Quién fue… Dora Ratjen: la saltadora alemana que resultó ser un saltador

Dora Ratjen (Bundesarchiv / WIKIPEDIA)

Vamos con el artículo de este viernes y nos remontamos a esa época tan fructífera para este blog como la primera mitad del siglo XX. Y más aún si lo es en Alemania. Es la historia de Dora Ratjen.

El de Dora Ratjen es uno de los casos más curiosos de la historia del Olimpismo y del deporte en general. Es un caso parecido al de la sudafricana Caster Semenya, que supongo que recordaréis, pero este más espectacular.

Dora Ratjen nació en Erichsof, cerca de Bremen, Alemania, el 20 de noviembre de 1918. Ya desde su nacimiento hubo dudas acerca de su sexo. Sus padres no lo tenían claro y al final se decantaron por pensar que era niña. A los 9 meses un médico les dijo que podían seguir adelante con esta decisión. Y así, la pequeña Dora fue criada como una niña, si bien cuando cumplió 10 años, ella empezó a darse cuenta de que algo no funcionaba bien. Años más tarde, declararía que se dio cuenta de que no era una niña, pero que nunca le preguntó a sus padres por qué la vestían con ropa femenina.

Desde joven empezó a destacar en deportes, sobre todo en atletismo, de manera que se ganó un puesto en el equipo de atletismo alemán para las Olimpiadas de 1936 en Berlín, más conocidas por ser las de exaltación del III Reich. La especialidad de Dora era el salto de altura.

En Berlín 1936 quedó cuarta (el oro, por cierto, lo ganó una judía, la húngara Ibolya Csák), pero en los Europeos de 1938, en la Viena anexionada por los nazis, ganó el oro con un salto récord de 1,67 metros.

Todo parecía normal hasta que en septiembre de ese año, después del Europeo, subió a un tren entre Viena y Colonia. El maquinista la vio y avisó a la Policía: había en su tren un hombre disfrazado de mujer (como imaginaréis, el travestismo en la Alemania nazi no era ninguna broma). La Policía la detuvo en Magdeburgo y Dora Ratjen entregó toda su documentación, que atestiguaba que era una chica. Pero  ante la insistencia de los agentes, Dora se derrumbó y confesó toda la verdad: era un hombre.

Ratjen, en plena acción (Bundesarchiv / WIKIPEDIA)

La Policía la sometió a un examen médico y allí se aclaró todo. Efectivamente, Dora Ratjen era un hombre, pero aquejado de hipospadias (una malformación que no hace coincidir el agujero de hacer pis, para que me entendáis, con su sitio habitual, sino más bien cerca del vientre), además de micropene (no os riáis, es el término médico para aquellos miembros viriles que, en erección, miden 7,5 cm o menos) y de criptorquidia (otro trastorno, que se da cuando los testículos de un varón no descienden durante la formación de los órganos sexuales). En definitva, que fuera de los ojos de un médico o especialista, aquello podía pasar por unos órganos sexuales femeninos.

Se abrió un proceso judicial por posible fraude, pero fue absuelta porque el juez consideró que todo fue una confusión y que no había voluntad de lucrarse. De cualquier manera, se le prohibió practicar deporte, y su medalla de oro y su récord fueron anulados (la medalla de oro del Europeo del 38 recayó también en Ibolya Csák). Aunque el padre de Dora quiso en un principio que se mantuviera el nombre de su hija, cuando en 1939 se formalizó el cambio de sexo en el registro también se le cambió el nombre y se convirtió en Heinrich Ratjen.

Tras salir a la luz el caso, se supieron algunas cosas más, como por ejemplo, que durante los Juegos de Berlín, Dora/Heinrich no se dejaba ver desnudo/a. Su compañera de equipo Gretel Bergmann declaró: «En la ducha comunitaria nos preguntábamos por qué no se mostraba desnuda. Era grotesco que alguien pudiera ser tan tímido a la edad de 17 años. Simplemente pensábamos que era rara, pero ninguna supo o notó nada acerca de su sexualidad diferente». Aquí dejadme que meta una apostilla personal. Tras ver la foto de Dora Ratjen (y seguro que os pasa lo mismo a vosotros), no dudar de su sexualidad sí que es «grotesco».

En su nueva vida como hombre se hizo cargo del bar de sus padres y rechazó siempre las peticiones de ser entrevistado. Falleció en 2008.

No obstante, en 1966, la revista Time publicó un supuesto reportaje con declaraciones de Ratjen, en el que expresaba que todo era un montaje perpetrado por los nazis, que le obligaron a travestirse para competir en los Juegos de Berlín y evitar que ninguna mujer judía consiguiera el oro. Este reportaje fue la base para que en la película de 2009 Berlín 36 se tratara el caso de Dora Ratjen, aunque según muchos historiadores, esta teoría de que los nazis la ‘crearon’ carece de fundamento.

Os dejo con el vídeo de la competición de salto de Berlín 36. En él podéis ver un salto de Dora Ratjen:

Espero que os haya gustado. Buen fin de semana.

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