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Santuarios del deporte. Griffith Stadium, Washington DC

Vista interior del estadio (WIKIPEDIA).

Hacía tiempo que no hablábamos de un estadio extinto y este sábado lo vamos a hacer con una de esas vetustas canchas americanas: el Griffith Stadium

Nombre oficial: Griffith Stadium.

Ubicación: Washington D. C., Estados Unidos.

Capacidad: 27.550 espectadores.

Año de inauguración: 1911.

Año de demolición: 1965.

Propietario: Washington Senators.

Más cosas: Durante más de medio siglo, la casa del béisbol en la capital de los Estados Unidos fue el Griffith Stadium, el hogar de los Washington Senators y una de las canchas clásicas del pasatiempo favorito de América.

Kennedy, haciendo el lanzamiento de honor en un partido en el Griffith Stadium en 1961 (WIKIPEDIA).

En la última década del siglo XIX se levantó en el centro de la ciudad un campo de béisbol, Boundary Field, para el equipo local, los Senators. Construido en madera, fue destruido por un incendio en 1911, y en su lugar se erigió una nueva instalación, esta vez ya en acero y hormigón, y se le puso el nombre de National Park. Años después, se renombraría para homenajear a Clark Griffith, dueño del equipo.

A la inauguración acudió el presidente de Estados Unidos, William Howard Taft, y 16.000 personas se dieron cita para presenciar el partido de debut, ante los Boston Red Sox.

En 1920, con el béisbol en pleno auge y el apogeo de leyendas como Babe Ruth, el estadio fue ampliado hasta alcanzar los 35.000 asientos. En 1924, 1925 y 1933, acogió partidos de las Series Mundiales (los Senators solo ganaron la primera de ellas).

En 1937, con el traslado de los Boston Redskins a Washington (hoy son los Washington Commanders), el estadio también acogió partidos de fútbol americano, hasta el año 1960. También acogió combates de boxeo.

Las audiencias fueron decayendo y en el año 61, los Senators se mudaron a Minnesota, naciendo los Twins, y el nuevo equipo de Washington, que heredó el nombre del anterior, apenas jugó un año en el Griffith Stadium, porque se trasladó al DC Stadium, donde ya jugaban los Redskins de fútbol. Así las cosas, el 21 de septiembre de 1961, ante una multitud de sólo 1.498 aficionados, el Griffith Stadium acogió su último partido.

El estadio fue deteriorándose y se convirtió en un parking, hasta que la Howard University lo compró en 1964, lo demolió y erigió al año siguiente su hospital. En el interior del centro está marcado el lugar donde se situaba el plato del home en el terreno de juego.

Dos curiosidades más sobre el estadio: se convirtió casi en una tradición que los presidentes de EE UU hicieran un lanzamiento de honor en el Griffith Stadium. Wilson, Hoover, Coolidge, Roosevelt o Truman lo hicieron. El último en hacerlo fue John Fitzgerald Kennedy, pocos meses antes del partido final del estadio.

Las siete leyendas deel All Star de 1937 en el Griffith Stadium (WIKIPEDIA).

La otra curiosidad es que el Griffith Stadium es el escenario de una de las fotografías más famosas de aquella época dorada del béisbol (junto a estas líneas). Fue tomada en el partido del All Star de 1937 y en ella posan Lou Gehrig (Yankees), Joe Cronin (Red Sox), Bill Dickey (Yankees), Joe DiMaggio (Yankees), Charlie Gehringer (Tigers), Jimmie Foxx (Red Sox) y Hank Greenberg (Tigers). Todos ellos pertenecen al Salón de la Fama del béisbol.

Espero que os haya gustado el artículo. Hasta mañana.

Quién fue… Moe Berg, el jugador de béisbol superdotado que fue espía

Moe Berg, en un partido en Fenway Park (FLICKR / Boston Public Library)

Moe Berg, en un partido en Fenway Park (FLICKR / Boston Public Library).

El personaje de hoy no fue un destacado deportista. Me explico. Fue profesional del béisbol durante muchos años, pero no está, desde luego, entre las leyendas de este deporte. Nunca fue ningún fuera de serie. Pero está considerado como el jugador de béisbol más inteligente de la historia. Tal es así que su nombre pasó a la posteridad por esas condiciones suyas, que le hicieron tener una ocupación muy diferente a la del deporte y que le hicieron famoso. Es Moe Berg.

Morris Berg nació el 2 de marzo de 1902 en Harlem, Nueva York. Era el tercer hijo de una pareja de judíos formada por Bernard Berg y Rose Tashker. Cuando Morris, Moe para los amigos, era aún un niño, su familia se trasladó a Newark, en Nueva Jersey, donde su padre empezó a regentar una farmacia. El pequeño Moe empezó a jugar en el equipo de béisbol de la iglesia metodista del vecindario, usando un pseudónimo (Runt Wolfe) para ocultar sus raíces judías.

Berg se matriculó en la Universidad de Nueva York pero en 1919 decidió cambiar y marcharse a la prestigiosa Princeton, donde se graduó cum laude en Lenguas Modernas. Fue en la Universidad donde estudió latín, griego clásico, francés, español, alemán, italiano y sánscrito. Sería el origen de una de las grandes virtudes de Moe Berg, que llegaría a hablar perfectamente doce lenguas diferentes. De hecho, usaba sus aptitudes en el equipo de béisbol de la universidad: él y otro compañero que también estudiaba lenguas clásicas se comunicaban en latín durante los partidos para no revelar sus planes a los contrarios.

Durante un partido entre Yale y Princeton en el Yankee Stadium, Moe Berg realizó un buen partido, que llamó la atención de los ojeadores de los New York Giants (el equipo que ahora es San Francisco Giants) y de los Brooklyn Robins (que luego serían los Brooklyn Dodgers y más tarde, Los Angeles Dodgers). Ambos equipos andaban buscando, además, jugadores judíos, con el fin de atraer a más público de este origen a sus partidos. Aunque los Giants eran mejor equipo, Berg se fue a los Robins, donde tendría más ocasiones de jugar. El 27 de junio de de 1923, Moe Berg firmó su primer contrato profesional, como bateador, con un salario de 5.000 dólares.

Ya tras acabar su primera temporada, Moe Berg dio muestras de ser un tipo especial. Viajó a París cuando acabó la temporada y allí se buscó un piso en el Barrio Latino, cerca de la Sorbona. Empezó a leer periódicos compulsivamente, varios al día, algo que no dejaría de hacer el resto de su vida. Y en vez de irse a hacer la pretemporada, recorrió Italia y Suiza.

Estos hechos hicieron que su equipo lo fuera traspasando a otros clubes menores, como Minneapolis Millers o los Toledo Mud Hens. Llegó incluso a plantearse dejar el béisbol. Pero una buena temporada en otro equipo, los Reading Keystones, le valieron el regreso a las Grandes Ligas, en concreto a los Chicago White Sox. Era 1926. En Chicago llegó su gran cambio, ya que debido a una serie de lesiones de los catchers titulares del equipo (el catcher es el que se pone detrás del bateador rival, el que coge la pelota lanzada por el pitcher), Moe Berg accedió a este puesto, el que marcaría su carrera deportiva. Su debut fue nada menos contra los Yankees de Lou Gehrig y Babe Ruth.

Durante su carrera en Chicago alternó con sus estudios de Derecho en la Universidad de Columbia. Tenía permiso del club para ausentarse de entrenos y para empezar más tarde las temporadas. Su carrera deportiva empezó a perder protagonismo, ya que encontró un empleo en una firma de abogados de Wall Street en invierno (la temporada de béisbol era en verano) y cambió de equipo. Se fue a los Cleveland Indians, donde jugó bastante poco, y luego a los Washington Senators.

Moe Berg, a la derecha, con un rival de los Washington Senators (FLICKR / Boston Public Library).

Moe Berg, a la derecha, con un rival de los Washington Senators (FLICKR / Boston Public Library).

En invierno de 1932, Berg fue seleccionado, junto a otros jugadores, para realizar un viaje a Japón y allí jugar una serie de partidos de exhibición contra equipos locales. Berg llegó a un acuerdo con una productora neoyorquina y además de jugar, rodó una película-documental sobre el viaje. Él era el cámara, el guionista, el director… Un día consiguió separarse del grupo y poniendo como excusa una visita al hijo del embajador americano a un hospital tokiota, llegó al centro sanitario, subió a la azotea (era uno de los edificios más altos de Tokio) y grabó tomas de toda la ciudad. Cuando sus compañeros regresaron a América, Moe Berg decidió quedarse en Asia y viajó por Filipinas, Corea y Rusia.

En 1935 regresó a Estados Unidos y se enroló en los Boston Red Sox, donde se retiraría cinco años después. Berg jugó muy poco, siendo un jugador muy secundario. Fue en esta época en la que empezó a aparecer en el programa radiofónico Information, please!, un espacio de preguntas y respuestas en las que Moe Berg sorprendió a la audiencia con sus vastísimos conocimientos sobre lengua, historia y actualidad.

En 1940, tomó el puesto de entrenador de los Red Sox, pero en diciembre de 1941, Japón atacó Pearl Harbour y Estados Unidos se metió de lleno en la II Guerra Mundial. Moe Berg recibió una oferta de la Oficina del Coordinador de Asuntos Interamericanos, una agencia estatal que le dio pie a la siguiente faceta de su vida: la de espía. En verano de 1942, la película panorámica de Tokio que Moe Berg rodó años antes fue proyectada ante la cúpula militar estadounidense. Esta grabación sería fundamental para la Incursión Dolittle, la primera gran respuesta americana al ataque de Pearl Harbour y que supuso un fuerte golpe propagandístico en la guerra, al ser capaz Estados Unidos de atacar Japón en su terreno.

Fue destinado a Sudamérica y al Caribe para entrenar a las tropas estadouindenses destinadas allí, pero la escasa actividad de la zona le llevó a dejar el puesto y aceptar uno de la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS, de sus siglas en inglés), que no es otra cosa que la actual CIA.

Cromo de Moe Berg de su época de jugador (WIKIPEDIA).

Cromo de Moe Berg de su época de jugador (WIKIPEDIA).

Su primer destino fue Yugoslavia, donde llegó en paracaídas. Su trabajo era ponerse en contacto con las facciones que formaban la resistencia contra los nazis, conocerlos a fondo y reportar informes a sus superiores acerca de quiénes eran los miembros de la resistencia más fiable. En esa misión, Berg se entrevistó, entre otros, con Josip Broz, más conocido como Tito. A finales de 1943, a Berg se le encomendó una tarea más importante: el Proyecto Larson, que consistía en secuestrar a físicos italianos que estuvieran trabajando en el desarrollo de armas nucleares y llevarlos a Estados Unidos, a la vez que investigar sobre los trabajos de la Alemania nazi en esta materia. Se pasó gran parte del año 1944 viendo a científicos europeos para convencerlos de que se trasladaran a América. Uno de sus principales objetivos era el famoso físico alemán Werner Heisenberg (premio Nobel en 1932), del que los americanos sospechaban que estaba detrás del programa nuclear nazi. Moe Berg lo siguió hasta Suiza. Tenía órdenes claras: si, en su opinión, los nazis estaban cerca de la bomba atómica, debía matar a Heisenberg. El veredicto de Berg fue que no, que aún estaban lejos de lograrlo, algo que le salvó la vida al físico, que luego desempeñaría un papel muy importante en materia de ciencia en la Alemania de la posguerra.

Regresó a América en 1945, y se le ofreció la Medalla de la Libertad, galardón que rechazó. Aunque se le ofrecieron puestos en el mundo del béisbol, Moe Berg no tuvo ningún empleo fijo. Acabada la guerra, la CIA lo reclutó para que, gracias a su gran agenda de contactos recabada durante la guerra, colaborara en el programa de espionaje contra la Unión Soviética en material nuclear. Estuvo a sueldo de la CIA hasta 1954, cuando la agencia decidió prescindir de sus servicios, pese a los deseos de Berg.

Moe Berg no tuvo empleo conocido durante el resto de su vida. Cuando alguien le preguntaba, Moe Berg respondía poniéndose un dedo sobre los labios, pese a que en realidad ya no se dedicaba al espionaje. Moe Berg vivió con su hermano Samuel y luego con su hermana Ethel en Nueva Jersey, en una vida muy centrada en sus libros y en sus estudios. Nunca quiso escribir sus memorias, y el 29 de mayo de 1972, tras sufrir una caída en casa, murió en el hospital de Belleville, en Nueva Jersey. Sus últimas palabras fueron «¿Cómo han quedado los Mets hoy?».

Tras su muerte, el Gobierno le ofreció de nuevo y de manera póstuma, la Medalla de la Libertad, que esta vez, sí, fue aceptada por su hermana Ethel. Hoy, de él y su recuerdo, además de unos cuantos libros sobre su vida, queda un cromo de su época de jugador expuesto en la sede central de la CIA.

Que paséis un buen fin de semana.