Sé que, por regla general, al público de esta bitácora no le gusta el tenis. Yo, en cambio, disfruto con el deporte de la raqueta tanto como con el fútbol. Por eso, estos días soy feliz viendo los partidos del Open de Francia, más conocido como Roland Garros. Esta semana se juega su recta final y creo que molaría traer a uno de sus ganadores: Andrés Gómez.
¿Quién era?: Un tenista ecuatoriano de los 80 y principios de los 90.
¿Por qué se le recuerda?: Por ganar Roland Garros en 1990 y llegar a ser número 4 del mundo.
¿Qué fue de él?: Se retiró en 1993. En la actualidad tiene una academia de tenis en su país natal y además, también colabora con la que tienen Emilio Sánchez-Vicario y Sergio Casal.
¿Sabías qué…?: En la final de Roland Garros del 90 derrotó a un entonces joven pero ya pujante André Agassi.
– Fue el segundo latinoamericano en ganar el torneo francés (el primero fue el argentino Guillermo Vilas).
– Su posición más alta en la clasificación ATP fue la cuarta. Según Gómez, nunca pudo alcanzar más porque durante su carrera también estaban en activo Lendl, Connors, Borg y McEnroe.
– Sólo el brasileño Guga Kuerten y el argentino Gaudio han repetido la hazaña de ser iberoamericanos y ganar en París.
– Gómez fue número uno del mundo en dobles. Llegó a formar pareja con Emilio Sánchez-Vicario.
– En 1990 estuvo sembrado: También ganó el torneo Conde de Godó y el Open de Madrid.
– De pequeñito empezó a jugar al tenis en el patio de su casa.
– Su bestia negra fue Ivan Lendl. Se enfrentaron 18 veces y el checo ganó 15.
– El Agassi al que derrotó en 1990 era aquel que iba con pelo largo, pantalón vaquero cortado, colores chillones. Según Gómez, en esa época Agassi llegaba a los partidos directamente desde el hotel, no calentaba ni peloteaba antes.
– En Guayaquil, su ciudad natal, hay una cancha con su nombre.
Biografía, palmarés, estadísticas: Andrés Gómez Santos nació el 27 de febrero de 1960. Debutó como profesional con 19 años. Durante su carrera ganó 21 títulos y acumuló unas ganancias de 4,3 millones de dólares.
Mañana más, amigos.
El otro día, en el post dedicado a 