. Digo salvando las diferencias, porque aunque la firma estadounidense despierta expectación mundial, en gran parte por los ángeles que sube a la pasarela, y este no tanto, el de Sardá es mil veces más elegante y de muchísima más calidad.
– Amaya Arzuaga. Lo quiero todo, me lo quiero poner TODO. Su colección, menos arriesgada que en otras ocasiones, llama a ir corriendo a la tienda a dejarse unos cuantos eurines.
– Lemoniez. Una colección con inspiración Art Decò que no ha logrado convencerme del todo.
– Devota & Lomba. Me ha encantado. Sobre todo los vestidos de noche. Una colección en tonos neutros salpicados de fucsias que les dan fuerza e impregnan de color el invierno.